Anne Brontë

Anne Brontë. La benjamina de la célebre familia literaria Brontë, nació el 17 de enero de 1820 en el pintoresco pueblo de Thornton, Yorkshire del Oeste. Su infancia estuvo marcada por la sombra de la tragedia, con la pérdida temprana de sus hermanas mayores, María y Elizabeth, a causa de la tuberculosis. Esta dolorosa experiencia dejaría una huella indeleble en la sensibilidad de Anne, influenciando profundamente su futura obra literaria.

Bautizada el 25 de mayo de 1820, Anne creció en el hogar de los Brontë, una familia que emanaba una riqueza literaria inigualable en el Reino Unido. Su padre, Patrick Brontë, fue nombrado vicario perpetuo en Haworth, lo que llevaría a la familia a trasladarse a esta localidad. A raíz de la muerte de su madre, María Brontë, un año después de su nacimiento, Anne encontró en la cercanía y apoyo de sus hermanos, especialmente de Charlotte, una fuente de consuelo y orientación.

La salud frágil de Anne la mantuvo mayormente en el hogar, donde recibió educación y cuidado por parte de Charlotte. Sin embargo, entre octubre de 1835 y diciembre de 1837, Anne asistió a una escuela para niñas en Roe Head, cercana a Mirfield, donde su hermana ejercía como maestra. Estos años marcaron su desarrollo y nutrieron su aprecio por la educación.

La carrera literaria de Anne comenzó como institutriz en la familia Ingham en Blake Hall, Mirfield, desde abril de 1839 hasta finales del mismo año. Estas vivencias serían plasmadas magistralmente en su primera novela, "Agnes Grey", una obra que revela las vicisitudes de la vida de las institutrices de la época.

Posteriormente, Anne se desempeñó como institutriz en Thorp Green Hall, cerca de York, en enero de 1843, donde impartió enseñanzas a un joven llamado Edmund. Tras dejar su puesto en junio del mismo año, Anne fue testigo del tumultuoso episodio entre su hermano Branwell y el señor Robinson, un evento que dejó una marca indeleble en la familia.

Hasta su fallecimiento, Anne Brontë se dedicó con pasión a la escritura y al arte del dibujo. Tras la partida de su hermano Branwell y, posteriormente, de su hermana Emily en 1848, su salud se resintió gravemente. Incluso un intento de recuperación en Scarborough en mayo de 1849 no pudo detener el avance de la tuberculosis. Anne Brontë falleció el 28 de mayo de 1849 en Scarborough, dejando tras de sí un legado literario de profunda introspección y valentía.

La pluma de Anne Brontë, aunque a menudo eclipsada por las de sus célebres hermanas, es una voz que merece ser escuchada. Su obra perdura como un testimonio de la fortaleza y la sensibilidad que caracterizaron a los Brontë, una familia que dejó una huella indeleble en la literatura británica.

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