Degollación de los inocentes

El degüello de los inocentes, según un manuscrito del siglo X
El degüello de los inocentes, según un manuscrito del siglo X

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Tris tras. Zig zag, rig rag, milg malg. La piel era tan tierna que salía íntegra. Niños y nueces recién cuajados.

Los guerreros tenían raíces milenarias y el cielo cabelleras mecidas por el aliento de los anfibios. Era preciso cerrar las puertas. Pepito. Manolito. Enriquito. Eduardito. Jaimito. Emilito.

Cuando se vuelvan locas las madres querrán construir una fábrica de sombreros de pórfido, pero no podrán nunca con esta crueldad atenuar la ternura de sus pechos derramados.

Se arrollaban las alfombras. El aguijón de la abeja hacía posible el manejo de la espada.

Era necesario el crujir de huesos Y el romper las presas de los ríos. Una jofaina y basta. Pero una jofaina que no se asuste del chorro interminable, que ha de sonar durante tres días.

Subían a las torres y descendían hasta las caracolas. Una luz de clínica venció al fin a la luz untosa del hospital. Ya era posible operar con todas garantías. Yodoformo y violeta, algodón y plata de otro mundo. ¡Vayan entrando! Hay personas que se arrojan desde las torres a los patios y otras desesperadas que se clavan tachuelas en las rodillas. La luz de la mañana era cortante y el viento aceitoso hacía posible la herida menos esperada.

Jorgito. Alvarito. Guillermito. Leopoldito. Julito. Joseíto. Luisito. Inocentes. El acero necesita calores para crear las nebulosas y ¡vamos a la hoja incansable! Es mejor ser medusa y flotar, que ser niño. ¡Alegrísima degollación! Función lógica de la sangre sin luz que sangra sus paredes.

Venían por las calles más alejadas. Cada perro llevaba un piececito en la boca. El pianista loco recogía uñas rosadas para construir un piano sin emoción y los rebaños balaban con los cuellos partidos.

Es necesario tener doscientos hijos y entregarlos a la degollación. Solamente de esta manera sería posible la autonomía del lirio silvestre.

¡Venid! ¡Venid! Aquí está mi hijo tiernísimo, mi hijo de cuello fácil. En el rellano de la escalera lo degollarás fácilmente.

Dicen que es está inventando la navaja eléctrica para reanimar la operación.

¿Os acordáis del ruiseñor con las dos patitas rotas? Estaba entre los insectos, creadores de los estremecimientos y de las salivillas. Puntas de aguja. Y rayas de araña sobre las constelaciones. Da verdadera risa pensar en lo fría que está el agua. Agua fría por las arenas, cielos fríos y lomos de caimanes. Aquí en las calles corre lo más escondido, lo más gustoso, lo que tiñe los dientes y pone pálidas las uñas. Sangre. Con toda la fuerza de su g.

Si meditamos y somos llenos de piedad verdadera daremos la degollación como una de las grandes obras de misericordia. Misericordia de la sangre ciega que quiere, siguiendo la ley de su naturaleza, desembocar en el mar. No hubo siquiera ni una voz. El jefe de los hebreos atravesó la plaza para calmar a la multitud.

A las seis de la tarde ya no quedaban más que seis niños por degollar. Los relojes de arena seguían sangrando, pero ya estaban secas todas las heridas.

Toda la sangre estaba ya cristalizada cuando comenzaron a surgir los faroles. Nunca será en el mundo otra noche igual. Noche de vidrios y manecitas heladas.

Los senos se llenaban de leche inútil.

La leche maternal y la luna sostuvieron la batalla contra la sangre triunfadora. Pero la sangre ya se había adueñado de los mármoles y allí clavaba sus últimas raíces enloquecidas.

FIN

Federico García Lorca. Federico del Sagrado Corazón de Jesús García Lorca, nacido el 5 de junio de 1898 en Fuente Vaqueros, España, fue uno de los poetas y dramaturgos más influyentes del siglo XX. Su vida breve, pero intensa, estuvo marcada por una inquebrantable dedicación a las artes y una profunda conexión con las complejidades del alma humana.

Lorca inició su viaje artístico en la Universidad de Granada, donde estudió Filosofía y Letras, explorando también su pasión por la música y la pintura. Su primer libro de poemas, "Impresiones y Paisajes," publicado en 1918, marcó el comienzo de una carrera literaria que fusionaba la tradición lírica española con una sensibilidad vanguardista.

La consolidación de su estilo distintivo llegó con "Canciones" (1927) y "Romancero Gitano" (1928), este último catapultándolo a la fama internacional. Lorca, profundamente arraigado en la cultura andaluza, abordó temas como el amor, la muerte y la injusticia social con una poesía lírica vibrante y evocadora.

Además de su maestría poética, Lorca destacó como dramaturgo, siendo "Bodas de Sangre," "Yerma" y "La Casa de Bernarda Alba" algunas de sus obras más destacadas. Su teatro, influenciado por el folclore español, exploraba la tragedia y la pasión con una profundidad psicológica única.

Sin embargo, la carrera ascendente de Lorca fue truncada por la Guerra Civil Española. Su afiliación republicana y su apoyo a causas progresistas llevaron a su trágica muerte a manos de las fuerzas franquistas en agosto de 1936. Su legado perdura en su vasta obra y en el impacto duradero que tuvo en la poesía y el teatro, convirtiéndolo en un ícono indiscutible de la literatura española del siglo XX.