La educación de Laura

Resumen del libro: "La educación de Laura" de

La educación de Laura podría parecer a primera vista la sencilla carta que una amiga le escribe a otra. Pero enseguida se muestra como algo más: el relato de una verdadera iniciación sensual y sexual. Una educación completa sobre todo aquello que las mujeres tienen prohibido hablar o sentir. De lamano de su padre adoptivo, Laura habrá de aprender todos los riesgos y todo el placer que conllevan las relaciones sexuales. La educación de Laura es un modelo del género: el ejemplo de que la voluptuosidad es producto del aprendizaje y que el placer se contagia. Una novela que narra sin tapujos lo que las mujeres sienten. El mismo Nietzsche, admirador confeso de esta novela, llegó a decir: «Hay algo monstruoso en la educación de las mujeres distinguidas y quizás no exista nada más paradójico: ¿por qué todo el mundo está de acuerdo en educarlas en la mayor ignorancia posible in eroticis?» Mirabeau es el autor erótico por excelencia. Porque sus obras responden a su propia vida, porque para hablar de voluptuosidad hay que haberla sentido. Corredactor de la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, orador brillante, revolucionario y sobre todo escritor. La existencia deMirabeau estuvo plagada de escándalos que hacen de él un auténtico Casanova y que le llevaron a compartir prisión con su primo lejano: el Marqués de Sade.

Libro Impreso

Carta de sophie

Al caballero de Olzan

Te envío, querido caballero, un manuscrito algo atrevido. Ha de serte muy difícil imaginar de dónde lo he sacado. Es una tontería escrita por alguien de mi propio sexo. Un divertimento jocoso redactado en un convento. ¿Cómo es posible que semejante breviario haya podido deslizarse entre las enaguas de una religiosa?

A pesar de que no pudiera dar crédito a mis ojos, nada es más cierto, mi querido caballero. Es por lo demás un presente digno de su destinatario. El amor no resulta un tema ajeno en estos lugares: el sentir es algo propio del sexo bello. La sensibilidad conforma la parte más importante de su esencia, la voluptuosidad ejerce un imperio llamado a vencer sobre estos seres delicados. A sus predisposiciones naturales hay que sumarles los efectos calenturientos de una imaginación exaltada entre el aislamiento y la pasividad. Ésta es la razón del furor interior que reina en los conventos.

Es por ello que las mujeres de este país, que se sienten aprisionadas por los hombres celosos, encuentran tan preciosas esas alegrías de cuya idea habitual no pueden librarse, a pesar de que tengan otros objetos 10 con los que ocupar su mente. En su compañía, un tumulto de cuidados y placeres enerva sus pasiones en lugar de concentrarlas: el brillo seductor de una coquetería vana consigue arrastrar a las mujeres más sensuales. El amor impetuoso convive con la soledad oscura y melancólica. No resulta extraño que los misterios que aquí se cuentan se hayan introducido en una celda para convertirse en el mayor entretenimiento.

Tu ausencia me obligó a ocuparme de todo el mundo y mi hermana, la religiosa, me pidió que fuera a pasar unos días con ella. Al final accedí a sus deseos.

¡Ah, mi querido amigo!, ¡cómo desconocía los tormentos que debe soportar, a pesar de ser su hermana! Su corazón es tierno, tiene un espíritu fino y un gusto delicado. Posee muchos dones y entre ellos no falta el de la belleza. Pero se encontró enclaustrada antes de conocerse. ¡Qué desgraciada sería si estuviera en su lugar, yo, que por lo menos tengo derecho a la felicidad!

Esperaba con impaciencia a una amiga que debía unírsele dentro de poco. Desde el primer momento me habló de ella con arrebatos de una ternura inusitada. Me la pintó con los colores más vivos que te puedas imaginar. Y dirigía la conversación sobre esta persona tan interesante. Había recibido de ella un cofre muy bonito, lleno de utensilios y paños propios de una religiosa. Llamó la atención, como suele suceder, de las madres torneras y superioras, todas normalmente más curiosas que astutas. Y es que un descubrimiento precioso se les escapó.

