Saga de Egil Skallagrímsson

Resumen del libro: "Saga de Egil Skallagrímsson" de

Saga de Egil Skallagrímsson es una obra maestra de la literatura nórdica antigua, escrita por Snorri Sturluson en el siglo XIII. Esta saga épica narra la vida y las hazañas del legendario vikingo Egil Skallagrímsson, un personaje histórico que vivió en Islandia durante el siglo X.

La saga se desarrolla en un contexto histórico fascinante, lleno de conflictos políticos y disputas familiares en la sociedad vikinga de la época. Egil Skallagrímsson, el protagonista, es un personaje complejo y carismático que encarna el espíritu guerrero y salvaje de los vikingos. Desde su infancia, Egil muestra una naturaleza tempestuosa y violenta, y a medida que crece, se convierte en un guerrero hábil y valiente, pero también en un poeta talentoso.

Snorri Sturluson retrata magistralmente la vida de Egil y los eventos que lo rodean, ofreciendo una visión vívida y detallada de la cultura vikinga. La saga está llena de batallas, saqueos, rivalidades y venganzas, que reflejan la dureza y la brutalidad de la época. Sin embargo, también hay momentos de poesía y reflexión, donde Egil muestra su lado más humano y sensible, especialmente en su relación con su familia y amigos cercanos.

Una de las características más destacadas de la Saga de Egil Skallagrímsson es la habilidad de Snorri Sturluson para combinar el estilo épico con la poesía. A lo largo del relato, se incluyen numerosos poemas compuestos por Egil, que añaden una capa adicional de profundidad y belleza a la historia. Estos poemas no solo revelan las emociones y pensamientos del protagonista, sino que también ofrecen una visión única de la cultura literaria de los vikingos.

Además de su valor literario, la Saga de Egil Skallagrímsson es también una importante fuente histórica. A través de sus páginas, se obtiene una visión detallada de la sociedad vikinga, su sistema legal, sus creencias religiosas y su forma de vida. Snorri Sturluson, conocido por ser un hábil recopilador de mitología y tradiciones escandinavas, logra transmitir esta riqueza cultural de manera cautivadora.

En conclusión, la Saga de Egil Skallagrímsson es una joya de la literatura nórdica antigua que combina la epopeya con la poesía y ofrece una visión fascinante de la vida vikinga. Snorri Sturluson logra transportarnos a un mundo lleno de valientes guerreros, batallas feroces y profunda pasión. Esta obra perdura como un testimonio duradero de la rica herencia literaria y cultural de los vikingos.

Libro Impreso

INTRODUCCIÓN

1. Las Sagas Islandesas

1.1. Concepto De Saga

1.1.1. Definición

Una saga es una narración en prosa, elaborada a base de fuentes diversas. Esta puede ser una definición amplia del concepto «saga». Como puede verse, no coincide con la definición que del término presentan el Diccionario de la Real Academia Española o la mayoría de los restantes diccionarios españoles. Considero inútil volver aquí a discutir esas definiciones, así como la evolución del concepto de saga y el desarrollo de su estudio, para lo que remito a la bibliografía pertinente. Me limitaré aquí a señalar, partiendo de la definición (provisional y generalísima) arriba presentada, las principales características de las sagas islandesas de acuerdo con las ideas predominantes hoy día entre los especialistas en las antiguas literaturas escandinavas.

Partiendo de la definición presentada, que más adelante se especificará con más detalle, pueden ponerse de relieve algunas características fundamentales.

