Poetas

Poesía de Argentina

Poemas de Washington Cucurto

Washington Cucurto, seudónimo de Santiago Vega (Quilmes, 1971),​ es un poeta, narrador y editor argentino. Su obra siempre recurre a las minorías y a los marginales, y ha sido traducida al alemán, portugués e inglés. Creó y dirige la editorial Eloísa Cartonera, un proyecto social que publica libros de autores latinoamericanos, los cuales son editados en cartón comprado a los cartoneros de Buenos Aires.

Cuervo

Carver tuvo su cuervo.
Poe tenía un cuervo,
Borges tenía su cuervo.
Elvira Hernández tomaba café en el bar El Cuervo.
Teillier también.
Lemebel también bebía en el bar el cuervo.
Cortázar vio al mundo convertido en un cuervo gigante
cuando se le fue Carol Dunlop.
Marechal decía que Perón era un cuervo justiciero y social
Hoy se me apareció un cuervo
frente a la facultad de odontología
mordía una extraña soga blanca,
se me acercó dando pasitos inofensivos.
Ni me miró.
Cuando quiso levantar vuelo
le pegué un mochilazo que lo dejó tonto.
Un viejo me gritó: ¡no es un cuervo, es un tero!
Y se murió.

Canción de la muerte por el barrio

La muerte pasó por Santa Cruz de Barrahona.
Se llevó cuatro tíos y tres primos
preguntó por mi y siguió camino.

La muerte anduvo por Hato Mayor de Higüey.
Preguntó por mi, ¡Mamagüey! y siguió camino,
antes se llevó tres parientes cercanos y tres parientes lejanos.

La muerte mortaraz anduvo por Berazategui.
Halló a mi padre y a mi hermano (Cacho)
vendiendo remeras por los barrios.

Les dijo: «Vengan conmigo muchachos,
los voy a llevar a un lugar donde
todo el mundo usa remeras…»

Después se arrepintió, los miró bien:
“El infierno está lleno de quemados».
Por mi ni preguntó, y siguió de largo.

Y he contribuido al bienestar nacional…

Cierto es que añoro los tiempos
en que el monzón pasaba sacudiendo
mis cabellos y de mi salía un dulce
olor a duraznos y lo mejor ocurría
cuando las papayas florecían
en el fondo de mi patio.
Y no hay escala mejor para el amor,
que cuando las papayas florecen
sobre la hierba seca y dura
en el fondo de tu patio…
Ah, lejanos tiempos en lima la horrible
o atendiendo una ferretería
en la bellísima Panamá.
Me han amado y me han dejado:
como corresponde a todo lo bien amado.
Tuve tres hijos en Panamá
y seis en Venezuela. ¿Qué más puedo pedir?
No me quejo del amor
ni de sus cuidados,
me ha dado más que a muchas.
He gastado treinta largos años,
para adquirir experiencia
y a mi poca sabiduría la tengo bien atendida
y cotejada. Ya basta, ya no soy una florcita,
estoy próxima al polvo de los cincuenta
y lejos de la silueta.
Soy la respetabilísima, la dominicana.
He pagado los impuestos con mis ahorros.
He contribuído al bienestar nacional.
Y todavía conservo el orgullo
de afirmar que ninguno
ha sido infeliz en esta cama.
¿Me escuchas? ¿Estás ahí?
Te estoy hablando , pelotudo.

McDonald’s

¡Gracias, Macsito de Pueyrredón y Juan Perón,
por bancarme las mañanitas a cambio de un café !

¡Gracias, bushísima cafetería del mundo moderno,
por atar mis pensamientos en el vidrio sucio de los locales del Once!

¡Sin ti, gran Macsito de chicas criollas y argentinas
(no todo es del Imperio) ¿Dónde estaría yo ahora?!

¡Gracias, Macsito, amigo del alma y de las circunstancias,
qué pena me da cuando la multitud con banderas del Che
vienen a romperte los vidrios y las persianas !

¡Macsito de la Empresa Bushista, viva tu imperialismo
de McCombo, medialuna y café.!

Engordé

Engordé y voló un botón
de mi pantalón.
Ahora estoy cosiéndolo
al lado de mi ventana
¡Y me invade una melancolía!

El motivo

No al dinero, en el fondo.
No a las propiedades y a las torres de las corporaciones.
No al deseo de navegar en un dique sin salida.
No a las calles con nombres de mujeres y el falo
en el centro de la ciudad.
La jovencita puso naranjas en un carrito de supermercado
y vende jugos exprimidos.
La mujer que limpia un auto.
La mujer que pide con sus hijos en brazos.
La mujer que envía un mail en un idioma desconocido.
La mujer que abusó de su maternidad.
La mujer que le quita los piojos a su hijita
con un peine fino y religioso.
La mujer que camina.
La mujer que estudia en la universidad
una carrera que no puede terminar.
La mujer que colgó los juguetes de su hijita
de una soga con broches de colores.
La mujer que consulta los mails.
La mujer que se enoja por pavadas,
la que exige sexo cuando quiere
y siempre aspira a lo mejor.
La mujer que nunca se arrepiente.
La mujer que dobla el cartón.
La mujer que encola el cartón.
La mujer de cada día.
La mujer que, en vísperas de su tiempo
(absolutamente femenina, absolutamente mujer)
lee un poema de Drummond de Andrade a la multitud feliz .
La mujer que lee un poema.
La mujer morocha, caderona,
maternal mía,
mal y canal
la mujer.

Mi mamá se va a Estados Unidos

Mamá me llamó por teléfono y me dijo:
-Hijito, me voy a Estados Unidos a trabajar,
tal vez hasta consiga novio y me case.
El Sueño Americano es el sueño de todos,
en cambio el sueño Peronista es solo el sueño del proletariado.
-¿Qué otra oportunidad voy a tener para conocer
Estados Unidos?, me dijo.
Mamá nunca salió del país, ni siquiera salió de Buenos Aires.
Pero nada es en la vida como imaginamos.
¡Cómo va a sobrevivir una mujer de 85 años sola
en Estados Unidos, ni siquiera habla el idioma!
Pero toda excusa es en vano porque ella se va igual.
Ahora estamos en el aeropuerto,
llorando,
-mi hermano Cacho, de 71 años, le suplica
que se quede-
Mamá se va a Estados Unidos a triunfar.
En vez de morirse o jubilarse o caerse y quebrarse la cadera
que es algo que le sucede a todos los viejos
y quedar postrada en una cama
mamá se marcha a Estados Unidos a triunfar.
¡En vez de morirse se va a Estados Unidos!
Todos deberíamos irnos a otro lado.
Mamá mexicana.
Mamá guatemalteca,
mamá nicaragüense,
mamá trabajando en las maquiladoras en el norte de México,
piensa atravesar el desierto de Sonora en Jeep,
a toda velocidad, pisando los cráneos, crac, crac,
de los cadáveres de mujeres que los narcos arrojan al desierto.
¡Elvira Arroyo! ¡Delia Cifuentes! ¡Susana Chaves!,
“Voy a enterrar mi maternidad en el Desierto,
voy a realizar un unipersonal en el teatro”, me escribe en un mail
escueto y sospechoso,
enviado desde Ciudad Juárez.
¿Mamá se habrá volcado al negocio del narcotráfico?
“Voy a reventar mi jubilación en el casino de las Vegas
y me volveré millonaria. No pienso darte un peso,
ni a vos, ni a tus hermanos ni a tus gordos hijos”.
Oh dios, haber nacido en el vientre de esta mujer.