Cuentos Policiales

El Cronista

Maykel Paneque

“Dotado de 3 000 rublos, este certamen se abre para fomentar el conocimiento sobre hechos sangrientos que escapan al dominio público. Convocado por la Red de Bibliotecas Ambulantes, el concurso pretende acercar a nuestros masivos lectores a sucesos delictivos que pueden sorprenderlos en plena luz del día en el lugar menos pensado y así alertarlos de ser víctimas de un atentado”...

Molinos de bolsillo

Marlon Duménigo

"¡Mire lo que hay aquí, Capitán Mendoza!, grita el policía, dirigiéndose a los oficiales y mostrando con cierto orgullo una pequeña envoltura de nylon. Luego, propina un fuerte codazo en la cintura del detenido, obligándolo a caer de rodillas sobre el pavimento."

El Intruso

Lester Flores López

El comandante de la Guardia Suiza nunca llegó a cruzar el umbral. La serenidad del Cardenal Carlos se interponía entre sus hombres y la entrada a la sala. Le aseguro, comandante Lester: solo han sido unos cuantos volúmenes mal colocados, insistió el hombre de púrpura. Pero el militar le miraba receloso.

Mayra

Luis Pacheco Granado

"Al poco rato, la joven salía del hotel, en el mismo instante que un auto con chapa de turismo frenaba ante ella. Un canoso, de abundante bigote, le abrió la puerta delantera sin bajarse del auto. Ella subió y el auto se alejó del lugar. Todo fue tan rápido que el portero no tuvo tiempo ni de acercarse. Al ver como se alejaban hizo un movimiento de cabeza, como diciendo: “Ahí se me fue una buena propina”."

¿Quién mató a Leopoldo Ayala?

Rafael Grillo

"El Teniente no replica, transcurren varios minutos sin que los dos hombres intercambien palabras, resuena altísima la voz de los cantantes, “le gusta el mambo a la mujer del pelotero, le gusta el mambo a la mujer del carnicero”, que proviene de una planta superior del edificio. Al fin, aparece una figura que surca la entrada y se planta entre los visitantes."

El Novato

Carlos Alberto García Pentón

"Lo mío es tirar cojón palante y vender hasta la línea del Ecuador si es posible para buscar los cuatro pesos. Esa es la cuestión y el motivo de mi ajuntadera y la desgracia de ahora estar mareándolo con estas cosas. Pero le advierto, y se lo juro por esa pura sin cruzar los dedos, lo mío era la venta de ropita para buscar el diario, nada más. Eso del arma blanca ni por mi mente pasó, son cosas de gente que vuela alto, qué volar alto es cosa de profesionales y yo soy un novato, un menorcito."
Mujer con pistola. Foto por Sofia Sforza en Unsplash

Los chantajistas no matan

Raymond Chandler

"Rhonda Farr era muy guapa. Para esta ocasión vestía toda de negro, excepto el cuello de piel blanca, ligero como la pelusa de cardo, de su abrigo de noche. Y exceptuando también una peluca blanca que pretendía servir de disfraz y le daba un aspecto de muchachita. Tenía los ojos azules como el aciano, y la clase de piel con la que sueñan los viejos libertinos."

Juana la Loca

Reynaldo Cañizares

"Quiroga, como todos, me dice Hemingway porque escribo en su bar y porque no diferencia entre poetas y narradores; pero ni él mismo sabe que lo que hace a este lugar tan especial es que junto a las mesas se mueven solo para mí las hembras más hembras de la historia."

Es muy fácil

Lorenzo Lunar Cardedo

"Es muy fácil; uno en cada orilla del camino real. Escondidos detrás de un par de matas frondosas aguantando, cada uno, una punta de la soga. La soga disimulada por el polvo y la oscuridad. Luego basta un tirón cuando viene el ciclista. Él mismo se enreda y cae al piso."

Cambio de temperatura

Yonnier Torres

"La puta perdió el entusiasmo, se acodó en la barra y le dijo al barman que estaba a punto de irse. —¿Por qué no vas a la plaza? —preguntó el barman. —Siempre me descubren. Me echan. La plaza es un sitio serio, para personas de clase, personas que nacen con letras doradas. Esto no se puede ocultar —y mostró el código de barras en el antebrazo y la palabra PUTA en letras rojas."

