Cuentos Cubanos

De la continuidad de algunos sueños

Carlos Ávila Villamar

Solamente la veo de noche, ni siquiera todas las noches, la veo cuando puedo o mejor dicho cuando da la casualidad...

Fragmento de la novela fantástica publicada por Editorial Gente Nueva

Cerrar los puños

Yonnier Torres

Intento armar una versión de contingencias para la segunda cuadra: Si Claudia decide comer mandarinas, si los pregoneros hacen bien su trabajo, podríamos sentarnos en el contén y le hablaré del mago, le diré que a simple vista parece un bandido, un cuatrero, un delincuente, un tipo muy raro, pero en cuanto hablas un rato con él, se vuelve todo lo contrario.

Legado

Ailyn García González

Le contaron todo sobre la madre. Trajeron sus discursos, publicados en una edición de lujo. Le mostraron la foto, aquella en la que estrechaba las manos de un hombre memorable. Aseguraron que la decisión había sido heroica, impostergable.

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Yoss

La fiesta estaba convocada para media tarde; una hora completamente absurda para mí, para no decir insultante. Así que, por supuesto, no me aparecí hasta bien caída la noche; mi excusa para la tardanza, si alguna hubiera hecho falta, habría sido que ya he aprendido que los cubanos, con respecto a la puntualidad, son muy religiosos. O sea, que llegan cuando Dios quiere.

El antojo de Amador Almeida

Leopoldo Luis

Es mentira que el dinero cambia a la gente: Amador Almeida era ya un imbécil antes de convertirse en maceta. En todo caso aumentaría su idiotez en la misma proporción que su fortuna.

El Escudo de Valnúss

Antonio López Sánchez

Aquella mañana, nada hacía presagiar los terribles acontecimientos que se avecinaban. Si bien, por un lado, la muerte de Reit Neprac provocó sinceras muestras de dolor en Zoria, en especial porque sabía cuánto estimaba su padre al que fuera su mentor, a la vez tenía grandes motivos para regocijarse.

¿Sherlock Holmes escritor de ficción?

Frank Campos

Sherlock Holmes nos dejó una amplia y significativa obra como autor de ensayos y monografías de variados temas, pero no se le conoce ningún poema y solo existen dos relatos de su autoría.

Dios en el parqueo

Daneris Fernández Fonseca

Jesús Loves You. Leí en un pequeño letrero pintado sobre  la madera de la pared. Había estacionado mi camión, en aquel antiguo Days Inn, un montón de veces durante el trayecto Orlando-Austin; me senté otro recojonal en la misma mesa del Burger King y jamás vi la capilla, o la iglesia o lo que fuera aquella especie de conteiner con cruz encima.

Edén

Alexy Dumenigo Águila

No estoy en el Leonora. Eso es lo único que puedo asegurar cuando veo frente a mí un cielo gris de nubes quietas, casi inmóviles. En mi espalda siento la presión de algunos guijarros de mayor tamaño a través del tejido ultrarresistente de la escafandra, que se adapta sin problemas a la alta presión y los ciento cuarenta bajo cero. Definitivamente, tampoco estoy en la Tierra.

Una llamada telefónica

Lázaro Alfonso Díaz Cala

El cóctel está aceptable. Se le nota el alcohol. Quizás por eso aquel trigueñito barbudo con aspecto de quien hace un par de días no visita la ducha, tiene los ojos colorados y la mirada despistada. Debe estar aquí hace una hora al menos y haber asaltado cuánta bandeja de cócteles desfila junto a él.

El síndrome de Stendhal

Alejandro Cernuda

En esa casa en las montañas del oriente de Cuba fue donde conocí a Johann Nicolau y a Alice. Y a mí que si no eran dos turistas alemanes, sin diferencias con otros miles…

Bomberos y otras brevedades

Ihoeldis M. Rodríguez

El camión llegó al lugar del incendio minutos después de haberse recibido el aviso en el cuartel. Los bomberos, con admirable prontitud, saltaron del vehículo y, tras evaluar de un vistazo la situación, procedieron a palmearse la espalda, abrazarse y felicitarse unos a otros por la rapidez que habían logrado desplegar, pues, obviamente, el incendio apenas comenzaba.

Últimos servicios

Abel Guelmes Roblejo

Hacía más de un año que llevaba haciendo terapia. Supuestamente me iba a poner mejor… o al menos eso fue lo que dijeron los doctores. De verdad no sé cómo una terapia iba a mejorar, o eliminar, las causas que me llevaron al intento de suicidio.

Una de vampiros

Carmen Rosa Signes Urrea, Ricardo Acevedo Esplugas

¿Quién le iba a decir a Sixtyfour que después de tantos años volvería a escuchar aquella canción? Se podía oír desde la escalera. La puerta de la vivienda permanecía entreabierta.

La encerrona

Raydel Francisco Pérez

«Agustín Puente es maricón.» La nota no daba más explicaciones. Solo eso. Y como todo buen anónimo venía escrito en letra de molde, con caligrafía deliberadamente irregular, alternando letras grandes con chicas.

Vampiro personal

Raúl Flores Iriarte

Así fue como conocí a este hombre que vino a sentarse a mi lado en el parque aquella noche de agosto

La madrugada breve

Alejandro Cernuda

Hoy estás borracha de verdad y te vuelves retórica, drástica. Sabes que no me gusta pero insistes con fervor en todo eso que llamas libertad. Quizá ya no seamos tan buenos amigos, explícitos como antes que crecieras dentro de ese cuerpecito escuálido.

El sueño del A380

Adolfo Nelson Ochagavía

El todoterreno autopilotado patinaba a gran velocidad por entre las dunas del desierto, dejando a su paso una larga estela de huellas de neumático. R, en el asiento de atrás, estaba radiante de alegría.

Mute

Yunieski Betancourt

Reducida a escombros durante la última guerra, Cerusa se había convertido en la presa predilecta de varias generaciones de arqueólogos...

Cómic

Yadira Álvarez Betancourt

Dourth Nanko fue rodeado por los cuerpos de sus Iluminados. Hasya, el más fiel y antiguo, maestro de los otros cinco, se dirigió respetuoso a su señor.