Reseña

Un acercamiento a Los detestables

Portada del libro Los detestables de Eduardo Corzo

Es una costumbre entre los autores cubanos recomendar los libros de sus amigos. Obligado a pertenecer a esa cubanidad, he optado por reseñar ahora y no en un futuro (cuando sea más prudente, quizás más innecesario) el libro Los detestables de Eduardo Corzo, porque si tenía que reseñar el libro de un amigo, ninguno mejor que ese. Ninguno más fresco e irreverente. Se extraña la literatura cubana irreverente, si me permiten una generalización. Demasiados autores han pensado que oportunistas, ingenuas, finalmente falsas provocaciones políticas inmortalizarán sus nombres en la historia literaria, y se premian y antologan textos pobres por temor a que se tome su invisibilidad como alguna especie de censura. Los detestables tiene la madurez de evadir esos juegos no literarios y tocar donde verdaderamente duele y donde puede ser útil el dolor: la cultura cubana.

Finalmente un libro honesto sobre la cultura cubana en nuestros días, la vida cotidiana de los artistas, las comelatas en las presentaciones del Centro Dulce María Loynaz y en la UNEAC, las guerrillas internas, la banalidad de los jóvenes escritores y la soledad de los escritores viejos, todo lleno de matices, de humor, de cinismo, de tristeza, de súbita felicidad e iluminación en hechos tan inverosímiles como el secuestro de Retamar (historia que, por cierto, fue leída con gusto por el propio Retamar, que aceptó la publicación).

Repentinas escenas de dolor y patetismo pueden recordar al libro de cuentos Estampas de asuntos oscuros, el primero del autor, que ganó el Premio Pinos Nuevos hace un par de años. Se nota el cambio en la escritura, la feliz evolución de un muchacho que experimentaba con juvenil irresponsabilidad, y que ahora domina la narración a su antojo, sin gratuidades, con una precisión formidable. En Los detestables, publicado por Amazon, hay escenas que parecen escritas por Roberto Bolaño, pero también las hay que parecen de un escritor de fantasía (de esos afortunados escritores de fantasía que prueban el realismo y les sale una realidad monstruosa). Los cambios de tono del libro me parecen el último gran acierto, porque son naturales, justificados. La escritura es tan sólida que estas costuras intergenéricas, estas cicatrices, son para nosotros una textura sagrada e irreprochable, como las separaciones entre las conchas de una tortuga marina. Eduardo Heras León llama a Los detestables «una deliciosa lectura para quien persigue y a la vez encuentra, tras un singular periplo por los vericuetos de la realidad, en una zona de la condición humana, los dramas y las angustias, y en otra, el humor y la ironía que las transforma en verdaderas lecciones de la existencia cotidiana: un libro que nos enriquece y asombra por su sorprendente madurez».

Lo gracioso es que el hecho de que escriba esta reseña parece sacado de sus mismas páginas. Me he convertido en uno de esos gusanos inexpertos que con secreta ternura llama Eduardo Corzo «detestables». Supongo que es el primer atractivo del libro: que uno se reconoce en él tarde o temprano, que todos de algún modo somos sus personajes. Personajes de una farsa que por momentos se vuelve tragedia o de una tragedia que declina en farsa. Una galleta sin manos a los vanos disfraces y falsos escapismos de la joven narrativa cubana.

Carlos Ávila Villamar. Holguín, 1995.

Actualmente estudia Letras en la Universidad de La Habana. Es egresado del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. Obtuvo la Beca Caballo de Coral en 2014 con su proyecto de libro La noche mil dos. Recibió una Mención en el Concurso de Minicuentos El Dinosaurio, 2015; y ganó el Premio en el 2016.