Limónov

Limónov - Emmanuel Carrère

Resumen del libro: "Limónov" de

«Limónov no es un personaje de ficción. Existe y yo lo conozco», advierte Emmanuel Carrère. Esta novela biográfica o biografía novelada reconstruye la vida de un personaje real que parece surgido de la ficción. Un personaje desmesurado y estrafalario, con una peripecia vital casi inverosímil, que le permite al autor trazar un contundente retrato de la Rusia de los últimos cincuenta años y al mismo tiempo aventurarse en una indagación deslumbrante sobre las paradojas de la condición humana. Poeta y pendenciero en su juventud, Limónov frecuentó los círculos clandestinos de la disidencia en la Unión Soviética, se vio obligado a exiliarse y aterrizó en Nueva York, donde vivió como un vagabundo, fue mayordomo de un millonario y escribió novelas autobiográficas. Siguió haciéndolo cuando se marchó a París y allí alcanzó notoriedad pública con una escandalosa novela sobre sus andanzas neoyorquinas por el lado salvaje. De allí pasó a los Balcanes, donde apoyó hasta las últimas consecuencias la causa serbia, y regresó después a la Rusia poscomunista para fundar un partido nacional bolchevique que fue prohibido. Él acabó en la cárcel, acusado de tentativa de golpe de Estado, y allí escribió más libros, tuvo una experiencia mística y al salir se convirtió en opositor a Putin. Ambiguo, escurridizo y estrambótico, este personaje fascinante y detestable a partes iguales, mitad héroe romántico y mitad majadero abominable, es tan contradictorio y desconcertante que se convierte por derecho propio en carne de novela y en el protagonista de esta espléndida y sorprendente narración, galardonada con el Premio Renaudot, el Premio de la Lengua Francesa 2011 y, en especial, el Prix des Prix 2011, que se elige entre las obras ganadoras de los ocho premios literarios franceses más importantes (Académie française, Décembre, Femina, Flore, Goncourt, Interallié, Médicis y Renaudot).

Libro Impreso EPUB

Prólogo – Moscú, octubre de 2006-septiembre de 2007

Hasta que Anna Politkóvskaia fue abatida en la escalera de su inmueble, el 7 de octubre de 2006, sólo las personas que se interesaban de cerca por las guerras de Chechenia conocían el nombre de esta periodista valiente, adversaria declarada de la política de Vladímir Putin. De la noche a la mañana, su cara triste y resuelta se convirtió en Occidente en un icono de la libertad de expresión. Yo acababa entonces de rodar un documental en una pequeña ciudad rusa, pasaba frecuentes temporadas en Rusia, y por eso, cuando saltó la noticia, una revista me propuso que tomase el primer avión a Moscú. Mi misión no era investigar el asesinato de Politkóvskaia, sino más bien recoger las declaraciones de personas que la habían conocido y amado. Así pues, pasé una semana en las oficinas de Nóvaia Gazeta, el periódico del que ella era la reportera estrella, pero también en las de las asociaciones de defensa de los derechos humanos y de los comités formados por madres de soldados muertos o mutilados en Chechenia. Las oficinas eran minúsculas, pobremente iluminadas y dotadas de ordenadores vetustos. Los activistas que me recibían allí eran también muchas veces personas de edad y su número era patéticamente exiguo. Es un círculo pequeño en el que todo el mundo se conoce y en donde no tardé en conocer a todo el mundo, y ese círculo pequeñísimo constituye prácticamente la única oposición democrática en Rusia.

Además de algunos amigos rusos, conozco en Moscú a otro círculo reducido, compuesto por expatriados franceses, periodistas u hombres de negocios, y cuando por la noche les contaba mis visitas del día sonreían con cierta conmiseración: los demócratas virtuosos de quienes les hablaba, esos militantes de los derechos humanos, eran sin duda personas respetables, pero la verdad era que a todo el mundo le importaba un bledo. Libraban un combate perdido de antemano en un país que se preocupa poco por las libertades formales, con tal de que cada cual tenga derecho a enriquecerse. Por otra parte, nada divertía o irritaba tanto, según el carácter de la persona, a mis amigos expatriados como la tesis extendida en la opinión pública francesa de que el asesinato de Politkóvskaia habría sido encargado por el FSB —la policía política que en tiempos de la Unión Soviética se llamaba KGB— y más o menos por el propio Putin.

Emmanuel Carrère. Nacido el 9 de diciembre de 1957 en París, emerge como un polifacético escritor, guionista y realizador francés. Diplomado por el Instituto de Estudios Políticos de París, Carrère es hijo de Louis Édouard Carrère y la ilustre sovietóloga Hélène Carrère d'Encausse. Su linaje se entrelaza con figuras destacadas, como el filósofo François Zourabichvili y el compositor Nicolás Zourabichvili.

Sus obras, caracterizadas por la amalgama de ficción y no ficción, exploran identidad e ilusiones. Carrère, con ingenio, lleva sus propias experiencias al tejido de la historia. Admirador de la ciencia ficción y erudito lector, su escritura, heredera de Montaigne y Rousseau, fusiona lo autobiográfico con una crítica audaz de la contemporaneidad.

Ganador del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances en 2017, Carrère es reconocido por su habilidad en la circulación multimedia, incursionando en cine y televisión. El Premio Princesa de Asturias de las Letras en 2021 corona su destacada carrera. Sus novelas, desde "El bigote" hasta "El Reino," reflejan la diversidad temática y estilística que lo consagra como un maestro narrador. Sus ensayos, como "Conviene tener un sitio adonde ir," revelan su mirada crítica y erudita sobre la realidad y la ficción.

Emmanuel Carrère, un artista multifacético, continúa cautivando al lector con su capacidad única para explorar las sombras de la condición humana y contemporánea.