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Sobre Yunier Riquenes y sus Claustrofobias benignas

Era 2001 y el mes de abril, o de septiembre, hasta puede que enero. No es posible fijar estaciones en el Oriente de la isla. Un golpe de calor a la salida del aeropuerto refrigerado, me doblegó los deseos de descubrir Bayamo a pie y la recorrí a bordo de un coche de caballos, canturreando la música de Tiburón Morales y su Son 14.

Mi destino era la sede de la Asociación Hermanos Saíz, situada a sólo cien metros de la casa natal de Carlos Manuel de Céspedes, en el mismo centro de la ciudad. Llegué ahí al mediodía y me tropecé con un par de muchachones, a los que imaginé enrolados, igual que yo, en el Taller de Escritores organizado para acompañar la entrega del premio de cuento breve del diario La Demajagua.

Se me pararon delante para el saludo y hacían la clásica “pareja despareja”. Uno alto y no grueso aunque sí corpulento; el otro delgadito y bastante bajo. Lucían bien jovencitos (todavía más el segundo que el primero) y por la piel cobriza de ambos intuí que ellos estaban “en su territorio”, mientras era yo un “forastero” venido de la capital. Me puse en guardia al momento.

El tono suave del bajito al presentarse como “Yunier Riquenes”, empezaba a relajarme cuando el grandote soltó con voz gruesa: “Mucho gusto, Víctor Hugo”. Picado por el chiste “miserable” renuncié al adiós a las armas y respondí: “El gusto es mío. Me llamo Ernest Hemingway”.

Más tarde supe que no era broma, aquel muchacho se llamaba efectivamente Víctor Hugo (Pérez Gallo, sus apellidos). Y él y su compinche Riquenes resultaron gente fabulosa con la que compartí, junto a otros (el inolvidable Guillermo Vidal, Yamil Díaz, Obdulio Fenelo…) los días fructíferos de esa cita de escritores a comienzos del nuevo siglo.

Luego, si bien distantes por la geografía, hemos mantenido el contacto y he estado al tanto de los andares de ellos por la literatura. Más frecuentes los encuentros con Yunier, que a menudo viene a La Habana; a veces por sus funciones de promotor y editor, en otras para el lanzamiento de los libros de su increíble cosecha (nació en 1982 y ya anda por la decena de títulos).

Hace un año y en medio de las actividades del Festival Internacional de Poesía, Yunier me dio la noticia de la creación de Claustrofobias, una web gestionada por él de modo independiente y destinada a la promoción de literatura cubana. Ahora que su proyecto, cofrade de Isliada, cumple el primer aniversario, le envié un cuestionario vía email.

UN ACTIVISTA POR LA LECTURA

—¿Qué razones llevaron a alguien como tú, que vas cosechando una obra propia en los campos de la narrativa y la poesía, a enrolarte en un proyecto autónomo dedicado a la promoción de literatura?

—La promoción literaria viene aparejada a mi literatura. En la medida que leo algo bueno quisiera compartirlo con los demás. Al menos eso me sucede a mí. Por lo menos podemos compartir la literatura y los libros.

“El hábito por la lectura se va perdiendo en Cuba y el mundo, vamos perdiendo muchas cosas. Y haré lo que pueda hacer para llevar la literatura y los libros a la mayor cantidad de personas. Me convierto en un activista por la lectura. ¿Qué será del futuro si no se lee? ¿Volveremos a las cavernas? Hay una canción que se escucha mucho ahora, una de tantas, que dice ‘akukutata’. Quisiera saber qué significa, los niños y jóvenes ya la repiten sin cansancio”.

—En medio de las dificultades que padecemos en Cuba con el acceso a Internet y las nuevas tecnologías, todavía más acentuado, según creo, cuando uno se aleja de la capital, ¿cómo fue que te lanzaste a fundar tu web desde Santiago de Cuba, en el lado oriental de la isla?

—Fundar Claustrofobias es culpa de Naskicet Domínguez. Fue él quien me regaló la idea y el diseño. Internet en Santiago de Cuba es difícil, es difícil en cualquier parte de la geografía nacional, pero hay que llegar a Internet para promover el libro y la literatura desde este otro extremo, hay que dar a conocer tantos autores cubanos y libros que se mueren en los estantes y nadie conoce. Publicamos muchos libros en Cuba que nadie lee, ni siquiera se sabe que existen. Llegar a Internet, llevar la literatura a este soporte, es como coger ahora una nave espacial, y tenemos que llegar a la luna.

