Madre Coraje y sus hijos

Resumen del libro: "Madre Coraje y sus hijos" de

Escrito en su exilio escandinavo en el fatídico año de 1939, Brecht tuvo el acierto de levantar este magnífico retablo de la miseria de la guerra justo antes de que comenzara la más miserable de todas. Sin tener la seguridad todavía de lo que iba a pasar, Madre Coraje… forma parte, por lo tanto, del conjunto de piezas dramáticas que el dramaturgo alemán dirigió contra el expansionismo belicista del III Reich y, más en concreto, contra la sociedad germana que había favorecido el ascenso de Hitler. Hay que relacionarla, por lo tanto, con obras como Terror y miseria del Tercer Reich (1938) y La resistible ascensión de Arturo Ui (1941). Sin embargo, mientras que en esas obras el autor se centra sin apenas disimulo en la descripción y crítica del tenebroso mundo del nacionalsocialismo, Madre Coraje… tiene la ambición de superar el marco histórico concreto de los años 30 y se presenta como un alegato atemporal y permanente contra el mercado de la guerra.

Libro Impreso

Personajes

Madre Coraje
Catalina
Eilif
Requesón
Capellán
Cocinero
Yvette
Mariscal
Cabo
Reclutador
Intendente Tuerto
Sargento Papista
Poldi
Escribiente
Soldado joven
Soldado viejo
Soldado 1ro.
Campesina
Soldado 2do.
Campesino Borracho
Anciana
Alférez
Soldados
Campesino Viejo
Campesino Joven
Gente del Pueblo

I

Primavera de 1624. En Dalarne, el Mariscal Oxenstiern engancha tropas para su campaña contra Polonia. La cantinera Anna Fierling, más conocida por el nombre de Madre Coraje, pierde a uno de sus hijos. La acción en la carretera cerca de la ciudad. Un Cabo y un Reclutador de tropas están allí tiritando de frío.

Reclutador. ¿Cómo me las arreglo para reclutar una tropa aquí? Hay veces en que pienso en el suicidio, Cabo. Tengo hasta el doce para presentarle cuatro compañías al Mariscal y la gente de por aquí es tan pérfida que me paso las noches sin dormir. Suponte que por fin logré dar con uno: ni le miré bien, ni me fijé siquiera en su pechuga de gallina y en sus várices. Más aún, a Dios gracias ya he llegado a emborracharle debidamente, ya le hice firmar, todavía estoy dentro para pagar el aguardiente, él ya ha salido y yo como un solo hombre me corro hacia la puerta porque me asalta un temor… Y tal como te digo, el hombre se me ha ido, como escapa el piojo cuando lo estás rascando. No hay palabra que valga, no hay fe ni lealtad, no hay honor. Aquí es donde perdí la confianza en la humanidad, Cabo.

Cabo. Lo que pasa aquí es que hace rato no hubo guerra. ¿De dónde habrían de sacar entonces la moral?, me pregunto yo. La paz no significa más que relajamiento. Sólo la guerra trae orden. Durante la paz la humanidad se corrompe. Las gentes y las bes- tias se despilfarran, como si no valiesen nada. Todo el mundo traga, como le viene en gana: sobre el pan blanco una tajada así de queso y, encima del queso, otra lonja así de tocino. Cuánta gente y cuántas bestias tiene esa ciudad ahí enfrente lo sabrá Dios. Jamás hicieron un recuento. Yo estuve en regiones que en sesenta años no habían tenido ni una guerra. Pues bien, las gen- tes ni tenían nombres ni se conocían a ellas mismas. Sólo donde hay guerra hay listas ordenadas y registros, se vende el calzado en fardos y la mies en costales, se recuenta y se lleva uno decentemente la gente y el ganado. Y eso, ¿por qué? Porque es cosa sabida, ¡sin orden no hay guerra!

Reclutador. ¡Cuán cierto es eso!

Cabo. La guerra, como todas las cosas buenas, al principio es un poco difícil de hacer, pero cuando florece, a su vez, es pegadiza. Entonces la gente tiembla ante la paz. Al principio se espanta frente a la guerra. Le resulta algo nuevo.

Reclutador. Mira, ahí viene una carreta. Dos mujeres y dos mozos. ¡A detener a la vieja, Cabo! Si esta vez no resulta te juro que no me expongo más a la borrasca.

(Óyese un acordeón. Arrastrada por dos mocetones se acerca una carreta. En ella vienen Madre Coraje y Catalina, su hija muda).

Madre Coraje. ¡Buenos días, señor Cabo!

Cabo. (Cerrándoles el paso) ¡Buenos días, gentes! ¿Quiénes sois?