Después de que mi hermana me dejara sola, la curiosidad se apoderó también de mí. Me di cuenta de que el fondo era demasiado grueso para una caja tan pequeña. En efecto, era doble y escondía el pequeño detalle que te envío. Hice una copia de él durante las horas de oración de mi reclusa. ¡Espero que la lectura que te procura la mano de tu amante te haga levantar un momento la vista de las bellas de París!

Tu ausencia me mata. Tráeme de vuelta, querido caballero, tu corazón y mi vida, así como este bello manuscrito: lo leeremos el uno junto al otro.

El Caballero de Olzan sustituyó los nombres y apellidos y lo mandó imprimir, sin retocar su estilo. Pensaba que la pluma de una mujer no podía ser modificada por aquélla mucho peor tallada de un hombre.

***

Alejaos de mí, imbéciles con prejuicios. Vuestras almas temerosas os tienen sometidos. Eugenia, agobiada por el aburrimiento que le impone su soledad, exige de su querida Laura este tierno pequeño entretenimiento. Ya no hay nada que pueda retenerme.

Sí, mi querida Eugenia, esos momentos deliciosos que tantas veces te he hecho sentir en tu cama, esa elevación de los sentidos con la que intentábamos encontrar el placer la una en los brazos de la otra, esas descripciones de mi juventud mediante las cuales llegábamos hasta la voluptuosidad. Para satisfacerte voy a intentar describirlo aunque sea a grandes rasgos.

Todo aquello que he pensado y hecho desde mi más tierna infancia, todo aquello cuanto he visto y sentido va a reaparecer ante tus ojos. Haré renacer en ti esas sensaciones vivas, esos movimientos preciosos entre los que se encuentran la embriaguez y tantas alegrías. Todo lo que diga será cierto, natural y audaz. Me atreveré incluso a dibujar por mi propia mano figuras dignas de tus deseos más ardientes. No creo que me falte la energía.

Eugenia, tú eres la que me inspira y calienta. Tú eres mi Venus y mi Apolo.

Pero ten cuidado y que mis confidencias no se escapen de tus manos. Acuérdate de que te encuentras en el santuario de la imbecilidad y del disimulo. Esas mismas religiosas llenas de buena fe poseen un celo mucho mayor que aquellas otras que esconden bajo un velo hipócrita la voluptuosidad más exquisita y refinada. Para unas serás una criminal y las otras se dedicarán a gritar en voz alta tu infamia.

La felicidad de las mujeres necesita de las sombras y del misterio. El temor y la decencia han puesto precio a nuestros deseos.

Esta obra de aquí no debe ver nunca la luz del día. No está hecha para ojos vulgares. Es indigna de la franqueza de una mujer. Y su impertinente credulidad tiene el honor de poseer el desnudo de las cosas que crea la naturaleza.

Seguramente te costará imaginar, mi querida Eugenia, que los hombres, incluso los más libres, nos envidian de un modo increíble. No quieren permitir que disfrutemos todo lo que podríamos. Para ellos no somos más que esclavas que sólo deberían sostener la mano del señor imperial que consiguió subyugarlas. Todo les pertenece, todo se lo debemos.

Se convierten en tiranos cuando nosotras divinizamos su placer. Se ponen celosos si nos atrevemos a disfrutar como ellos. Egoístas, prefieren disfrutar ellos solos.

De los placeres que experimentan con nosotras, mejor no compartirlos. Buscan incluso atormentarnos mientras nos someten a un trato doloroso. ¿A cuánta extravagancia y cosas raras habrán llegado? Su imaginación ardiente, fogosa y llena de deseo se apaga con la misma facilidad con la que se enciende. Sus deseos licenciosos y sin freno, pérfidos e inconstantes, vagan de un objeto a otro.

