Poesía

En algún lugar de la tierra

Poesía. Photo by Katja Ritvanen on Unsplash
Poesía. Photo by Katja Ritvanen on Unsplash

EN ALGÚN LUGAR DE LA TIERRA

A Laritza Fuentes

Las novias aguardan la crecida de la noche.

No precisan del espejo social
para construir los capiteles de su mundo.

Es cierto que la ciudad se muere en los surcos
donde no hubo cosecha.

Es cierto que el dolor
se esparce en las cenizas de las calles.

Ahora que mis manos tiemblan
clamo a ti,
para que ríos de agua viva inunden
los corazones tocados por el vino.

Ahora que el río arremete contra la cerrazón
de los idiotas,
te pido que ices las velas
y pongas rumbo fijo a nuestra isla
para que la piedra no evoque pájaros sobre el asfalto,
ni los tiempos se conviertan en estatuas de muerte.

Y no tengamos que escribir;
lo que se sufre ante una muchacha.

UN VIAJERO SOBRE TUS OJOS DE AGUA

A Deborah García

Ayer te encontré sobre mi arena
y permanecí
como el tiempo que se derrama en la piel.

Hoy clavé mis ojos en tus espadas,
húmedas como el canto de los marineros.

Tú gravitas en mis ocres como un mar
de velas danzando en los muelles.

Tus pies tejen la noche
sobre el mástil que no soy,
así es dulce permanecer
espumando los vértigos de tus guerras;
en las ventanas de luz donde te sueño.

Solo me resta pedirte que salgas al balcón
muchacha de eclipses y toga de azahar,
para mostrarte los riscos donde se disuelven
nuestros viejos contornos.

DISCONTINUIDAD BAJO ESTRELLAS FIJAS

A Legna Rodríguez

Ha quedado dormida otra vez
al pie de los oréganos.

Su madre la busca en la infinitud del triángulo,
era de estatuas no convergentes.

Ella yace
en el polvo de las cosas,
en un sueño tridimensional
que traspasa los límites del sueño.

Es fruto de la discontinuidad de las semillas
crecidas en los orgasmos que ignoran la lluvia.

Busca la paz en Janes Joplin,
en esa necesidad de ser
un gusano para orillarse sobre la paz
de algunos animales que habitan;
al pie de los oréganos.

NUEVE QUINCE

A Idiel García

I

Aún estoy delante de la barrera
pidiendo un poco de luz para abrazar la noche,
un poco de pólvora para el primer disparo.

Aún estoy entremezclado entre las voces que aguardan.

II

Embocar el balón entre las redes es difícil,
sobre todo cuando no hay
ruleta que nos salve.

Embocar el balón,
construir imágenes con el místico temblor de ciudades ajenas.

Ciudades donde aguardan los elegidos
que escribirán sobre la herida
el rumbo hacia lo ignoto.

Aún estoy
Parado junto a las semillas donde crecen las puertas,
pero debes silbar.

EL HOMBRE

A Frank Abel Dopico

El hombre es una diapositiva
que esboza dramas en el aire,
un grito cinematográfico
a la vera de cualquier perfil.

Lleva la memoria en los ojos.

Se toca el pecho
y descubre altares invisibles
después de la humedad.

Luego, transita desnudo
en medio de la fugacidad y las vísceras;
techo in móvil de cada día.

Recuesta su cabeza a la orilla de alguien
aunque sean corrientes de un mismo río,
para transitar los rápidos
de todas sus muertes.

Alejandro Tomás Roman Olivera. Santa Clara, 1987. Poeta

Miembro de la Asociación Hermanos Saiz. Licenciado en Estudios Socioculturales. En 2017 obtuvo Premio en Décima en el Encuentro Debate Provincial de Talleres Literarios y Mención en Poesía a nivel provincial. Textos suyos aparecen publicados en las revistas Brotes, La Jiribilla y Amnios. Incluido en La necedad de las truchas (antología de jóvenes poetas mexicanos y cubanos) y en la antología del grupo literario La Estrella en Germen, publicada por el sello editorial Sed de Belleza en 2018.