1.1.2. La saga como narración

La épica y otros géneros narrativos:

En primer lugar, es una narración. Se relaciona de este modo con toda la extensa literatura narrativa medieval, que posee formas muy diversas. Las colecciones de exempla, por un lado, elemento fundamental en la literatura religiosa y, entre otras cosas, en los sermones u homilías. De otro lado, la literatura que podríamos calificar, aunque en términos muy imprecisos, con la denominación de épica, en la que se incluye la épica en sentido estricto, como el Cantar de Roldán, El Cantar de Mío Cid, El Cantar de los Nibelungos o el Beowulf anglosajón, bastante anterior a los citados; pero también la épica culta en lengua latina, citemos solamente, de las obras medievales, el Waltharius; o las derivaciones de ésta en lengua «vulgar», como el Libro de Alexandre. Y hay que incluir en este grupo los inicios del ciclo artúrico, con Chrétien de Troyes, hasta llegar a las novelas de caballerías. Finalmente, hay que considerar toda una extensa literatura hagiográfica, de vidas de santos, colecciones de milagros, historias de la virgen, sinopsis evangélicas, etc., tanto en latín como en lenguas «vulgares».

Vemos, por tanto, que las sagas forman parte, en este sentido, de una amplísima tradición narrativa. A ésta podríamos añadirle la extensa producción historiográfica, a la que me referiré más adelante, pues parte de ella tiene evidente carácter narrativo (diríamos «literario», y no sólo histórico).

En segundo lugar, la saga es prosa. Esto restringe las obras comparables en las restantes literaturas medievales europeas. Así, toda la épica (con excepción de la céltica, de Irlanda y Gales) se aleja del modelo de la saga al estar compuesta en verso y no en prosa. Por otra parte, no puede establecerse una relación por la vía, digamos, de las prosificaciones de épica castellana, pues las sagas nunca tuvieron un antecedente en verso. Con todo ello, la saga mantiene ciertas relaciones con la literatura hagiográfica y con las colecciones de exempla, géneros también narrativos en prosa.

Finalmente, de acuerdo con la definición esquemática propuesta al comienzo, la saga se elabora a base de fuentes diversas. Es decir, debe entenderse como obra de autor, e incluso no como simple reelaboración por un autor sobre material tradicional, como puede ser el caso, por ejemplo, de la épica románica (o germánica, incluyendo Beowulf y los Nibelungos). Se trata de obras elaboradas conscientemente por un autor determinado, que crea la saga como obra propia, sirviéndose no de una o varias fuentes populares, probablemente orales, o de una obra previa que amplía y reelabora echando mano, quizá, de footras fuentes secundarias; se trata de una creación que se apoya en una multitud de fuentes, entre ellas algunas orales (probablemente anécdotas, narraciones populares, historias, recuerdos y tradiciones familiares y locales…), otras de carácter, quizá, aun oral, pero altamente «literalizadas» (los poemas escáldicos) y, como núcleo fundamental, obras escritas, tanto de la propia literatura islandesa como de la latina medieval o la clásica, o las literaturas en lengua «vulgar», que por entonces eran conocidas en Islandia (especialmente la anglosajona).

Es preciso distinguir aquí entre el uso de las fuentes típico de las sagas y, por ejemplo, el que caracteriza a algunas formas de literatura culta (en verso), como el Mester de Clerecía castellano. Este, corno es bien sabido, contaba con una obra base que, en muchas ocasiones, se traducía de otra lengua. A lo largo de la versión o reelaboración se iban introduciendo pasajes nuevos, cambiando las formas de expresión, realizando modificaciones, abreviaciones, ampliaciones, etc. Para todo ello, el autor podrá servirse de otras fuentes, que eran siempre secundarias. Pero, en general, puede señalarse siempre una obra fundamental (o dos, quizá tres en casos raros). En la saga se utilizaban las fuentes como fondo, y de ellas se iban tomando elementos que servirían más o menos directamente para pasajes determinados. Nunca puede señalarse una fuente principal para una saga cualquiera, y en la mayoría de los casos es difícil encontrar incluso las fuentes especificas para los diversos pasajes. No es preciso extenderse aquí sobre este punto, que se desarrolla con algo más de detalle en el apartado correspondiente, al considerar las fuentes de la Saga de Egil Skallagrímsson.

