Policial

El Criadero

Gustavo Eduardo Abrevaya

Capítulo de la obra ganadora del Concurso de Narrativa José Boris Spivacow. Una novela donde «el crimen no es el acontecimiento insólito que destruye lo cotidiano, sí no la regla y la fundación de su mundo ficcional»…

El asesino, Fibonacci y yo

Luis Leal

En mi reloj de pulsera eran las 9:35 P.M. El cuentapasos marcaba 3744. Iba trotando por la avenida veintiseis en dirección sur, llegando a la entrada del zoológico. Esa era la parte más difícil de mi jogging, la loma empinada de dos cuadras frente al parqueo de la terminal de ómnibus…

Abecedario del crimen

Rafael Grillo

Quiere el que inventa esta historia que la primera letra identifique desde ya al personaje del Asesino. Pero, como existe una regla en el género policial de la cual este relato no será excepción, hasta el final no va a saberse nada de él. Además, no se le puede echar encima a nadie un muerto que ni ha aparecido todavía.

Cementerio de elefantes

Ahmel Echevarría

Arrodillarse. Hincarse de rodillas luego de caminar centenares de kilómetros bajo el sol o soportando la lluvia y el duro invierno. Desbasta, desbasta el paso del tiempo. ¿Desbasta? Daría las gracias a Dios si al menos tengo la sospecha de que no he enloquecido.

Summertime

Ariel Fonseca Rivero

El empapelado simula el verano: montículos de arena iluminados por el sol, los castillitos, los niños en bañador correteando por la orilla. Una casa en la costa; el mar a lo lejos amenaza con acercar las olas.

A sangre fría

Lorenzo Lunar Cardedo

El de la chaqueta beige preparó una carretilla con un tanque plástico. Cargaba el agua de un pozo cercano y la repartía por las casas. A diez pesos el viaje.

El antojo de Amador Almeida

Leopoldo Luis

Es mentira que el dinero cambia a la gente: Amador Almeida era ya un imbécil antes de convertirse en maceta. En todo caso aumentaría su idiotez en la misma proporción que su fortuna.

¿Sherlock Holmes escritor de ficción?

Frank Campos

Sherlock Holmes nos dejó una amplia y significativa obra como autor de ensayos y monografías de variados temas, pero no se le conoce ningún poema y solo existen dos relatos de su autoría.

Una llamada telefónica

Lázaro Alfonso Díaz Cala

El cóctel está aceptable. Se le nota el alcohol. Quizás por eso aquel trigueñito barbudo con aspecto de quien hace un par de días no visita la ducha, tiene los ojos colorados y la mirada despistada. Debe estar aquí hace una hora al menos y haber asaltado cuánta bandeja de cócteles desfila junto a él.

El síndrome de Stendhal

Alejandro Cernuda

En esa casa en las montañas del oriente de Cuba fue donde conocí a Johann Nicolau y a Alice. Y a mí que si no eran dos turistas alemanes, sin diferencias con otros miles…

La encerrona

Raydel Francisco Pérez

«Agustín Puente es maricón.» La nota no daba más explicaciones. Solo eso. Y como todo buen anónimo venía escrito en letra de molde, con caligrafía deliberadamente irregular, alternando letras grandes con chicas.

La oportunidad

Marlen López Mora

Era necesario fijarse en aquel sujeto. Su presencia destacaba en medio de la multitud de curiosos que crecía detrás de las cintas de seguridad. Ojos vidriosos, piel cetrina y vestía un largo abrigo negro…

El grito, por Edvard Munch

El ocaso de los asesinos (Fragmento)

Agustín García Marrero

El número 467 de Independence Avenue, en nada se diferenciaba del resto de los edificios de esta concurrida calle de San Francisco. Estamos ante un edificio de construcción clásica, de paredes tapizadas en piedra gris, con una altura de cinco pisos y saturado de apartamentos.

Mala sangre

Rebeca Murga

Las ratas. Odio las ratas. Hurgan en los espacios como si fueran cachorros y devoran la comida con la rapidez de los conejos. Eso debieran ser: perros o conejos; pero prefieren ser ratas merodeando en la cocina.

Lastre, para qué

Michel Encinosa Fú

Daniela se mató. Se quemó el cerebro, a eso me refiero. En el baño del teatro, dijeron. Cuando se fue la luz. Rompió un tomacorriente, sacó los cables, los peló con un cortaúñas. Después se clavó unas tijeras en el cráneo, dos veces, y por ahí coló los cables.

La cotorra

Leonardo Depestre Catony

Si la cotorra hablara, se dijo el capitán investigador cuando descubrió al animalito prendido de sus patas en el umbral de la jaula abierta, con las plumas alborotadas, temeroso y hambriento, aunque eso sí, muy callado.

Su nombre en un cartel

Lorenzo Lunar Cardedo

Fue un puntazo frío. Con música de fondo. En un callejón oscuro de la ciudad. Los fuegos artificiales a lo lejos, como el ritmo de la orquesta. El corito: «Menea, menea, menea tus caderas, María…»

Cortes y puntadas

Ahmel Echevarría

Un apartamento ordenado, limpio y bien iluminado—¿Tacos con chile? No jodas, buey —dijo El Mexicano luego de bajar el volumen del televisor de la sala de aquel pequeño apartamento…

La muerte de Lucas

Lázaro Alfonso Díaz Cala

Oficial, no crea todo lo que dicen por ahí, la gente siempre habla hasta lo que no sabe. Lucas era un negrito bueno. Dicen que ninguno lo es, pero él sí, yo se lo garantizo.

Mister Not Guilty

Rodolfo Pérez Valero

El guardia pelirrojo esperó a que la doctora que certificaría la defunción llegara hasta la camilla con las correas. Luego cerró la puerta del cubículo y extrajo las llaves de su bolsillo. Ante él, el reo pareció desvanecerse y el guardia calvo a sus espaldas tuvo que sostenerlo.