“No hay nada fácil en la vida y me gustan los retos. A veces no podemos subir un trabajo en varios días, a veces los trabajos no se acompañan de las fotos, a veces perdemos la inmediatez de las noticias, a veces subimos tres o cuatro, a veces se queda un texto a la mitad por la conexión, en fin. Pero ahí vamos, y lo publicamos cuando sea. Hay que agradecer a algunos amigos que se ofrecen y te regalan parte de sus horas. Hay que aprovechar la red de redes para funciones útiles. La lectura y la promoción de la literatura es una de ellas. ¿Alguien lo duda?”.

RECETA DE CLAUSTROFOBIAS CONTRA ENCIERROS MENTALES

—¿Por qué Claustrofobias? ¿De cuál encierro quieres liberarte? ¿Qué sentido le das al eslogan de tu sitio “Desde Cuba cabe el mundo”?

Claustrofobias intenta oponerse a los encierros mentales de mucha gente, algunos que tienen poder institucional y otros que tienen poderes hasta mágico-religiosos. Claustrofobias es un proyecto de mucha gente y para mucha gente, un proyecto que pretende dar a conocer a muchos escritores cubanos, sean de donde sean y vivan donde vivan.

“Queremos promover la cultura cubana desde el libro, desde Cuba. Muchas veces la gente dice ‘vamos a insertar a Cuba en el mundo’, pero nosotros queremos, muy pretenciosos, insertar el mundo desde nuestro pedazo. En Internet no hay fronteras. Así que usted puede leer un texto de un escritor de Jiguaní, Remedios, Eslovenia, Austria, en fin, ya saben del poder de la web. Y nos alegra que pregunten por varios escritores que nosotros publicamos y casi nadie conoce ni en Cuba. ¿No tenemos derecho (e izquierdo) a eso?”.

—Cuéntame de las peripecias, de cómo te ha ido en la experiencia de Claustrofobias. ¿Qué obstáculos, incomprensiones, fantasmas o enemigos tangibles has enfrentado en este primer año de vida?

—Ha sido un año duro. Hemos presentado el proyecto, unos lo acogen y otros ponen la piedra. Trabajar sin Internet una web, ¿cómo es posible? Pero no alimentemos más la queja.

—Y ahora háblame de las satisfacciones, porque algunas, o muchas, has debido tener para persistir en el intento.

—Son más las satisfacciones, muchas. Dar a conocer a escritores cubanos y su cultura, eso es lo primero. Ir logrando parte del sueño desde la web, que ya es mayor el proyecto, ya lo soñamos como un proyecto de promoción literaria y claustrofobias.com es uno de los soportes.

“En un primer año logramos casi 200 mil visitas, ya sabes, pueden ser reales o no, pero no alteramos el contador, y no creemos tanto en esas cifras, lo importante es recibir el agradecimiento de mucha gente de lugares insospechados que quieren saber de Cuba y su literatura. Publicar autores y textos de interés para lectores, investigadores… Nos interesa crear un archivo, una bibliografía sobre lo que se publica en nuestra literatura. Recordemos que ya en las bibliografías de tesis doctorales o investigaciones se incluye la bibliografía consultada en Internet”.

INTERNET PARA LA CULTURA Y NO SÓLO EL TRABAJO POLÍTICO

—En noviembre pasado, con poco ruido aunque tal vez más nueces, ocurrió un evento que por primera vez reunió a los proyectos independientes, similares a Claustrofobias, que ya empiezan a gestarse en la isla. Según tu percepción, ¿cuál fue el saldo, en lo positivo y en lo negativo, que ha dejado ese Taller de Proyectos de Autor y Promoción de Literatura en Internet?

—Es una pena que este evento haya pasado casi en silencio. Pero es el punto de partida. Espero que venga, muy pronto, el siguiente. Ya te decía que Internet es el medio de transporte para la promoción literaria, no solo en Cuba. Podemos viajar a la luna, si queremos, pero el viaje a la luna en bueyes, en camión o guagua es más complejo. Para Claustrofobias fue muy bueno, conocimos el trabajo de varios proyectos de autor y ellos pudieron conocer el nuestro. Pero hay que aprovechar la red de redes mucho más. La red de redes en función de la literatura no puede ser solo para el trabajo político. También existe una política cultural, y con ella debemos ser más agresivos. No olvidemos el contenido ideológico de la cultura.

—¿Qué nuevas iniciativas están en el camino de Claustrofobias, cuáles son los planes de 2013?

