Ararat

Resumen del libro: "Ararat" de

Louise Glück (Nueva York, 1943), Premio Nobel de Literatura 2020, inaugura con Ararat (1990), el quinto libro de su trayectoria, su particular estilo poético que luego mantendrá a lo largo de toda su carrera: ya no se trata de recopilaciones de poemas más o menos cohesionados, sino de libros construidos casi como un único poema en partes, en torno a un solo tema, donde los símbolos funcionan por acumulación y cada texto aporta un contexto a los demás, multiplicando las interpretaciones y los puntos de vista sobre la experiencia del sujeto lírico.

Ararat toma su título del cementerio judío homónimo de Nueva York. Los poemas abordan el luto posterior a la muerte de un padre mitificado, enterrado allí, donde además descansa una de sus hermanas, fallecida prematuramente y que será también una presencia constante en el libro. La poeta explora el mundo de las mujeres sobrevivientes de la familia —la madre, la hija, la hermana— en un tono lacónico y reticente que abandona definitivamente la pirotecnia verbal de sus primeros poemarios y conecta con el silencio y el distanciamiento emocional que ella misma relaciona con su padre fallecido, un tono contenido que un crítico equiparó con «la clase de lenguaje que uno usa antes de ponerse a gritar».

Libro Impreso

«… la naturaleza humana era en su origen una y nosotros un todo, y el deseo y la búsqueda del todo es lo que se llama amor».

PLATÓN

PÁRODOS

HACE mucho tiempo, fui herida.

Aprendí

a existir, como reacción,
desconectada
del mundo: te diré
qué quería yo ser:
un artilugio capaz de escuchar.
Inerte no: inmóvil.
Un trozo de madera. Una piedra.

¿Por qué cansarme arguyendo, discutiendo?
Toda esa gente que respira en otras camas
difícilmente comprendería: son
incontrolables
como un sueño.
Por entre las rendijas yo miraba
la luna en el cielo nocturno
hincharse, encogerse.

Nací con una vocación:
dar testimonio
de los grandes misterios.
Ahora que he visto tanto
el nacimiento como la muerte, sé
que de la oscura naturaleza son
sólo pruebas,
no misterios.

UNA FANTASÍA

VOY a decirte algo: cada día
muere gente. Y eso es sólo el principio.
Cada día, nuevas vidas nacen en las funerarias,
nuevos huérfanos. Se sientan, mano sobre mano,
e intentan tomar decisiones sobre su nueva vida.

Luego van al cementerio, algunos
por vez primera. Tienen miedo de llorar,
de no llorar también. Alguien se vuelca
con ellos, les dice qué hay que hacer:
pronunciar unas palabras,
echar algo de tierra en la tumba abierta aún…

Y después todo el mundo vuelve a casa,
y la casa se llena de visitas,
con la viuda sentada en el sofá, majestuosa,
la gente que hace cola y se aproxima:
unos cogen su mano, otros la abrazan.
Ella encuentra qué decirle a cada uno,
da las gracias, les da las gracias por haber venido.

En el fondo, quiere que se marchen.
Quiere volver al cementerio,
al cuarto del paciente, al hospital. Sabe
que no es posible. Pero es su única esperanza,
querer volver atrás. Tan sólo un poco,
no hasta su boda, no hasta el primer beso.

UNA NOVELA

NADIE podría escribir una novela sobre esta familia:
hay demasiados personajes parecidos. Además, todos son mujeres.
Tan sólo un héroe hubo.
Y el héroe ya murió. Las mujeres, como ecos, duran más;
resisten demasiado por la cuenta que les trae.

Y a partir de aquí, nada cambia:
sin héroe, no hay argumento.
Y en esta casa argumento significa historia de amor.
Las mujeres no evolucionan.
Oh sí, se visten, comen, guardan las apariencias.
Pero no hay acción, no hay desarrollo en los personajes.

Todas han decidido suprimir
la crítica del héroe. El problema reside
en que el héroe es débil, sus escenas indican
su función, no su carácter.

Quizá eso explique por qué su muerte no fue conmovedora.
Primero está sentado en la proa de la mesa,
donde más se necesita el mascaron.
Luego, a pocos metros, agoniza y su mujer
le acerca un espejo a los labios.

Asombroso, cómo se afanan estas mujeres, la esposa y las dos hijas.
Ponen la mesa, retiran los platos.
Una espada les perfora el corazón.

DÍA DEL TRABAJO

HACE exactamente un año que murió mi padre.
Fue un año caluroso. En el entierro, la gente hablaba del clima:
demasiado calor para septiembre, demasiado fuera de lugar.

Este año hace frío.
Sólo estamos nosotros, la familia más próxima.
En los arriates,
trozos de bronce y cobre.

Enfrente, la hija de mi hermana monta en bicicleta
como el año anterior,
calle arriba y calle abajo. Quiere hacer
que pase el tiempo.

Mientras tanto, para nosotros,
toda una vida se nos vuelve nada.
Un día, eres niño rubio y mellado;
al día siguiente un viejo que jadea en busca de aire.
Viene a ser nada, en realidad; como mucho
un instante sobre la tierra.
a frase, sino un aliento, una cesura.

Ararat – Louise Glück
Poemas de Louise Glück

Louise Glück. Poeta americana de origen judío húngaro. Nació en Nueva York y creció en Long Island. Su formación académica comienza en la George W. Hewlett High School donde se graduó para continuar después en el Sarah Lawrence College de la ciudad de Yonkers, en el mismo estado de Nueva York, pese a los problemas de salud que sufría. Finalmente, realizó en la Escuela de Educación General de Universidad de Columbia distintos talleres de poesía.

Glück imparte clases de lengua inglesa en el Williams College en Williamstown, Massachussets, además de hacerlo también en la Universidad de Yale, donde ocupa la Cátedra de Literatura.

Ha escrito numerosos libros de poesía por los que ha recibido premios de gran prestigio. Ya en el año 1993 se alzó con el Pulitzer de poesía por su poemario The Wild Iris, que también le valió el premio William Carlos Williams de la Poetry Society of America. Un año después su colección de ensayos Proofs and Theories: Essays on Poetry se alzaría con el PEN Martha Albrand. También ha resultado ganadora del premio Nacional de Poesía Rebekah Johnson Bobbit por su obra Ararat, del National Book Critics Circle Award por su obra The triumph of Achiles o del Academy of American Poet's gracias a su obra Firstborn.

Su trayectoria profesional le ha permitido conseguir también la medalla al Mérito MIT o distintas becas de fundaciones como Guggenheim o Rockefeller. Tiene el honor de ser la 12ª poeta laureada por la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos (2003-2004), tiempo durante el cual escribió otra de sus principales obras, Averno. En 2020 la autora americana recibió el Premio Nobel de Literatura en reconocimiento a toda su trayectoria.