Vemos que si por su carácter narrativo las sagas se entroncan perfectamente en los géneros literarios usuales en la Edad Media europea, ya quedan un tanto más aparte por su carácter prosaico y se individualizan aún más al tener en cuenta las fuentes que participan en su composición.

1.1.3. Sagas y hagiografía

De hecho, el único tipo de obra literaria medieval que puede relacionarse claramente con la saga es el representado por la hagiografía y, muy en segundo plano, la colección de exempla. Aparte, claro está, de la literatura historiográfica.

La relación de las sagas con la literatura hagiográfica (latinomedieval, fundamentalmente) es cuestión tradicionalmente discutida. Si en una primera época se tendía a considerar las sagas desde la perspectiva de su origen oral «popular» como fruto de un «espíritu germánico», y se creía ver en ellas un «género literario» pangermánico que, como tantas otras cosas, sólo se nos había transmitido gracias a la isla noratlántica, pronto (ya en el siglo XIX) pasó a considerarse a estas obras como algo exclusivamente escandinavo, para, finalmente (ya en este siglo), llegar a entenderlas como algo plenamente peculiar y característico de Islandia, sin parangón en las otras literaturas escandinavas medievales ni, mucho menos, en las hipotéticas literaturas germánicas primitivas. Y no sólo eso, sino que, además, ese carácter «germánico» se fue perdiendo en la consideración de los críticos hasta que, finalmente, la saga llegó a entenderse, de manera generalizada, como una parte de la literatura medieval europea.

Así, las sagas (en sentido estricto) están más cerca de las vidas de santos o de los exempla didactizantes que de los poemas heroicos de la Edda, el Beowulf o el Hildebrandslied. No se trata de la continuación de una «antiquísima tradición literaria germánica» (que sí existió, y que tan bien representada está en Islandia), sino de la creación de un género literario peculiar en la isla septentrional, siguiendo los cauces establecidos por la literatura cristiana.

1.1.4. Sagas e historiografía

He mencionado más arriba la literatura historiográfica medieval. Conviene hacer aquí una pausa para señalar algunos aspectos de la misma que resultan de especial interés para entender el nacimiento y la evolución de la saga. En la historiografía medieval encontramos, entre otras cosas, una diversidad en la utilización de fuentes que se aproxima a lo que antes se indicó respecto a las sagas. Por otra parte, no puede ignorarse un cierto intento (no siempre logrado, al menos desde la perspectiva actual) de crítica de las fuentes, de búsqueda de lo «más probable» entre las diferentes versiones que tradicionalmente podían ofrecerse de los sucesos históricos, una utilización de las obras literarias (por ejemplo, la épica) como fuentes históricas, incluyendo también las composiciones orales de carácter más o menos «popular», tradiciones, etc. Por fin, no puede olvidarse que una parte al menos de esa historiografía unía a sus intereses puramente históricos otros de carácter más literario (aunque, por regla general, la historiografía medieval no pueda considerarse, hoy día, como «lectura lúdica»). Como se ve, son características que comparte este género con las sagas, aunque éstas, como ya se dijo, poseen un componente «literario» («lúdico») considerablemente mayor.

En Islandia, como en el resto de la Europa cristiana del medievo, la literatura histórica tuvo gran importancia desde un comienzo. Entre las primeras obras producidas en Islandia están las historias del país o, más atrás, de los reyes noruegos, y se tradujeron también —o, simplemente, se conocieron— obras extranjeras. El primer escritor islandés conocido, Ari Thorgilsson el Sabio, fue historiador, autor de un Íslendingabók o Libro de los Islandeses y de una primera versión del Landnámabók (Libro de la Colonización), donde se cuentan los primeros años de la ocupación de Islandia por colonos noruegos. Igualmente, Saemund el Sabio fue historiador, aunque sus obras no hayan llegado hasta nosotros. Y entre las composiciones más antiguas en lengua islandesa estuvo una primera versión de la Saga de San Olaf, que también se ha perdido. La dedicación islandesa a la historia no tiene parangón en Escandinavia (donde no faltaron historiadores; mencionaré solamente al danés Saxo Gramático, que escribió en latín). Prueba de ello es que fue un islandés, Karl Jónsson, el encargado por el rey noruego Sverri de escribir —bajo su dirección inmediata— su historia, la Saga de Sverri. Igualmente, las historias de reyes noruegos anteriores son obra de islandeses, y no de noruegos.

