Cuentos Argentinos

Amor vencido

Adolfo Bioy Casares

—Cuente —dijo. —No sé muy bien cómo empieza ni dónde estamos. Cuando Virginia pregunta: «¿Recuerdas lo que prometiste?», me falta valor para anunciarle, una vez más, que la semana siguiente almorzaremos juntos, pero que hoy me esperan mis padres.

Hernán

Abelardo Castillo

Me atrevo a contarlo ahora porque ha pasado el tiempo y porque Hernán, lo sé, aunque haya hecho muchas cosas repulsivas en su vida, nunca podrá olvidarse de ella: la ridícula señorita Eugenia...

De mala bebida

Ricardo Güiraldes

Santos era cochero en una estancia distante dos leguas de la nuestra. Bajo y grueso, sus cincuenta y seis años de vida bondadosa y tranquila no acusaban más de cuarenta...

Compasión

Ricardo Güiraldes

"Eso me insinuó que el camino era peligroso. En la esquina aquel almacén, equívocamente iluminado por la luz rojiza de varios picos de gas silbones, era conocido como un punto de reunión de borrachos y truqueros tramposos..."

Francesca

Leopoldo Lugones

"Si descifrar las letras no era del todo fácil, la lectura del texto resultaba pesadísima, por las innumerables abreviaturas y signos convencionales que habrían hecho indispensable la colaboración de un paleógrafo, a no encontrarse allí su antiguo dueño como una clave tradicional; pero esas mismas abreviaturas y signos eran preciosos, por otra parte, como pruebas de autenticidad..."

El marica

Abelardo Castillo

"O a lo mejor no eran tus manos, a lo mejor era todo, tus manos y tus gestos y tu manera de moverte, de hablar. Yo ahora pienso que en el fondo a ninguno de nosotros le importaba mucho, y alguna vez lo dije, dije que esas cosas no significan nada, que son cuestiones de educación, de andar siempre entre mujeres, entre curas..."

El ángel y el payador (1825)

Manuel Mujica Lainez

"La fama de Santos Vega se esparció por todo el campo argentino. Los paisanos lo adoraban como a un dios. Por eso la gente cree que fue un personaje imaginario, pues les resulta imposible que un individuo de carne y hueso como ustedes y yo, ganara con la guitarra tanta reverencia..."

Al rescoldo

Ricardo Güiraldes

"El que menos pasó su momento de terror en la vida. Uno se topó con la viuda, otro, con una luz mala que trepara en ancas del caballo a aquél le había salido el chancho, y éste otro se perdió en un cementerio poblado de quejidos..."

Uno de los murciélagos

Kike Ferrari

Un Batman anciano, que ya ni quiere recordar para qué servían esos trajes de lycra, evoca las causas verdaderas por las que asesinaron a su padre…

Los nutrieros

Rodolfo Walsh

"Chino Pérez tapó con tierra el fogón, y luego tendió la mirada a lo lejos. El agua había tomado un color plomizo, y en el oro verde de los juncos se alargaban las primeras sombras. Por los confines de la laguna, ensimismada en la quietud vesperal, entre las últimas barreras de juncos, flotaban a ras del agua nubecillas de vapor."

Ad Porcos

Adolfo Bioy Casares

"Por favor, no me llamen misógino porque de vez en cuando suelte mi párrafo contra las mujeres. Ocasionales desahogos caben a lo largo de la vida y no perjudican a nadie. Yo adoro a las mujeres, pero las desenmascaro: son las anarquistas que dislocan la civilización."

Ese hombre

Rodolfo Walsh

"Me pregunta si conozco el cuento del vasco. Escucho el cuento del vasco, rodeado de parientes, que no quería firmar el testamento. El índice del Viejo va y viene despacio sobre el índice izquierdo, preparando la pregunta, la pausa, el corte de manga, su porfiada respuesta. Y ahora no sé cuál es mi risa, cuál es la suya, la del Papa Juan divertido a su modo en el cromo."

El hombre muerto

Leopoldo Lugones

Descubre el sobrecogedor relato de un hombre que, tras sufrir una enfermedad que lo dejaba inconsciente a menudo, despierta un día convencido de que ha muerto. Nadie logra hacerle cambiar de opinión y vive atormentado durante treinta años en una aldea, deseando la muerte que no llega y sufriendo una sed de la nada insoportable. ¿Será capaz algún día de encontrar la paz que tanto anhela? Con un desenlace inesperado y escalofriante, este cuento de Leopoldo Lugones te mantendrá en vilo hasta la última palabra.

Conejo

Abelardo Castillo

"Yo me acuerdo cuando ella te trajo. Al principio eras casi tan alto como yo, y eras blanco, más blanco que ahora porque ahora estás sucio, pero igual sos el mejor conejo de todos, porque entendés las cosas."

El amigo (1808)

Manuel Mujica Lainez

"Una ráfaga de viento sube los escalones a galope, y el muchacho se dobla. Las pinceladas del candil bajo el cual se ha detenido muestran la lividez de sus pómulos y de sus ojeras."

Crepúsculo (1644)

Manuel Mujica Lainez

"Y las indias… En su estancia de San Bartolomé había una india más delicada, más sutil que las blancas. Millares de vacunos pueblan hoy esa heredad cordobesa de San Bartolomé. ¿Para qué los quiere, si todo se reduce a hacerse aire con el abanico de su mujer y a soñar?"

Cuentos para tahúres

Rodolfo Walsh

"El montoncito de las apuestas fue creciendo: había billetes de todos tamaños y hasta algunas monedas que puso uno de los de afuera. Flores parecía vacilar. Por fin largó los dados. Pereyra no los miraba. Tenía siempre los ojos en las manos de Flores..."

A propósito de un olor

Adolfo Bioy Casares

En la noche del jueves el profesor Roberto Ravenna suspiró varias veces, pero a la una de la madrugada lanzó un quejido. Después de leer el último trabajo había encontrado, en la maraña de su mesa, una pila con otros diez...

El vendedor de estatuas

Silvina Ocampo

Para llegar hasta el comedor, había que atravesar hileras de puertas que daban sobre un corredor estrechísimo y frío, con paredes recubiertas de algunas plantas verdes que encuadraban la puerta del excusado...

La bala que llevo adentro

Gustavo Eduardo Abrevaya

El autor de El Criadero regresa con esta “historia de verdad oscura”, una novela negrísima, que publica Vencejo Ediciones y de la cual publicamos dos capítulos…