Don Juan o el Festín de piedra

Resumen del libro: "Don Juan o el Festín de piedra" de

Cuando Tartufo aún estaba prohibido, al día siguiente del estreno de Don Juan o el Festín de piedra (1665), la censura empezó por eliminar algunas frases. Tras la séptima función, se le indicó discretamente a Molière que echase definitivamente el telón sobre la obra. El seductor les parecía un hombre sin costumbres, sin conciencia ni religión, capaz de creer únicamente en que dos y dos son cuatro. En Anfitrión los cortesanos vieron los escarceos iniciales de Luis XIV tras una dama de compañía de la reina. La anécdota no es un reproche de Molière a su protector: la incrusta de forma natural en el esquema heredado de Plauto para construir una comedia galante.

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Escena I

SGANARELLE y GUZMÁN

La escena representa un palacio

SGANARELLE (Teniendo en la mano una tabaquera): Digan lo que quieran de Aristóteles y toda la filosofía, nada hay igual al tabaco; es la pasión de las gentes honradas, y quién vive sin tabaco no es digno de vivir. No tan sólo regocija y purifica los cerebros humanos, sino que también acostumbra las almas a la virtud, y con él aprende uno a ser un hombre honrado. ¿No ves realmente, en cuanto se toma, de qué manera amable se comporta uno con todo el mundo my lo encantados que nos sentimos al ofrecerlo a derecha y a izquierda, en todas partes dónde estemos? No espera uno siquiera a que se lo pidan, y nos adelantamos al deseo de las gentes; hasta tal punto es cierto que el tabaco inspira sentimientos de honor y de virtud a todos cuantos lo toman. Mas dejemos este tema y reanudemos nuestro discurso. ¿De suerte, querido Guzmán, que doña Elvira, tu señora, sorprendida por nuestra marcha, ha echado detrás de nosotros, y su corazón, que mi amo ha sabido conmover fuertemente, no ha podido vivir, dices, sin venir a buscarle aquí? ¿Quieres que te diga mi pensamiento, aquí entre nosotros? Temo que se vea mal recompensada por su amor, que su viaje a esta ciudad tenga poco resultado y que hubierais adelantado lo mismo quedándose allí..

GUZMÁN: Te ruego, Sganarelle, que me digas cuál es la razón que puede inspirarle un temor de tal mal augurio. ¿Te ha abierto tu amo su corazón sobre eso y te ha dicho, acaso, que mostró hacia nosotros cierta frialdad que le obligara a partir?

SGANARELLE: Nada de eso; pero conozco a bulto el rumbo de las cosas, y, sin que haya dicho nada aún apuesto casi a que el negocio marcha por esos derroteros. Podré, quizá, equivocarme; mas, en fin: en tales cuestiones, la experiencia ha podido proporcionarme ciertas luces.

GUZMÁN: ¡Cómo! ¿Esa partida imprevista sería una infidelidad de Don Juan? ¿Podría él hacer semejante injuria a la casta pasión de doña Elvira?

SGANARELLE: No; que es joven todavía y no tiene valor.

GUZMÁN: ¿Un hombre de su calidad iba a cometer una acción tan cobarde?

SGANARELLE: ¡Sí, sí! ¡Su calidad! ¡Bella razón que iba a impedirle hacer esas cosas!

GUZMÁN: Mas está comprometido por los sagrados lazos del matrimonio.

SGANARELLE: ¡Ah, mi pobre Guzmán! No sabes aún, amigo mío, créeme, qué clase de hombre es Don Juan.

Molière. Fue un importante dramaturgo francés nacido en París el 15 de enero de 1622 y fallecido en la misma ciudad el 17 de febrero de 1673. Es considerado como uno de los más grandes autores teatrales de la historia y padre de la Comedia Francesa. Su verdadero nombre fue Jean-Baptiste Poquelin.

Su relación con el teatro se inicia en 1643 cuando firma, junto a los Béjart, comediantes, el acta de constitución del Ilustre Teatro, que pasaría a dirigir sin mucho acierto un año más tarde. Durante cinco años, Molière deja la capital francesa para ser actor, volviendo en 1650 a hacerse cargo de la compañía. Pronto cobran fama sus farsas y obras cómicas, siendo instalados por el rey francés en el teatro de Petit-Bourbon.

Sus obras empiezan a cobrar popularidad, siguiendo la máxima de “corregir las costumbres riendo”, lo cual, junto con la protección real, hace que Molière se gane enemigos entre los que son ridiculizados en sus obras. En 1664 es nombrado responsable de las diversiones de la Corte; ese mismo año se estrena el Tartufo, obra crítica para con la hipocresía religiosa y que provocó airadas reacciones entre las clases conservadoras, que obligaron al rey a prohibir la obra durante cinco años.

Con el apoyo real, sin embargo, la compañía pasa a ser Compañía Real. Aunque su salud se va resintiendo, Molière sigue escribiendo obras inmortales como El misántropo o El médico a palos. Su última obra, El enfermo imaginario, pasó tristemente a su historia debido al ataque que el propio actor y autor tuvo en una de sus representaciones, del que no se recuperó, falleciendo.

Cine y Literatura
Don Juan de Molière

Don Juan de Molière

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