abril de 2012

Sobre Cábalas y amuletos

Nelton Pérez

Hoy he vuelto a recordar la vehemencia con que Guillermo Vidal me insistía para que yo escribiera un libro de fútbol. ¡Tú, tú tienes que escribir ese libro, Caballo, se lo debes a Manatí! Y yo asentía siempre, sintiéndome el elegido de mi pueblo futbolero, y albacea de tantas historias que pensaba que un libro sería muy poco para tanto material anecdótico escuchado en el banco familiar de mi parque y vivido en el estadio Ovidio Torres, apodado “La Danzonera” por esa gloria musical nuestra que fue el Rey del Danzón: Barbarito Díez

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Dazra Novak o la reservada publicidad de los cuerpos

Rafael de Águila

En la literatura de de esta autora se agitan, en browniano orden, actitudes, situaciones, pensamientos, deseos, frustraciones, modus vivendi (y operandi) enraizados en ciertos sectores de la vida del aquí y el ahora

A propósito del kindle

Mi Biblioteca de Alejandría

Agnes Fong

No soy la feliz —o infeliz— poseedora de ese “aparatico” para leer. Lo mío llegó a costa de préstamo. Es decir, a la Biblioteca Pública de la ciudad de Almería llegaron, o “asignaron”, unos cuantos de estos soportes electrónicos

My Kindle y yo

Rafael Grillo

¡Ay!, los milagros son poco duraderos. Quien levanta el vuelo un día aterrizará. Presa de la angustia, imagino el día en que el arte dejará de buscar lo nunca dicho y volverá, dócilmente, a ponerse al servicio de la vida colectiva, que exigirá de él que embellezca la repetición y ayude al individuo a confundirse, alegre y en paz, con la uniformidad del ser.

Lectura para quedarse en La Habana

Leopoldo Luis

La autora de los trece relatos que integran el volumen Cuentos para huir de La Habana no es Zulema de la Rúa Fernández, una enfermera —en realidad una Licenciada en Enfermería— que apenas rebasa los 30 años, a quien no me he topado nunca en una peña literaria (de esas que tienen lugar cada semana en cualquier rincón de la ciudad) y a quien mucho menos he visto aparecer en una revista (reseñada por algún periodista importante) o en la terraza de tertulias del vespertino Hola, Habana, al que tantos artistas glamurosos acuden para promocionar su obra.

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Confesiones en la UNEAC

Leopoldo Luis

Me encantan las presentaciones de libros, aunque por lo común acuda poca gente. A veces —mientras dura la Feria Internacional, cada año— el número de asistentes es mayor