Poetas

Poesía de México

Poemas de Ulalume González de León

Ulalume González de León fue una escritora uruguaya del siglo XX que nació en Montevideo el 20 de septiembre de 1932 y falleció en Querétaro el 17 de julio de 2009. Entre los géneros que cultivó se encuentran el ensayo, la lírica, la traducción y la narrativa; destacándose sobre todo como poetisa.

Desde muy pequeña se encontró ligada a las letras; sus dos progenitores eran poetas e influyeron considerablemente en la niña para que se empapara de los colores de la poesía. En su casa de la infancia, no sólo podía acceder a la más diversa lectura de autores de todos los tiempos, sino también conocer en persona a poetas incuestionables de todas las letras hispánicas, tales como Octavio Paz, Gabriela Mistral, Juan Ramón Jiménez y Vicente Aleixandre, entre muchísimos otros.

Sus poemas han ganado una gran popularidad, convirtiéndola en una de las poetisas más recomendables de su tierra; sin embargo, sus traducciones también alcanzaron un gran nivel, habiendo traído a nuestra lengua a autores como Lewis Carroll, Ives Bonnefoy y Ted Hughes, entre otros cuantiosos nombres.

Entre sus obras podemos mencionar «A cada rato lunes«, «El uno y el innumerable quién» y «Plagios«. En nuestra web podrás acercarte a su estilo en poemas como «Cansancio de toda metafísica«, «Jardín escrito» y «Sábanas familiares«.

Acto amoroso

dos se miran uno al otro
hasta que son irreales
entonces

cierran los ojos

y se tocan uno al otro
hasta que son irreales

entonces
guardan los cuerpos,

y se sueñan uno al otro
hasta que son tan reales
que despiertan
dos se miran

Carta a una suicida

Todo lo perdido
nuestro para siempre,
a prueba de vida,
a prueba de muerte.

Hoy soñé que ayer
era diferente
y me desperté
para no perderte.

Hoy soñé que era
lo mismo mañana:
por tenerte siempre
me morí en la cama.

Contar un cuento

Es el país de Irás y No Volverás
donde los relojes marcan el invierno en punto
y sólo en tu memoria habría primavera
si tuvieras tiempo para recordar
Pero sólo hay tiempo para buscar a la reina blanca

Aquí se congela el corazón y no puede romperse
Aquí se congelan las fuentes del llanto
Aquí se congelan las palabras que designan cosas de colores
y sólo sobrevive la palabra de su nombre
Pero tú no sabes cómo se llama la reina blanca

Se sabe poco de la reina blanca:
que habita un silencio sin ventanas
que habita el castillo de Salsipuedes
que habita el lugar del frío

Se sabe poco de la reina:
que es completarnente blanca
que ni pensando todas las rosas juntas
se podría armar un arrebol en sus mejillas
y que ni con todas las alas de todos los pájaros
se podría emigrar de su invierno en punto

Se sabe poco de ella
Pero no necesitas más para buscarla
ni necesitas más para encontrarla
y avanzar alejándote de ella para siempre
y descubriendo que ya no dejas huellas sobre la nieve
y descubriendo cómo pierdes toda prueba de la vida.

Cuento

Se enamoró de Aquiles la Tortuga
y fingió huir de él para atraerlo.

Cuenta el cruel Zenón que esa tortuga
no perdió nunca la virginidad.

Pero Cantor,
Bolzano,
Weierstrass,
rehabilitaron para siempre al héroe.

Otra versión (no menos conocida)
asegura que éste no alcanzó a la Tortuga
porque el tendón de Aquiles se torció en la carrera.

Cuerpo entero

Separar el tacto de las manos
hacia un repertorio disidente
de ejercicios de menos

Tocar sólo tu voz
Después: sólo tu olor
Después: sólo tu luz

Después:
lo inacabado en tu presencia
un desconocimiento.

Y volver a calzarme el tacto
para tocar tu cuerpo
para tocar en tu desnudo
lo desnudo también de desnudez

El amante

Mientras besaba a Rosalía
notó que de ella nada había:
ni tronco, ni cabeza, ni miembros… pero esos
detalles olvidó y la cubrió de besos.

Palabra

Pronunciada palabra
tán sola
tán desnuda:
regrésate a vestirte de indecible.