Las Bacantes

Resumen del libro: "Las Bacantes" de

Las Bacantes trata la introducción en Grecia del culto a Dionisio, una religión muy distinta de la tradicional olímpica. Dioniso llega a Tebas y enloquece a las mujeres, que celebran sus ritos en el monte Citerón. Desgracias terribles se abaten sobre los que se oponen a su divinidad. Con su acción feroz y los éxtasis de sus odas corales, Bacantes es el mejor reflejo del espíritu dionisíaco en toda la literatura, y la única tragedia ática conocida que tiene a un dios como protagonista.

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Introducción

Después de su muerte se encontraron tres dramas: Ifigenia en Aulis, Alcmeón y las Bacantes, que llevó a escena su hijo Eurípides «el Joven».

El tema de las Bacantes recoge la mitología de Dioniso, su regreso a Tebas, donde nació, acompañado de su tíaso de mujeres. Allí es rechazado por sus parientes, que no le reconocen como dios. Penteo, rey de Tebas en ese momento, le persigue y ordena encerrarlo; pero, libre el dios de su prisión, enloquece a Penteo que, disfrazado de bacante, marcha hacia el Citerón para ser allí despedazado por las ménades: su propia madre, Ágave, lo ha confundido con un león y, clavada su cabeza en un tirso, la lleva a través del Citerón hasta el palacio de Tebas, donde Cadmo, su padre, logrará que recupere la cordura y descubra su terrible acción. El triunfo de las bacantes se hace oír junto con las lamentaciones de Ágave y Cadmo. Aparece Dioniso, que envía al destierro a sus parientes y pone de manifiesto su divinidad.

La simbología de Dioniso, dios de la naturaleza salvaje, de lo húmedo como principio de la vida, de todo lo que es caótico, inesperado, muerte y resurrección, el protector de los marginados, las mujeres, los humildes, está presente en la tragedia. Frente a Penteo, símbolo de la razón, de las normas vencidas, el triunfo de Baco, de Dioniso identificado con el toro, símbolo de vida, de fertilidad, asociado a la idea de divinidad suprema, personifica la rectitud, la justicia; las bacantes, mujeres adoradoras de Dioniso, bacantes en cuanto fieles a Baco y partícipes de sus misterios, celebrados en los montes donde tenían lugar las orgías báquicas, en las que se sucedían la oribasía o carrera frenética por el monte, el sparagmós o despedazamiento de un animal vivo, normalmente un cervatillo, y la omofagia, comida de la carne cruda en comunión con el dios, a la que seguía toda clase de portentos y en donde el hombre y el animal se confunden en una liberación de los límites del yo y en comunión con la naturaleza salvaje.

Ménade es la mujer bacante que entra en estado de frenesí báquico o locura. Los atributos de las bacantes son el tirso, flecha coronada de hiedra o pámpanos, la piel de cervato sobre sus hombros y la corona de hiedra o serpientes en la cabeza; forman los tíasos o cofradías del dios, al que celebran con danzas frenéticas y gritos de evohé.

Las Bacantes – Eurípides

Eurípides. Dramaturgo clásico de la Antigua Grecia, Eurípides nació, aproximadamente, el año 480 a.C en la ciudad de Salamina. Está considerado, junto a Sófocles y Esquilo, como uno de los grandes poetas trágicos de la época clásica.

Eurípides fue un abanderado del conocimiento, lo que le supuso muchas críticas por parte de sus coetáneos. También fue el primer dramaturgo en renunciar al uso constante de figuras míticas y pasar a utilizar la propia experiencia humana para los personajes y tramas de sus obras.

A destacar entre su obra conocida: Medea (431 a.C), Las bacantes (405 a.C), Las troyanas (415 a.C), Electra o Andrómaca.

Eurípides murió en Pella el año 406 antes de Cristo.