Guillermo Tell

Resumen del libro: "Guillermo Tell" de

Guillermo Tell (Wilhelm Tell en alemán) es un personaje legendario de la independencia suiza (siglo XIV). No existe ninguna prueba documental contemporánea a la fecha de existencia de Guillermo Tell que pueda probar que se tratase de un personaje real. Su existencia aparece en una serie de relatos legendarios de los siglos XV y XVI que incluyen altas dosis de fantasía y motivos folclóricos. No obstante, resulta probable que alguno de los rasgos y episodios que se le atribuyen pertenecieran realmente a algún combatiente (o combatientes) por la independencia suiza no identificados de principios del siglo XIV, al cual la imaginación popular habría dotado posteriormente de elementos legendarios.

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Acto I

Escena primera

Rocas escarpadas que ciñen el lago de los Cuatro cantones, frente a Schwyz. El lago forma un golfo. Próxima a la orilla, una cabaña; en el lago, un muchacho pescador en su barca. En el fondo, verdes praderas, aldeas, alquerías de Schwyz, alumbradas por los rayos del sol. A la izquierda, se divisan los picos de las montañas coronadas de nubes; y a la derecha, a lo lejos, los ventisqueros. Antes de levantarse el telón, suena el canto pastoril que llaman Kuhreihen y el cencerreo de los rebaños, y continúan hasta poco después.

PESCADOR.––(Canta en su barca, con la música del Kuhreihen.) El lago sonríe; invita a bañarse. Dormía el niño, recostado en la verde orilla, oyó suave sonido como el de la flauta, como la voz de los ángeles en el paraíso; cuando despierta gozoso, la onda baña su pecho, y una voz salida del fondo de las aguas, le dice: “¡Oh! niño mío, me perteneces; te sorprendo en brazos del sueño, y voy a llevarte a mi morada.”

PASTOR.—(En la montaña, variación del Kuhreihen.) “¡Adiós! pastos, praderas que dora el sol; los pastores deben separarse; huye el verano. Treparemos a los montes, para volver cuando se deje oír el cuclillo, y resuenen las canciones, y se revista de flores la tierra, y con la llegada de mayo hermoso manen las fuentes. Adiós, pastos, praderas que dora el sol; los pastores deben separarse; huye el verano.

CAZADOR DE LOS ALPES.––(Parece en lo alto de las rocas. Segunda variación del Kuhreihen.) Truena en las alturas, tiembla la palanca, pero el cazador prosigue impávido su camino; resistiendo al vértigo; osado avanza por campos de hielo. Allí, no florece la primavera, ni. verdea un solo ramo. Tiene bajo sus plantas un océano de nubes, y no divisa las ciudades de los hombres; sólo ve el mundo a través de la rasgada niebla, y la verde campiña le aparece, debajo de las aguas.” (Cambia el aspecto del paisaje;. suena sordo rumor en la montaña, y la sombra de las nubes cubre la comarca. RUODI el pescador, sale de su cabaña. WERNI, el cazador, desciende de las rocas. KUONI, el pastor, se adelanta con una cántara de leche. SEPPI, su criado, le sigue.)

RUODI.––Date prisa, Jenni; saca la barca a la orilla. Amenaza y se acerca la tempestad; el pico de Mitene se corona de nubes y silva el viento glacial saliendo de su caverna; estallará la tormenta antes de lo que pensamos.

KUONI.––Lluvia tenemos, buen batelero; mis ovejas pacen la yerba con ansia, los perros escarban la tierra.

WERNI––Saltan los peces, y se sumerge la gallineta; la tempestad hace camino.

KUONI.––(A SEPPI.) A ver, Seppi, si se ha dispersado la vacada.

SEPPPI.––Oigo la esquila de la pelinegra Liseta.

KUONI.–– Entonces no falta una sola vaca, porque ésta llega siempre la última.

RUODI.––Vuestras esquilas, buen pastor, tienen un sonido agradable.

WERNI.––Y es buena la vacada. ¿Es vuestra, compañero?

KUONI.––No soy tan rico; es de mi bondadoso señor de Attinghausen, que la confió a mi cuidado.

RUODI.––¡Qué bien sienta este collar a esta vaca!

KUONI.––Harto conoce que dirige el rebaño; si se lo quitara dejaría de pacer.

RUODI. ¿Esto creéis, de un animal sin razón?

WERNI.––Pronto está dicho eso. También los animales tienen inteligencia. Nadie lo sabe como nosotros, los cazadores de gamuzas. Cuando quieren pacer tranquilamente, colocan previsoras a poca distancia un centinela que aguza el oído, y anuncia con un gritó la proximidad del cazador.

RUODI.––(Al pastor.) ¿Volvéis a casa?

KUONI. Ha pasado la estación de los pastos en los Alpes.