Por una contradicción eterna pretenden que no disfrutemos de los privilegios que se han arrogado. ¡Nosotras, que poseemos una mayor sensibilidad, una imaginación más viva e inflamable!

¡Ah, qué crueles son! Pretenden disminuir nuestras facultades, mientras que nuestra frialdad insípida sólo les puede causar tormento y desgracia.

Algunos, es cierto, siguen un camino distinto al del resto. Pero sería peligroso e imprudente desvelarnos ante los ojos de estos pocos.

Esta obra también ha de estar alejada de esos seres capaces de estremecerse con el amor. Hablo de mujeres flemáticas a quienes los hombres amables no consiguen excitar. Personas graves incapaces de emocionarse con la belleza. Querida Eugenia, existen esos animales indefinidos, filósofos y virtuosos aquejados de la bilis negra, dominados por los vapores oscuros y malsanos de la melancolía, que intentan escapar de este mundo que tanto les disgusta. Esta gente se dedica a maldecir los placeres que tanto les decepcionaron.

Está dirigida en cambio a esos que poseen un temperamento fogoso, pero a quienes los prejuicios de la educación y de la timidez han terminado por imponer una virtud de la que desconocen su esencia. Para esos que hacen oídos sordos ante los deseos de su corazón y dirigen sus sueños hacia seres fantásticos.

El amor es un dios profano que no merece su incienso. Y si, bajo el nombre del himen, a veces se atreven a sacrificar algo ante él, se convierten en fanáticos que bajo el título del honor intentan esconder su envidia.

Sólo quedamos los blasfemos para hablar del amor.Así que, querida Eugenia, mejor que no asustemos a nadie. Guardemos nuestras confidencias libertinas para nuestro propio disfrute. Sólo a ti deseo abrir mi corazón. Sólo por ti descubriré todo aquello que tanto y tan bien he ocultado. Estará escondido para los demás, del mismo modo que escondemos todas las libertades que nos hemos tomado juntas.

Sólo el amor y la amistad conseguirán detener las miradas de los demás sobre esta historia licenciosa que mi pluma va a intentar trazarte.

La educación de Laura – Mirabeau

Conde de Mirabeau. Honoré Gabriel Riquetti, conocido como el Conde de Mirabeau (1749-1791), fue una figura revolucionaria multifacética en la Francia del siglo XVIII. Escritor, diplomático, político y orador excepcional, su vida estuvo marcada por escándalos y enfrentamientos, moldeando su carácter rebelde y su perspicacia política.

Desde sus primeros años, Mirabeau se destacó por su elocuencia, convirtiéndose en un orador reconocido en el Parlamento francés. Su educación rigurosa no impidió que se viera envuelto en conflictos y desafíos, incluyendo períodos de prisión por sus audaces travesuras. A pesar de estos obstáculos, su incisiva pluma no se detuvo, dando lugar a obras notables como "Ensayo sobre el Despotismo" y "La educación de Laura", obras que abordaban cuestiones de libertad y sensualidad con una franqueza sin igual.

Mirabeau no solo desafió las convenciones sociales, sino también a su propio padre, luchando por su independencia y causando tensiones familiares que definirían su trayectoria. Su habilidad para navegar entre los círculos políticos y su papel en la Asamblea Nacional Constituyente lo convirtieron en una figura central en los albores de la Revolución Francesa.

A lo largo de su vida, Mirabeau escribió una serie de obras, desde tratados sobre economía y política hasta panfletos incisivos contra las injusticias de su tiempo. Su correspondencia con Marie Thérèse Sophie Richard de Ruffey da una visión íntima de su vida personal y su agitada relación amorosa.

La muerte prematura de Mirabeau en 1791 dejó un vacío en la política francesa y fue llorada como una pérdida nacional. Su legado perdura a través de sus escritos, que ofrecen una ventana única hacia la agitación y la transformación de una época convulsa en la historia de Francia. Mirabeau, el Conde rebelde, sigue siendo una figura fascinante y compleja en el tapiz de la Revolución Francesa.