¡Desciende Moisés!

Resumen del libro: "¡Desciende Moisés!" de

¡Desciende Moisés! es una colección de siete relatos del escritor estadounidense William Faulkner, publicada en 1942. Los relatos están ambientados en el condado ficticio de Yoknapatawpha, Mississippi, y exploran los temas de la raza, la familia, la religión y el legado histórico del sur de Estados Unidos.

El primer relato se titula «¿Era?» y narra la historia de un hombre negro llamado Lucas Beauchamp, que es acusado de matar a un blanco y se enfrenta a una turba enfurecida que quiere lincharlo. Lucas es descendiente del abuelo de los McCaslin, una familia blanca que posee una gran plantación. El relato muestra la complejidad de las relaciones raciales en el sur, donde la sangre negra y blanca se mezcla y se oculta. Lucas es un personaje orgulloso y astuto, que logra salvarse gracias a la intervención de su primo blanco, Gavin Stevens, un abogado y narrador de varios relatos.

El segundo relato se llama «El fuego y el hogar» y cuenta la visita de Isaac McCaslin, el heredero de la plantación, a su tío Cass, que vive en una cabaña en el bosque. Isaac renuncia a su herencia por motivos morales, ya que considera que la tierra está manchada por el pecado de la esclavitud y el incesto. El relato contrasta la vida civilizada y corrupta de la sociedad blanca con la vida salvaje y pura de la naturaleza. Isaac simboliza el ideal de un hombre blanco que reconoce su culpa y busca la redención.

El tercer relato se llama «Pantalón» y se centra en el personaje de Samuel Worsham Beauchamp, el hijo de Lucas. Samuel es un joven negro que trabaja como mozo en un hotel y que tiene una obsesión por conseguir unos pantalones blancos que le den prestigio y respeto. El relato retrata el conflicto entre las aspiraciones individuales y las limitaciones sociales impuestas por el racismo. Samuel se ve envuelto en una serie de situaciones cómicas y trágicas que ponen a prueba su dignidad y su lealtad.

El cuarto relato se llama «El viejo» y narra la aventura de un convicto que escapa de la prisión durante una inundación del río Mississippi. El convicto se encuentra con una mujer embarazada que necesita su ayuda para sobrevivir. El relato es una parodia de las historias de amor y heroísmo, ya que el convicto no siente ningún afecto por la mujer ni ningún interés por escapar. El relato también es una crítica a la injusticia del sistema penitenciario, que castiga a los pobres y a los negros por delitos menores.

El quinto relato se llama «El oso» y es el más famoso y extenso de la colección. El relato cuenta la iniciación de Isaac McCaslin en la caza del legendario oso Viejo Ben, que representa la fuerza y la libertad de la naturaleza. El relato también narra el descubrimiento por parte de Isaac del secreto familiar que lo lleva a renunciar a su herencia. El relato es una alegoría de la decadencia del sur, que ha perdido su identidad y su honor al explotar y destruir la tierra y a sus habitantes.

El sexto relato se llama «Delta otoñal» y describe el viaje de Isaac McCaslin a Memphis para asistir al funeral de su prima Carothers Edmonds, que ha muerto en un accidente de coche. En el viaje, Isaac se reencuentra con su prima Molly Beauchamp, una mujer negra que es descendiente del abuelo McCaslin por vía ilegítima. El relato muestra el contraste entre el mundo moderno y urbano de Memphis y el mundo antiguo y rural de Yoknapatawpha. El relato también muestra el dolor y la nostalgia de Isaac por el pasado perdido.

El séptimo y último relato se llama «¡Desciende Moisés!» y es el que da título a la colección. El relato narra la huida de un esclavo llamado Tomey’s Turl, que es el padre de Lucas Beauchamp, y su posterior regreso a la plantación. El relato se basa en el episodio bíblico de la liberación de los israelitas de Egipto por parte de Moisés. El relato es una reflexión sobre el significado de la libertad y la responsabilidad, y sobre el papel de la religión y la tradición en la vida de los negros.

En conclusión, ¡Desciende Moisés! es una obra imprescindible para entender la historia y la cultura del sur de Estados Unidos, y para apreciar la genialidad literaria de William Faulkner. Los relatos están escritos con un estilo magistral, que combina el realismo, el simbolismo, el humor y la tragedia. Los personajes son memorables y complejos, y reflejan las contradicciones y los conflictos de una sociedad marcada por el pecado y la violencia, pero también por la esperanza y la redención.

Libro Impreso

A MAMMY CAROLINE BARR
MISSISSIPPI (1840-1940).

Que nació en la esclavitud y profesó a mi familia una fidelidad desinteresada y sin límites, y a mi niñez una inmensa veneración y amor.

