Reseña

¿Cómo mirarnos al espejo?

¿Cómo mirarnos al espejo? - Ragnar Wilfredo Robas
¿Cómo mirarnos al espejo? - Ragnar Wilfredo Robas

No conocí la poesía de Milho Montenegro hasta después de que él ganara el Premio Boti y llegó a mis manos su poemario Los sutiles vástagos. Entonces abrí el libro por una página al azar, leí uno de los poemas y todo cambió, no pude menos que seguir devorando aquellas letras hasta el final. 

Lo primero que sentí fue empatía. Sus emociones estaban ahí, abiertas sobre la página con una exactitud impecable. Un día de enero vi el cuerpo de mi padre/ bajar hacia los intestinos de la tierra, decía en uno de sus poemas y no pude evitar la tristeza, recordar a mi propio padre descender hacia el abismo bajo un sol abrasador. Tal vez roce el sentimentalismo con esta confesión, pero les aseguro tiene que ver con la fuerza poética de la imagen, que me golpea de pronto. Milho Montenegro hurga en nuestra conciencia y lo hace sin misticismos, sin complicados dogmas del lenguaje y sus poemas se quedan como verdades escritas a fuego en la pared de la memoria.

En el tiempo que nos lleva leer las 65 páginas que conforman el cuaderno, nos sumergimos, sin apenas respirar, en la congoja de un hombre que lleva el estigma de un árbol sin estaciones, que se asoma al espejo y nada encuentra. Su verso no busca lastimar en exceso: su poesía es una confesión amistosa. No busca la grandeza ni genialidades del estilo, sino la singularidad urbana y la capacidad sentimental de las personas “normales”. Con palabras de todos los días, pero ordenadas de manera mágica, con una precisión quirúrgica, soportando el dolor de la incisión.

El sujeto lírico de Milho Montenegro fija su atención en las interioridades de la vida, en la tristeza del individuo que se busca en las circunstancias que lo rodean. La soledad existencial, el miedo a la muerte y la incertidumbre ante la misma, el gran silencio que nos acompaña siempre. Esto es lo que nos dice Los sutiles vástagos con ojos deslumbrados. 

A pesar de que su poesía es muy contenida, queda la sensación de ser una especie de aullido que cercene las frondas del silencio. Poesía como método de reconocimiento interior y, al mismo tiempo, del entorno humano. Una poesía que acude a circunstancias reales a la vez que se define mediante una lírica esencial.

Cuando uno concluye la lectura de Los sutiles vástagos, asalta la certeza de que para escribir grandes cosas es necesaria la sencillez y la cotidianidad de nuestro mundo. Esas pequeñas historias que, al fin y al cabo, contienen todo lo que llamamos vida. Una forma de mirarnos al espejo y de encontrarnos, a pesar del dolor, de la soledad.

Ragnar Wilfredo Robas. Escritor y pintor.

Escritor y pintor. Nacio el 9 de junio de 1989.
Graduado de la Academia Profesional de Artes Plasticas de Guantanamo. Tiene
publicado el poemario Punto de Quiebre por la Editorial El Mar y la
Montaña. Ha publicado en las revistas digitales Epicentros, Cubaliteraria y
Caiman Barbudo.