Cuentos

Victoria

Ricardo L. García Fumero

Los aplausos fueron apagándose poco a poco a medida que el público que colmaba la sala se aquietaba, de vuelta a sus asientos. Aquí y allá islotes de murmullos se disolvieron gradualmente en el silencio original. Relampaguearon algunos flashes de última hora...

Chanel y el rayo verde

Roy Jorge

Por fin estás aquí, arrodillada en la arena rugosa, sintiendo el agua fresca que a veces llega desde atrás y acaricia tus pies; él, frente a ti, de pie, con el sol moribundo alumbrándole el rostro y el bosquecito de casuarinas a sus espaldas; es el sitio ideal, según te lo indicó la cartomántica —que tú gustas nombrar pitonisa— para poner en marcha el sortilegio...

Naturaleza muerta en re menor

José Antonio Martínez Coronel

Quisiera decirlo, contar la historia múltiple de mi familia, a ver si nos vamos conociendo los cubanos de acá y los de allá, a ver si por fin empezamos a creer en nosotros mismos y nos sacamos las victrolas y discotecas de la cabeza y aprendemos a recorrer nuestras calles, a leer en nosotros mismos la historia múltiple de nuestra familia...

Fuga de capital

Yunieski Betancourt

Gilberto mira el reloj. Ha pasado casi una hora desde que le inyectó la droga al “paciente”. Según sus cálculos, en cualquier momento debe despertar con la percepción temporal interrumpida, requisito indispensable para efectuar la transferencia de conciencia...

Algunas cosas perduran

Pedro Juan Gutiérrez

Anoche, en medio de la música, las borracheras y la algarabía habitual de cada sábado, Carmencita le cortó la pinga a su marido. No sé cómo fue porque intento mantenerme al margen de esta gente. En realidad estoy aterrado, pero ellos no deben percibirlo. Si olfatean que me molestan y que me dan miedo, estoy perdido...

El galán de las lechugas

Baudilio Espinosa Huet (Bao)

Mi empate con el ángel claroscuro ha estremecido a la fauna cuyo hábitat principal se reparte entre El Antro, La Marquesina y el Parque. Yo los tenía acostumbrados a darme mi jebita linda a menudo. O linda o riquita, o inteligente, o de moda. Vaya, jebitas de esas que marcan puntos...

Cuestión de tiempo

Leonardo Gala Echemendía

—Un gato… nieve… una pintura en un cuadro… —el hombre frente a mí endurece la mirada— …una pieza de porcelana… un perro… —Puede continuar —interrumpe su compañero. Extiende la mano, y toca a otro transeúnte. Lo detiene. El hombre frente a mí me dedica una última mirada. No, no es de amenaza...

Parturient montes

Juan José Arreola

Entre amigos y enemigos se difundió la noticia de que yo sabía una nueva versión del parto de los montes. En todas partes me han pedido que la refiriera, dando muestras de una expectación que rebasa con mucho el interés de semejante historia...

La tercera resignación

Gabriel García Márquez

Allí estaba otra vez ese ruido. Aquel ruido frío, cortante, vertical, que ya tanto conocía pero que ahora se le presentaba agudo y doloroso, como si de un día a otro se hubiera desacostumbrado a él...

Azul y el único juego importante

Michel Encinosa Fú

Azul es una muchacha azul. Azul cree tener un escarabajo en su corazón. Mira, me dice, toca, no lo sientes. Yo solo siento que no deberías tocar el corazón de una muchacha azul, así tan sencillo, en público, solo porque ella te lo pida...

Cuadrados

Claudio del Castillo

Hace una semana que no duermo. Cada noche doy vueltas y más vueltas en la cama sin que el sueño llegue a mí. Lidia, cada noche también, refunfuña a mi lado y me da de codazos. Solo entonces me estoy quieto, pero no consigo apartar la mirada del óleo que adorna la pared...

Crónica de sucesos

Rubem Fonseca

El inspector Miro trajo a la mujer a mi presencia. Fue el marido, dijo Miro despreocupadamente. En aquella comisaría de barrio eran comunes los pleitos de marido y mujer...

Leticia

Carlos César Muñoz García del Pino, David Alfonso Hermelo

Soy Leticia, heroína legendaria y defensora de los desgraciados, las viudas y los pajaritos. Mi nombre es conocido en cada polo, mis hazañas atraviesan los tres mares y mi valor es cantado por cada bardo en cada taberna...

Lo secular

Marcial Gala

Existió hace algún tiempo un hombre llamado Jacobo Altman que era cazador de vampiros. Tenía todas las condiciones para ello, buena memoria y paciencia, virtudes estas que la gente suele confundir con sabiduría. Si alguna ciudad necesitaba librarse de vampiros, el alcalde hacía llamar a Jacobo Altman.

Ana

Denis Álvarez Betancourt

La primera vez que divisé a Ana, estaba sumergida entre los brazos de un dragón enorme de ojos de fuego. Alex, creo se llamaba, y se consideraba el mejor ejemplar en casi toda la selva conocida. Fuerte, de pecho brillante y en donde mi Ana aparecía como un músculo más. Me cuidé de no mirar mucho tiempo, no se fuera a malinterpretar, pero, desde el fondo de aquella mole, dos ojos suplicantes me dijeron: “Rescátame y seré tuya para siempre”..

La Mandrágora

Jorge Luis Rodríguez Reyes

Dejó de escribir aquella mañana, cuando sintió vértigo al ver la columna de una fabulosa Mandrágora en el semicírculo de letras de la máquina de escribir. Súbitamente retiró los dedos del fierro lustroso, y con guantes de material sintético la llevó a la intemperie, dejándola en medio del patio colonial...

El «Incidente Johnson-Muñoz»

Gabriel J. Gil

El público aullaba enardecido, atestando las gradas de la vieja sala habanera Kid Chocolate, hace poco reacondicionada por completo para el pugilismo cerebral. Las apuestas, legales e ilegales, estaban por las nubes...

Casta sin nombre

Herbert Toranzo

Le tocaba hoy hasta el mediodía. Rogelio la recibió con impaciencia, vestido para la calle. —Menos mal —rezongó—. Ya deben de estar esperándome. —No te demores. A las dos tengo un ensayo —Fernanda pareció recordar algo y miró en redondo. Se hizo luego de un tono confidencial, conspiratorio—. ¿Dónde está?

“Cross Country” en la nieve

Ernest Hemingway

El funicular se detuvo después de recorrer otro trecho. No podía seguir más allá, ya que la nieve estaba amontonada sólidamente entre los rieles. El vendaval barría la superficie abierta de la montaña, dejando cierto espesor de nieve. Nick, que estaba encerando sus esquíes en el vagón de equipaje, puso las botas en las puntas de hierro y cerró fuertemente la abrazadera...

Adiós

Guy de Maupassant

Los dos amigos acababan de comer. Desde la ventana del café veían el bulevar muy animado. Les acariciaban los rostros esas ráfagas tibias que circulan por las calles de París en las apacibles noches de verano y obligan a los transeúntes a erguir la cabeza, incitándolos a salir, a irse lejos, a cualquier parte en donde haya frondosidad, quietud, verdor…