UN MOMENTO LECTOR…

Un momento, lector, antes de que empieces a sumergirte en Faulkner. No por él, pues está demasiado alto, sino pensando en ti, lector, y en mí, te detengo un instante antes de que comiences su lectura. Habrá pasajes, muchos pasajes, que te parecerán quizás extraños, no transcritos en castizo español. Piensa que estos relatos de Faulkner, como casi toda su obra, están envueltos en música, y que todo traductor de Faulkner debe ser, a mi juicio, como un músico que copia música ajena, sin que le falte un acorde, sólo pasando las notas de un papel a otro papel. Esta maravillosa sinfonía de Faulkner, que elevará tu espíritu a alturas insospechadas y de la que no te olvidarás nunca, exige siempre, a mi juicio, que el ritmo de la frase suene en una cadencia no usual, para conservar su pureza, su forma y su intención originales. Respetando siempre, ¡y cómo no!, nuestro maravilloso idioma, no me he atrevido a hacer de esta obra magnífica una versión cinematográfica, doblada, escribiendo «cariño» donde él dice «querida». La puntuación ha sido respetada en lo posible, como en él original, y él ritmo de la frase, tan de acuerdo con el ritmo de la idea, también ha sido conservado.

Y cuando lo hayas leído, lector, seguramente me darás la razón, sintiendo, al igual que yo, la belleza de éstos «spirituals», que rompen todos los cánones y rebasan todos los cauces.

A. M. DE F.

FUE

CAPÍTULO 1

ISAAC MCCASLÍN, Tío Ike, pasados los setenta y más cerca de los ochenta de los que confesaba, viudo y tío de medio distrito y padre de nadie.

Esto no fue algo en lo que hubiese participado o asistido él en persona, sino su primo mayor, McCaslin Edmonds, nieto de la hermana del padre de Isaac y descendiente así por línea de mujer, y a pesar de ello heredero, y a su tiempo testador, de aquello que algunos pensaron entonces y otros aún pensaban debía pertenecer a Isaac, puesto que suyo era el nombre al que el derecho de la tierra fue concedido por primera vez por la patente india y que algunos de los descendientes de los esclavos de su padre aún llevaban en la región. Pero Isaac no era uno de ésos: viudo desde hacía veinte años, que en toda su vida no poseyó sino un solo objeto que no pudiese ponerse o llevar en los bolsillos y en las manos, y ése era el catre de hierro y el sucio colchoncillo que usaba cuando dormía en los bosques para cazar gamos y osos, o para pescar o simplemente porque amaba los bosques; no tenía ninguna propiedad rural ni nunca la había deseado, ya que la tierra no era de un hombre sino de todos los hombres, como lo son la luz y el aire y las estaciones; que vivía aún en la frágil casa de madera en Jefferson que el padre de su esposa les dio cuando se casaron y que su esposa le legó al morir y que él simuló aceptar, para contentarla, para hacerle más fácil su partida, pero que no era suya, testamento o no, a pesar de la voluntad de la moribunda, y él únicamente la tenía para la hermana de su esposa y sus hijos que vivían allí desde la muerte de su esposa y él se consideraba feliz de alocarse en una sola habitación, como había hecho durante la vida de su esposa o ella durante su propio tiempo o la cuñada con los hijos durante el resto del suyo y después ni algo en lo que hubiese palpado o que al menos recordase sino por haberlo oído, por haberlo escuchado, llegando a él por y a través de su primo McCaslin nacido en 1850 y dieciséis años más viejo que él, y por tanto, estando su padre próximo a los setenta cuando Isaac, hijo único, nació, más hermano que primo y más padre que otra cosa, en el tiempo antiguo, en los viejos días.

¡Desciende Moisés!: William Faulkner

William Faulkner. Escritor estadounidense, es considerado como uno de los más grandes autores del siglo XX, galardonado en 1949 con el Premio Nobel de Literatura y considerado como uno de los padres de la novela contemporánea. Nacido en el Sur de los Estados Unidos, Faulkner no llegó a acabar los estudios y luchó en la I Guerra Mundial como piloto de la RAF. Como veterano tuvo la oportunidad de entrar en la universidad pero al poco tiempo decidió dedicarse por completo a la literatura.

Tras cambiar habitualmente de trabajo, Faulkner publicó La paga de los soldados (1926) tras encontrar cierta estabilidad económica como periodista en Nueva Orleans. Poco después comenzaría a publicar sus primeras novelas en las que reflejó ese Sur que tan bien conocía, El ruido y la furia (1929) es la más conocida de este periodo. Luego llegarían obras tan famosas como Luz de agosto (1932), ¡Absalón, Absalón! (1936) o El villorrio (1940).

Santuario (1931) fue, a la larga, su novela más vendida y la que le permitió dedicarse a la escritura de guiones para Hollywood. Sus cuentos más conocidos de esta época pueden leerse en ¡Desciende, Moisés! escrito en 1942.

Como guionista, habría que destacar su trabajo en Vivamos hoy (1933), Gunga Din (1939) o El sueño eterno (1946).

En el apartado de premios, Faulkner tuvo un reconocimiento tardío aunque generalizado. Además del ya nombrado Nobel de Literatura también recibió el Pulitzer en 1955 y el National Book Award, este entregado ya de manera póstuma por la edición de sus Cuentos Completos.