WERNI.––Os deseo un feliz regreso, buen pastor.

KUONI.––Y yo a vos; que no siempre se vuelve de vuestras excursiones.

RUODI.––¡Un hombre viene corriendo hacia acá!

WERNI.––Le conozco. Es Baumgarten de Alzellen.

CONRADO BAUMGARTEN. –– (Sin aliento.) Por amor de Dios… vuestra barca, batelero.

RUODI.––Pero bien, ¿qué hay que urge tanto?

BAUMGARTEN.––Desatad la barca, y me salvaréis la vida. Conducidme a la orilla opuesta.

KUONI. ¿Qué os pasa, amigo?

WERNI. ¿Quién os persigue?

BAUMGARTEN.––Daos prisa, daos prisa, porque me siguen de cerca. Me persiguen los soldados del gobernador, y soy muerto si me cogen.

RUODI. ¿Y por qué os persiguen?

BAUMGARTEN.––Salvadme, primero; luego os lo diré.

WERNI.––Estáis manchado de sangre; ¿qué ha ocurrido?

BAUMGARTEN.––El baile del emperador que residía en Rossberg..

KUONI. ¿Os persigue Wolfenschieszen?

BAUMGARTEN.––No; ya no hará más daño a nadie; le he muerto.

TODOS.––(Retrocediendo.) ¡Dios os socorra! ¿qué habéis hecho?

BAUMGARTEN.––Lo que todo hombre libre, en mi lugar. He usado de mi derecho contra quien atentaba a mi honor y al de mi esposa.

KUONI.––¿El baile atentó a vuestro honor?

BAUMGARTEN.––Dios y mi hacha se han opuesto a sus infames designios.

WERNI. ¿Le habéis partido el cráneo de un hachazo?

KUONI.––Contadnos lo ocurrido, tenéis tiempo para ello, mientras botan al agua el batel.

BAUMGARTEN.––Había salido a cortar leña en el bosque, cuando de pronto veo llegar a mi mujer, sofocada, angustiada, y me dice que viene huyendo de casa donde se le ha presentado el baile, ordenándole preparar un baño, y haciéndole indignas proposiciones. Inmediatamente me voy allá, y sin aguardar nada, descargo sobre él un hachazo.

WERNI.––Hicisteis perfectamente Y nadie podrá culparos.

KUONL––¡Miserable! Encontró lo merecido. Mucho ha que el pueblo de Unterwald le debía otro tanto.

BAUMGARTEN.––El suceso se ha hecho público… ; me persiguen y mientras hablamos… ¡Dios mío!… el tiempo pasa! (Truena.)

KUONI.––Despacha, batelero; conduce este hombre a la orilla opuesta.

RUODI.––No os embarcáis; terrible tempestad se acerca, y fuerza es aguardar.

BAUMGARTEN.––¡Santo Dios!… No me es posible; cada instante que pasa es mortal.

KUONi.––(Al pescador.) Probadlo; con la ayuda de Dios, es necesario auxiliar al prójimo. Lo mismo puede sucedernos un día a nosotros. (Rayos y truenos.)

RUODI.––El Foehn se desencadena. ¡Ved qué formidable oleaje! ¡No podré conducir mi barca luchando con la tormenta y las olas!

BAUMGARTEN. –– (Abrazándose a sus rodillas.) ¡Qué Dios tenga piedad de vos, como vos de mí!

WERNI.––Va en ello su vida, batelero; compadecedle.

KUONI.––Es padre de familia; tiene esposa… tiene hijos… (Redoblan los truenos.)

RUODI.––¡Pero también yo arriesgo en ello mi vida! ¡también yo tengo esposa y tengo hijos en casa! Oid cómo ruge y avanza la tormenta; ved cómo se alzan las olas del fondo del lago. Yo bien quisiera salvar a ese bravo, pero ya veis que es absolutamente imposible.

BAUMGARTEN.––(De rodillas.) Fuerza será, pues, que caiga en manos de mis enemigos, cuando me hallo próximo a la playa salvadora… cuando la veo enfrente de mí … Allí está; la alcanzan mis ojos; llega a ella el eco de mi voz…; y aquí, la barca, que me conduciría a ella… ¿y debo quedarme sin socorro y sin esperanza?

KUONI.––Mirad quién viene.

WERNI.––Tell de Bürglen.

Guillermo Tell – Friedrich Schiller

Friedrich Schiller. Escritor y filósofo alemán, es uno de los autores de teatro más importantes del siglo XVIII alemán y varias de sus obras son auténticos clásicos de la literatura germana. Sus obras más importantes se englobarían dentro del Clasicismo de Weimar y habría que destacar obras como Don Carlos, ensayos como Sobre la poesía ingenua y sentimental o, quizá su historia más famosa, Guillermo Tell, que ha sido llevada al cine y la televisión en decenas de ocasiones.