Poetas

Poesía de Argentina

Poemas de Vicente Muleiro

Vicente Armando Muleiro es un reconocido escritor, dramaturgo y periodista argentino, nacido en Buenos Aires el 12 de agosto de 1951. Su obra abarca diversos géneros literarios, desde la poesía hasta la ficción y la investigación periodística, así como obras destinadas al público infantil.

Su trayectoria periodística se inició en los diarios Sur Argentino y Crónica, y en el semanario El Periodista. Más tarde, fue editor de la sección Política y Cultura del diario Clarín, y editor jefe de la revista Ñ, el suplemento cultural del mismo diario. Entre 2012 y 2015, se desempeñó como subdirector de Radio Nacional, donde también conducía el programa Vía libro.

Como escritor, ha publicado numerosos libros de poesía, entre los que se destacan Boleros (1982), Pimienta negra (1990), El árbol de los huérfanos (2000), Milongas de modo tal (2003) y Ondulaciones (2008). También ha escrito novelas, como Quedarse con la dama (1994), Cuando vayas a decir que soy un tonto (2004) y La balada del asador (2007), así como libros de cuentos y crónicas, como De puños y letras (2001), Cacao del mar (2009) y Cuentos de Don Vicente Nario, gaucho cósmico del sur (2010).

Su obra más conocida es El dictador: la historia secreta y pública de Jorge Rafael Videla (2006), escrita en coautoría con María Seoane, una exhaustiva investigación sobre la vida y el rol del ex presidente de facto durante la última dictadura militar argentina.

Además, ha escrito obras de teatro, como Don Perro de Mendoza (2003) y Los guerreros de French (2010), ambas dirigidas al público infantil y juvenil.

Su obra ha sido reconocida con diversos premios, como el Premio Municipal de Literatura por su libro Pimienta negra en 1991, el Premio Konex de Platino en la categoría Periodismo Literario en 2007 y el Premio Esteban Echeverría a la Trayectoria Literaria en 2016.

MILONGA DE LOS SOBREVIVIENTES

Hemos bailado sobre restos de ustedes
con el consuelo falso
con el falso consuelo
de que a ustedes
les hubiera gustado que bailáramos.

Pero no lo sabemos,
en verdad no sabemos. No
lo pensaron antes y ahora
ni lo piensan:
están muertos, tan muertos

y nosotros bailando
en la injusticia esta milonga de sobrevivientes.

EL MARATONISTA

Correr correr y levantar los brazos
mientras brama el estadio ¿O en el último tramo
abandonar la pista
para reflexionar bajo los sauces
su estética inclinada?

(cuando cruzas la meta ya es de noche
se han retirado el público y los medios).

Se te veía venir a esta derrota:
el que corre desnudo
le teme a la llegada.

La matadora

Cuando se apareció la matadora
armada de disturbio hasta los ojos
sentí
que estaba hecha para intimidarme
puesto que
a prima facie
y a lo lejos nomás
me perturbaba.

Yo tenía que parar de vez en cuando
charlar con alguien, preguntar por el mundo.

HERNÁN

Le hemos dicho que no y ha jurado matarnos
con su espada invencible.

Confinado a su cuarto balbuce enfurecido las terribles
verdades de los viejos poetas:
Todo deseo es impostergable –clama en su media voz-
dice que no soporta el rigor de la especie
que lo aplasta al planeta.

Se ha agotado llorando y hay
silencio en la casa.

No hagan ruido señores.

Nuestro asesino duerme.

MILONGA DE JORGE LUIS

El bastón que lo precede va buscando una
palabra
viene del sur y va al sur
silabeando la tiniebla
busca
a palabra parda, la no dicha
de bambú
aquel balbuceo nonato
la pura que se hizo agua.

Cuando está escrita es la muerte
si no está escrita es la nada.