—Esperamos que 2013 sea un año para consolidar y perfilar el trabajo. Ya estamos en la radio. Hacemos “Páginas nuevas”, una sección en el programa radial Imagen de CMKC, Radio Revolución, y hablamos de libros, lo vamos a hacer también en formato de televisión con TeleTurquino.

“El 2 de febrero, en el Sábado del Libro de Santiago de Cuba, presentaremos Otros campos de belleza armada, lectura de poemas inéditos del poeta Reynaldo García Blanco, primer DVD, Producciones Claustrofobias.

“Está en producción el segundo DVD, Aspersores, lectura y comentarios de Luis Yussef, este promueve su libro Premio Nicolás Guillén 2012. Queremos promover los libros de otra manera, no solo en la web.

“Hemos comenzado 2013 con una campaña a favor de la lectura, el slogan es ‘Todo comienza en la página de un libro’. Tratamos de sumar instituciones y centros y consejos. Vamos a ver qué sucede. Eso de momento”.

—¿Cómo ves el futuro de tu proyecto a tenor de las circunstancias del ámbito cultural y sociopolítico cubano de la hora actual y las que están por venir?

—Lo primero es que hay que mirar al futuro. Voy a pensar positivo para que fluya la energía y se abran los caminos.

ESCRIBIR PARA NO PERDER EL TIEMPO

—Ya fuera de Claustrofobias (y como casi todo creador en la Isla por muy alternativo que sea), tú tienes un “costado institucional”. Háblame de a qué se dedica ese “otro Yunier”.

—Ah, ese otro Yunier se dedica a una labor terrible: coordina una editorial y su revista (Caserón), atiende a muchas personas, promueve a otras. Y siempre queda mal. Pero qué le vamos a hacer, pago el precio.

—Cerremos con un par de preguntas sobre el escritor… Apenas 30 años y tienes publicados una decena de libros en los géneros de poesía, cuento y novela, además de hacer todo lo que cuentas en las respuestas anteriores. ¿Cómo es posible tanta productividad?

—No lo sé. Una vez le dije a alguien que no tenía a mano esa respuesta. Eso me hace vivir unas veces con alegría y la otra con dolores de cabeza. Pero siempre tengo algo que decir y hacer. No me gusta perder el tiempo.

No apto para mayores (Ediciones Caserón, 2012), tu publicación más reciente, es una noveleta que hace honor a su título y fue reseñada por la crítica como una acusadora mirada infantil hacia el mundo de los adultos. De ella se señala la cualidad de reflejar el entorno rural, casi desaparecido en la literatura cubana de las últimas décadas. Ahora, ¿qué entregas tuyas podremos esperar en lo más inmediato y dime también de las nuevas ideas que deben estar literariamente cosiéndose en tu “taller de escritura”?

—Este año aparece por Gente Nueva Los cuernos de la luna, trabajo el mismo tema del campo cubano. Ahí hay otra mirada, creo. Y escribo, siempre escribo algo. Hay cosas inéditas. Incluso una novela de 2005. Pero todo con calma, ahora solo escribo y reviso. Un nuevo libro de cuentos y una novela.

Rafael Grillo. (La Habana, 1970). Escritor y periodista.

Rafael Grillo (La Habana, 1970): Escritor y periodista. Jefe de Redacción de la revista El Caimán Barbudo y fundador de la web literaria Isliada. Licenciado en Psicología y Diplomado en Periodismo. Imparte cursos de técnicas narrativas en la Universidad de La Habana y otras instituciones. Ha publicado las novelas Historias del Abecedario y Asesinos ilustrados (Premio Luis Rogelio Nogueras 2009), los libros de ensayo Ecos en el laberinto y La revancha de Sísifo y el volumen de crónicas Las armas y el oficio (Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara 2008). Incluido en numerosas antologías; las más recientes: El silencio de los cristales. Cuentos sobre la emigración cubana; Tres toques mágicos. Antología de la minificción cubana y Island in the Ligth / Isla en la luz (bilingüe, publicado por The Jorge Pérez Foundation, Miami). Como antologador participó en L@s nuev@s caníbales. Antología del microcuento del Caribe Hispano (2015) y es el responsable de la “Trilogía de las Islas” conformada por Isla en negro. Historias de crimen y enigma (2014); Isla en rojo. Historias cubanas de vampiros y otras criaturas letales (2016); Isla en rosa. Historias cubanas del amor y sus desdichas (2016). En 2018 recibió con Isla en rojo el Premio del Lector, que se entrega a los libros más leídos del año. En 2020 participó en la novela colectiva Mirar, sufrir, gozar… La Habana y vio la luz su volumen de relatos Revolicuento.com.