1.2. El Origen De Las Sagas

1.2.1. Las sagas en la tradición literaria europea

Hoy día parece que el origen de la saga («de islandeses») puede encontrarse en la confluencia de la literatura hagiográfica y la historiografía. En Islandia empezaron a producirse más o menos a la vez obras de ambos tipos, tanto en latín como en islandés. Y así, las vidas de María o de los santos fueron seguidas por las narraciones, en puro estilo de hagiografía, de los primeros obispos cristianos de la isla, utilizando un lenguaje barroco y un estilo recargado que distan mucho del empleado en las sagas posteriores. Ya en esta época se destacan algunos centros de enseñanza que serán también fundamentales para el desarrollo de las sagas: Skálholt, Oddi, Haukadal, Hólar. Obras destacadas de este género, simple trasposición de uno habitual en la Europa medieval, son, aparte las homilías la Maríu saga [Saga de (la virgen) María], atribuida a Kygri-Bjórn Hjaltason y escrita posiblemente a principios del siglo XIII, aunque esté claramente basada en fuentes bastante anteriores. La Nidrstigningar saga (Saga del descendimiento a los infiernos) existe en manuscritos de la primera mitad del XIII, que deben ser copias de manuscritos anteriores. Aquí sí encontramos la utilización de una fuente básica que se traduce, comenta, reelabora y aumenta, aunque existen notables diferencias con el original latino, como son la introducción de elementos mitológicos paganos cristianizados. Tenemos también las Postola Segur (Sagas de los apóstoles), cuyo primer manuscrito es de 1220, aproximadamente. A esto habríamos de añadir otras obras de carácter religioso paneuropeo, como el Lucidarius, etc. Vemos, pues, que con cierta antelación sobre las «sagas de islandeses», existe en Islandia una considerable tradición de literatura cristiana que, aunque posee características peculiares, encaja plenamente en la literatura europea de la época. Igualmente, como se indicó más arriba, existía también, desde el siglo XII, una considerable tradición historiográfica.

La fusión de estas dos corrientes se hace claramente visible en las primeras sagas de San Olaf, que son al mismo tiempo historia y hagiografía. De aquí pudo pasarse, en un breve lapso de tiempo, a la redacción de historias de otros reyes no santos, de época pagana incluso. Y ya estaba formado el modelo fundamental para las «sagas de islandeses». Sólo había que tomar como protagonistas, en lugar de reyes extranjeros, grandes personajes islandeses.

1.2.2. Sagas de reyes y sagas de islandeses

Que las cosas suceden aproximadamente de esta forma queda evidenciado por la considerable relación entre «sagas de reyes» y las primeras «sagas de islandeses». Éstas tienen un carácter claramente historicista, que se aprecia incluso en la Saga de Egil, que puede considerarse como el puente a las sagas en las que predomina el elemento literario sobre el histórico. También en estilo y lenguaje están estas primeras «sagas de islandeses» más próximas a las de reyes; y todas ellas, de islandeses de reyes, se han alejado considerablemente de las primeras historias de obispos: el lenguaje se simplifica y se hace popular. En parte, la razón puede estar en las fuentes que se utilizan: los textos latinos (como modelo directo o como ejemplo) en las de obispos, las obras nativas islandesas (o noruegas) en el caso de las sagas de reyes.

Las sagas de islandeses son, por tanto, el resultado de dos géneros literarios diferentes, aunque relacionados; y si esos géneros no son más que la «versión islandesa» de géneros habituales en el Medievo europeo, el resultado de su confluencia será algo peculiar y exclusivamente islandés.

