Cuentos de Ambrose Bierce

Cimitarra

Ambrose Bierce

"Cuando el gran GichiKuktai era Mikado, condenó a la decapitación a Jijiji Ri, alto funcionario de la Corte. Poco después del momento señalado para la ceremonia, ¡cuál no sería la sorpresa de Su Majestad al ver que el hombre que debió morir diez minutos antes, se acercaba tranquilamente al trono!..."

El guardián del muerto

Ambrose Bierce

"En un consultorio de Kearny Street, sentados en torno a una mesa, tres hombres bebían ponche y fumaban. Era tarde, casi medianoche, y no había escaseado el ponche. Estaban en casa del doctor Helberson, el más circunspecto de los tres. Tenía unos treinta años. Los otros eran menores. Todos ellos médicos..."

El dedo medio del pie derecho

Ambrose Bierce

"Lucían lo suficiente extraños a la luz amarilla de la vela. El que se había apeado tan renuente era especialmente espectacular, podía haber sido llamado sensacional. Era de mediana edad, de complexión robusta, pecho profundo y ancho de hombros..."

El caso del desfiladero de Coulter

Ambrose Bierce

- ¿Cree usted, coronel, que a su valiente Coulter le agradaría emplazar uno de sus cañones aquí? -preguntó el general. No parecía que pudiera hablar en serio: aquél, verdaderamente, no parecía un lugar donde a ningún artillero, por valiente que fuera, le gustase colocar un cañón...

El engendro maldito

Ambrose Bierce

A la luz de una vela de sebo colocada en un extremo de una rústica mesa, un hombre leía algo escrito en un libro. Era un viejo libro de cuentas muy usado y, al parecer, su escritura no era demasiado legible porque a veces el hombre acercaba el libro a la vela para ver mejor...
Corriendo hacía el sol

Carrera inconclusa

Ambrose Bierce

James Burne Worson era zapatero, habitante de Leamington, Warwickshire, Inglaterra. Era propietario de un pequeño local, en uno de esos pasajes que nacen de la carretera a Warwick. Dentro de su humilde círculo, lo estimaban hombre honesto, aunque algo dado (como tantos de su clase en los pueblos ingleses) a la bebida...
Desierto. Foto por Ravi Roshan en Unsplash

El amo de Moxon

Ambrose Bierce

-¿Lo dices en serio?… ¿Realmente crees que una máquina puede pensar? No obtuve respuesta inmediata. Moxon estaba ocupado aparentemente con el fuego del hogar, revolviendo con habilidad aquí y allá con el atizador, como si toda su atención estuviera centrada en las brillantes llamas...
Ilustración de La Batalla de Chickamauga

Chickamauga

Ambrose Bierce

En una tarde soleada de otoño, un niño perdido en el campo, lejos de su rústica vivienda, entró en un bosque sin ser visto. Sentía la nueva felicidad de escapar a toda vigilancia, de andar y explorar a la ventura, porque su espíritu, en el cuerpo de sus antepasados, y durante miles y miles de años, estaba habituado a cumplir hazañas memorables en descubrimientos y conquistas: victorias en batallas cuyos momentos críticos eran centurias, cuyos campamentos triunfales eran ciudades talladas en peñascos...
Pared. Foto por Levi Clancy en Unsplash

Al otro lado de la pared

Ambrose Bierce

Hace muchos años, cuando iba de Hong Kong a Nueva York pasé una semana en San Francisco. Hacía mucho tiempo que no había estado en esa ciudad y durante todo aquel periodo mis negocios en Oriente habían prosperado más de lo que esperaba...

Aceite de perro

Ambrose Bierce

A veces, al evocar aquellos días, no puedo sino lamentar que, al conducir indirectamente a mis queridos padres a su muerte, fui el autor de desgracias que afectaron profundamente mi futuro...
Ilustración de La Batalla de Chickamauga

El golpe de gracia

Ambrose Bierce

La lucha había sido dura e incesante. Todos los sentidos lo atestiguaban: hasta el gusto de la batalla flotaba en el aire. Pero ya había terminado; sólo quedaba auxiliar a los heridos y enterrar a los muertos...; "limpiar un poco", como decía el humorista del pelotón de sepultureros...