Poetas

Poesía de Cuba

Poemas de Víctor Rodríguez Núñez

Víctor Rodríguez Núñez. Periodista, poeta y traductor, el cubano Víctor Rodríguez Núñez nació en Cuba en 1955.

Como periodista, fue redactor de la revista cultural cubana El Caimán Barbudo (en los 80) y llegó a ser jefe de redacción. Es subdirector de la revista cultura mexicana La Otra.

Tras vivir en Nicaragua y Colombia se mudó a Estados Unidos para trabajar como profesor de Español en el Kenyon College. También se dedica a la traducción de novelas y poemarios del inglés al español y viceversa.

Ha publicado casi una veintena de libros de poesía. El primero vio la luz en 1979, Cayama, cuando todavía vivía en Cuba. Su talento en el género ha sido reconocido con numerosos galardones entre los que destacan el Premio David en 1980, el Premio Fray Luis de León en 2005 o el Premio Loewe en 2015.

Masatepe

para Marusa Krese

saco a bailar a la poeta muerta
con su carne precisa
su resignado olor
no quiero molestarla solo salir del paso

ante la impertinencia de un alcalde
nos han dado un diploma de tres sellos
y un rollo de pintura primitiva
extáticos los músicos

la desentierran solo para poder tocar
sus ojos caen sobre el indio viejo
que se agruma a pesar de la calor

breve como sus versos
un cáncer sin banda municipal
acaba con la vida de la muerta

Central Point

no hay nada en Central Point
todo es el viaje
por la regia autopista que desciende
del páramo al desierto

lo raro en Central Point no son las vacas
apacentando en oro sus mugidos
sino que allí se puede
ordenar la hamburguesa de tu vida

también en Central Point con aire en sí
se acierta la montaña
imposible que crece en California

por eso de Central Point una tarde has partido
a ochenta y cinco lágrimas por hora
y la franela roja ya un poco desteñida

Santiago de Compostela

en medio del vacío está la fe
en Santiago de Compostela no llueve nunca
en medio de la fe con mar de fondo
una barca de piedra no zozobra

el físico mayor rima las cifras
y asiente en otra playa
línea de flotación donde comienza
la falta de destino

en Santiago de Compostela todas las fuentes
se encienden con surtidores de sal
en medio de la fe un ataúd

los huesos espumosos del vacío
y un terceto en gallego
para que nada se atreva a llorar

Ilkle

los romanos tomaron este cerro
que tú subes en paz
solo una escaramuza con la niebla
un clavel abatido

se hace fuerte el otoño
en su feroz revuelta contra el verde
la nieve es un metal
que puede florecer en el crepúsculo

inmensidad rugosa
quietud inalcanzable
aunque no queda nada

solo un bajorrelieve enmohecido
lo que otros se negaron a ver
y el espacio remueve

Struga

para Nikola Madzirov

el sol se desprende de la montaña
y sin más cobra altura
de nuevo nada nuevo
en esta irrealidad

salvo plantar un árbol
en el parque de los viejos poetas
al macedonio sol
la albanesa montaña

si no fuera que todo fue soñado
material y dialéctico
cada postura en firme como elipsis

alzándose del lago
el sol cortado a pico
la montaña que ciega

Caernarfon

las ovejas pastan entre navíos
abandonados por el mar en sí
las gaviotas picotean la tos
de quien busca la noche entre los frascos

el galés
como adoquín después de la tormenta
el castillo como vieja edición
de la Nueva Enciclopedia Británica
y la calle desagua en este libro

vivero de moluscos sin origen
río de arena negra
fin de nada

morosa luz del norte
siempre al tanto de todo
los pájaros sin noche no dejan de rimar

Estambul

como estela en el Bósforo
donde lo pierden todo las gaviotas
como té de granada
que no se bebe a golpes sino apenas

en este vértice del infinito
la oración huele a pies
oras porque sabes lo que te aguarda
sin la fiel odalisca

los rayos del muecín y ella rompe a llorar
su mirada encrespada por el viento
es la única imagen

al demonio los gatos amaestrados
el arte de vender azafrán iraní
la rima como puente

Montparnasse

libreta de viajero
con su inagotable cuadriculado
partes de todas partes
la gitana que pide sin mirar

pero siempre te ve
la rata sobre el riel
royendo líneas de alto voltaje
el acordeón afónico

que se sienta a reír
reales cuadros irreales
corazón a la lumbre

desmechada razón
fuera del metro nada
todo izquierdo