1.2.3. Historia y ficción en las sagas

Según vaya afianzándose el género de la «saga de islandeses», irá ganando en independencia respecto a su antecedente más directo, la saga de reyes. Y el elemento histórico irá perdiendo importancia hasta que se llegue a las sagas puramente ficticias, o en las que lo histórico es totalmente secundario, como la de Hrafnkel, la de Gunnlaug y la de Njál. Si antes el autor de una saga intentaba no alejarse de la realidad histórica más que para conseguir una autonomía necesaria para su obra literaria, en las posteriores lo histórico será exclusivamente el fondo sobre el que se estructura una acción inventada. La Saga de Njál tiene, desde luego, como la de Gunnlaug, personajes reales, y algunos de sus episodios deben de tener una sólida base en la realidad histórica, pero todo ello es ya secundario: no se leían ya como obras históricas.

No deja de ser asombroso que todo este proceso se desarrollara en tan pocos años (entre la segunda mitad del siglo XII y la primera del XIII). Y no podemos olvidar que durante un tiempo coexisten sagas de reyes, de islandeses y obras hagiográficas y religiosas en general. En este sentido es ejemplar la obra de Snorri: historiador «pleno» en su Heimskringla, con ciertos (tenues) elementos hagiográficos en su Saga de San Olaf, «novelista» sobre todo en la Saga de Egil, y autor de una obra que, en cierto modo, puede considerarse como el mejor ejemplo de los libros de exempla en Islandia: el Gylfaginning, la primera parte de la Edda.

Si observamos los thaettir (tháttr en singular) encontramos una confluencia similar: realizados originalmente, es muy probable, como derivado de los exempla, y con claros antecedentes en las breves narraciones insertadas en el fslendingabók o, sobre todo, los diversos Landnámabaekur, adquieren su forma definitiva por evidente influencia de las sagas de islandeses, de forma que llegan a convertirse en la variante breve de éstas. Si las sagas son «novelas», los thaettir serán «historias cortas».

Saga de Egil Skallagrímsson: Snorri Sturluson

Snorri Sturluson. (1178/1179 - 23 de septiembre de 1241) fue un polifacético escritor islandés cuyo legado literario dejó una huella imborrable en la historia de la literatura nórdica medieval. Si bien profesaba la fe cristiana, su vida estuvo marcada por una profunda implicación en la política y la literatura de su época. Sturluson fue una figura influyente en la Islandia de su tiempo, siendo elegido lagman del Alþing (Parlamento islandés) en dos ocasiones.

Sin embargo, su fama trasciende las fronteras de su patria gracias a su obra literaria excepcional. Snorri Sturluson es conocido principalmente por ser el autor de la Edda prosaica o Edda menor, una obra que se compone de tres partes distintas. "Gylfaginning" es una narrativa que sumerge al lector en la mitología nórdica, mientras que "Skáldskaparmál" explora la poesía escáldica y "Háttatal" presenta una impresionante lista de formas de verso.

Además de su contribución a la mitología y la poesía nórdica, Sturluson es también el autor de "Heimskringla," una crónica de los reyes noruegos que se inicia con una tonalidad legendaria en la "Saga de los Ynglings" y abarca la primera parte de la Edad Media en la historia de Escandinavia. Su habilidad para entrelazar la realidad y la leyenda hace que esta obra sea una joya de la historiografía nórdica.

Snorri Sturluson fue un hombre de múltiples facetas, rico en relaciones y experiencias que se reflejan en su vida personal y en su vasta obra literaria. Su trágico final, marcado por la traición y la violencia, solo añade un capítulo más a su fascinante historia. En resumen, Snorri Sturluson es una figura literaria y histórica de renombre cuyo legado perdura a través de sus contribuciones a la mitología, la poesía y la historia nórdicas, dejando una huella indeleble en la literatura medieval.