El puma de sombra

La creación de Adán. Por Miguel Ángel
La creación de Adán. Por Miguel Ángel

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Fue que nuestro padre Adán estaba en el Paraíso, llevando, como es sabido, la regalada vida. Toda fruta había: ya sea mangos, chirimoyas, naranjas, paltas o guayabas y cuanta fruta se ve por el mundo. Toda laya de animales también había y todos se llevaban bien entre ellos y también con nuestro padre. Y así que él no necesitaba más que estirar la mano para tener lo que quería. Pero la condición de todo cristiano es descontentarse. Y ahí está que nuestro padre Adán le reclamó al Señor. No es cierto que le pidiera mujer primero. Primero le pidió que quitara la noche.

—Señor —le dijo—, quita la sombra: no hagas noche; que todo sea solamente día.

Y el Señor le dijo:

—¿Para qué?.

Y nuestro padre le dijo:

—Porque tengo miedo. No veo ni puedo caminar y tengo miedo.

Y entonces le contestó el Señor:

—La noche para dormir se ha hecho.

Y nuestro padre Adán dijo:

—Si estoy quieto, me parece que un animal me atacará aprovechando la oscuridad.

—¡Ah! —dijo el Señor— eso me hace ver que tienes malos pensamientos. Ni un animal se ha hecho para que ataque a otro.

—Así es, Señor, pero tengo miedo en la sombra: haz solo día, que todito brille con la luz —le rogó nuestro padre.

Y entonces contestó el Señor:

—Lo hecho está hecho, porque el Señor no deshace lo que ya hizo.

Y después le dijo a nuestro padre:

—Mira —señalando para un lado.

Y nuestro padre vio un puma grandenque, más grande que toditos, que se puso a venirse bramando con una voz muy fea. Y parecía que quería comerse a nuestro padre. Abría la bocota al tiempo que caminaba. Y nuestro padre estaba asustado viendo cómo venía contra él el puma. Y en eso ya llegaba y ya lo pescaba, pero lo ve que se va deshaciendo, que pasa por encima sin dañarlo nada y después se pierde en el aire. Era, pues, un puma de sombra. Y el Señor le dijo:

—Ya ves, era pura sombra. Así es la noche. No tengas miedo. El miedo hace cosas de sombra.

Y se fue sin hacerle caso a nuestro padre.

Pero como nuestro padre también no sabía hacer caso, aunque indebidamente, siguió asustándose por la noche, y después le pegó su maña a los animales. Y es así como se ven diablos, duendes y ánimas en pena y también pumas y zorros y toda laya de fealdades entre la noche. Y las más de las veces son meramente sombra, como el puma que le enseñó a nuestro padre el Señor.

Pero no acaba todavía la historia. Fue que nuestro padre Adán, por no saber hacer caso, siempre tenía miedo, como ya les he dicho, y le pidió compañía al Señor. Pero entonces le dijo, para que se la diera:

—Señor, a toditos le diste compañera, menos a mí.

Y el Señor, como era cierto que toditos tenían, menos él, tuvo que darle. Y así fue como la mujer lo perdió, porque vino con el miedo y la noche…

FIN

Ciro Alegría Bazán. Nacido el 4 de noviembre de 1909 en Sartimbamba, La Libertad, Perú, se erige como uno de los pilares de la narrativa indigenista en América Latina. Hijo de José Eliseo Alegría Lynch, perteneciente a una familia de hacendados, y María Herminia Bazán Lynch, su infancia transcurrió entre las vastas extensiones de la hacienda Quilca, marcando su destino literario. Educado en el Colegio Nacional San Juan de Trujillo, compartió aulas con el joven poeta César Vallejo, dejando una huella imborrable en su alma literaria.

Alegría, influido por las historias de la hacienda y las vivencias entre los indígenas, forjó su identidad literaria. En 1935, su novela "La serpiente de oro" ganó el concurso de la Editorial Nascimento en Chile, iniciando una prolífica carrera. El destierro a Chile, la tuberculosis que lo aquejó en San José de Maipo, y el segundo premio con "Los perros hambrientos" (1939) en el concurso de Zig-Zag, marcaron sus años formativos. Sin embargo, fue con la monumental "El mundo es ancho y ajeno" (1941) que conquistó el reconocimiento internacional al ganar el Concurso Latinoamericano de Novela auspiciado por la Editorial Farrar & Rinehart.

Su vida transcurre entre Estados Unidos, Puerto Rico y Cuba, donde se involucra en la política y la enseñanza. Alegría, amante de la libertad, se afilia a Acción Popular en 1963 y se convierte en diputado en Lima. Su pluma también se extiende al periodismo, colaborando con destacados diarios y revistas de la época.

Regresa al Perú en 1957, recibido con honores, pero su salud se ve amenazada por una úlcera duodenal en 1960. A pesar de los desafíos de salud, continúa dejando su huella literaria con "Duelo de caballeros" (1963) y participa en eventos culturales, como el Encuentro de Narradores Peruanos. Su vida se apaga el 17 de febrero de 1967, dejando un legado inmortal que trasciende la literatura, adentrándose en la esencia misma de la cultura peruana. Ciro Alegría, con su maestría literaria y compromiso social, permanece como un faro luminoso en la vastedad de la literatura hispanoamericana.