Madre Coraje. Comerciantes.

(Canta):

¡Ea, jefes, acallad la caja
y que hagan alto los infantes!
Madre Coraje vende calzas
a fin de que mejor os marchen.
Con sus piojos y alimañas,
bagajes, tiros y cañón,
han de marchar a la batalla:
el buen calzado es condición.
Ya es primavera. ¡Sus, cristianos!
Deshiela. En paz están las fosas.
Y quien aún no esté finado
ponga los pies en polvorosa.
¡Ea, jefes, vuestra tropa no anda
sin salchichón hacia la muerte!
A la Coraje haced que vayan
para alma y cuerpos vinos tiene.
Cañones, en los buches huecos,
¡oh, jefes!, cosa sana no es.
Mas os bendigo, si están llenos,
aunque al infierno los llevéis.
Ya es primavera. ¡Sus, cristianos!
Deshiela. En paz están las fosas.
Y quien aún no esté finado, ponga los pies en polvorosa.

Cabo. ¡Alto! ¿A quién pertenecéis, gentuza?

Eilif. Segundo regimiento finés.

Cabo. ¿Y vuestros documentos?

Madre Coraje. ¿Documentos?

Requesón. ¡Pero si es Madre Coraje!…

Cabo. En mi vida oí hablar de ella. ¿Por qué se llama Madre Coraje?

Madre Coraje. Me llamo Coraje, Cabo, porque temiendo la ruina me vine desde Riga y pasé por el fuego de la artillería con cincuenta panes en el carro. Ya estaban criando moho, no había tiempo que perder y no tuve otro remedio.

Cabo. Basta de bromas, ¿eh? ¡Los documentos!

Madre Coraje. (Saca de una caja de peltre un montón de papeles y baja de la carreta). Aquí tiene todos mis documentos, Cabo. Un misal entero, que es de Estrasburgo y quizá sirva para envolver pepinillos, y un mapa de Moravia; Dios sabe si algún día iré a parar allí, si no, no me sirve de un… comino, y acá está certificado que mi tordillo no tiene la aftosa. Lástima que se nos murió igual; costó quince florines, pero no fue plata mía, a Dios gracias. ¿Le bastan como documentos?

Madre Coraje y sus hijos – Bertolt Brecht 

Bertolt Brecht. (10 de febrero de 1898 - 14 de agosto de 1956) fue un destacado dramaturgo, poeta, director de teatro y actor alemán, cuyo legado ha dejado una profunda huella en la historia del teatro del siglo XX. Nacido en Augsburgo, Baviera, en el seno de una familia burguesa, Brecht estudió medicina y filosofía en la Universidad de Munich, pero pronto se entregó a su pasión por el teatro. En 1922, fundó el Teatro del Pueblo en Berlín, donde desarrolló su innovadora teoría del teatro épico. Su enfoque revolucionario se centraba en distanciar al espectador de la obra para fomentar una reflexión crítica sobre el contenido y las cuestiones sociales que abordaba.

Un crítico implacable del capitalismo y del nazismo, las obras de Brecht, como "La ópera de los tres centavos", "La resistible ascensión de Arturo Ui" y "Madre Coraje y sus hijos", destacaron por su aguda sátira de la sociedad y sus sistemas opresivos.

En 1933, el auge de Hitler lo llevó al exilio de Alemania. A lo largo de su vida, vivió en varios países, incluyendo Dinamarca, Suecia, Finlandia, Suiza y Estados Unidos. Finalmente, en 1949, regresó a Alemania Oriental, donde estableció el renombrado Berliner Ensemble, una compañía teatral que gozó de gran prestigio en todo el mundo.

El legado artístico de Brecht trasciende las barreras geográficas y culturales. Sus obras siguen siendo representadas en escenarios internacionales y son objeto de estudio en universidades de todo el mundo. Algunas de sus obras más destacadas incluyen "La ópera de los tres centavos", "La resistible ascensión de Arturo Ui", "Madre Coraje y sus hijos", "Vida de Galileo", "El círculo de tiza caucasiano" y "El señor Puntila y su criado Matti".

Además de su contribución al teatro, Brecht también incursionó en la poesía, las canciones, los guiones cinematográficos y los ensayos. Su capacidad para desafiar convenciones y abordar temas sociales complejos ha dejado un legado duradero que continúa inspirando a generaciones de artistas y pensadores en todo el mundo. La influencia de Bertolt Brecht en la cultura teatral y literaria del siglo XX es innegable, y su obra perdura como una poderosa voz que cuestiona y trasciende los límites de la sociedad contemporánea.