Este cuento mereció el Tercer Accésit en el XX Concurso de Relatos Semana Negra de Gijón, 2007

Hay un bebé que llora

Yamilet García Zamora

"Sábado en la tarde. La ciudad sin límites se inunda de paseantes. Vamos, bebé, vamos a hacer el súper, tú y yo, tu papá está de viaje hoy. A ver, véngase con su mami, gordito lindo, te pongo en el carrito. Ríete, bebé, estás con tu mami. El carrito, entre miles."

Mientras recuerdo al secretario del Partido

María Matienzo Puerto

"El ostracismo nos ha llevado a la nada. A la Estación no llegan muchos casos. Alguna riña tumultuaria durante las fiestas que nos permite el gobierno, un marido celoso que da caza a un amante, una mujer suicida que huye de la familia, un niño extraviado por descuido. A eso nos acostumbramos. Por eso la cara de horror del oficial de guardia. Podría tener mi colección de rostros horrorizados."

El reino y el avellano

Orlando Andrade

"Di órdenes de ser conducido al barrio de las putas. Saqué una botella de vino de la trampa del asiento. La descorché. El aroma de la bebida me puso a pensar tan rápidamente como quería. El rostro que no conocen los hombres lo conocen las almas descarriadas. Yo era amiguito de una matrona feroz, una vieja con montañas de colorete entre ceja y ceja, una coleccionista de camafeos."

Itanam de las barcas

Nelton Pérez

—Lleva tres días sin dormir, rezándole a la Virgen del Cobre, solo ha querido tomar café y no hay quien la levante de la cama. ¡Y oyendo la radio! Con la emisora esa, esa misma, puesta día y noche. Fíjate que de la debilidad ya ni se le oyen los rezos y las ojeras la tienen sin rostro... de seguir así se muere. ¿José, tú diste el último?

El anfitrión

Ernesto Peña González

"“Mire qué apretadas carnes, don Diego. Todavía están calientes”. Se trataba de los cadáveres de una pelirroja y una negra bellísimas. El vendedor, sin dejar de sonreír, oprimía con sus manazas los muslos de las mercancías yacentes sobre el mostrador del tenducho."

Archivo

Confesiones de cara al policial cubano

Leopoldo Luis

No pocas veces tildado de “menor”, el género policiaco exhibe un largo historial de vicisitudes e incomprensiones, en sus ya más de ciento cincuenta años de presencia insoslayable. De presencia en la literatura moderna —se entiende— porque en la determinación de sus oscuros orígenes la pista podría conducirnos hasta el mismísimo escenario de la tragedia griega.

Los cuatro sospechosos

Agatha Christie

"Ninguno de ellos tiene una coartada ni es capaz de atestiguar la declaración de los demás. Pero una cosa es cierta: nadie del exterior pudo hacerlo ya que la presencia de un extraño hubiera sido advertida con seguridad en el pueblecito de King’s Gnaton."

Música de Fondo I

Daneris Fernández Fonseca

"Quiso tocarse la cadena, sentía un cordón opresivo y ardiente alrededor del cuello. No podía moverse. Era un dolor helado, paralizante, como si le hubieran metido el cuchillo entre las nalgas y todavía lo tuviera allí, tieso y frío. Desde el suelo vio a Marlon bajo el foco de la esquina, un mulato bajito y gordo lo tenía agarrado por las muñecas y le balanceaba los brazos, como si jugaran."

La décima pista

Dashiell Hammett

"Muy lentamente se volvió hacia mí con el auricular aún en la mano. Tenía el rostro grisáceo y contraído en un gesto de angustia, los ojos abiertos de par en par por la sorpresa y la boca entreabierta."

La casa de la calle Turk

Dashiell Hammett

"No me levanté; no pude. Me había quedado paralizado. Permanecí sentado y dirigí la mirada a los Quarre. Al verlos me dije que era imposible que algo frío me tocara la nuca, que era imposible que una voz áspera me ordenara que me levantara. No podía ser..."