Cuentos Fantásticos

El duende conversador

Aleksandr Grin

Un duende con dolor de muela -parecía una calumnia sobre este ser que tiene a su servicio tantos brujos y brujas, que pudiera devorar barriles de azúcar sin ningún peligro; pero era cierto, era verdad-, un duende pequeño y triste estaba sentado al lado de una estufa fría, que hacía tiempo que había olvidado el fuego...

El artista de lo bello

Nathaniel Hawthorne

Un hombre viejo, con su hermosa hija al brazo, paseaba por la calle, y emergió de la penumbra del nublado atardecer a la luz que iluminaba el pavimento, procedente del escaparate de una pequeña tienda. Era un escaparate saledizo; y en su interior había colgados una gran variedad de relojes, baratos, de plata, y uno o dos de oro, todos con sus esferas vueltas de espaldas a la calle, como si se negaran groseramente a informar a los transeúntes de la hora que era...

Mitos nórdicos

Neil Gaiman

Violencia, traiciones, poder… Con una prosa hábil e ingeniosa, Gaiman analiza la naturaleza imperfecta y competitiva de los dioses, sus susceptibilidades, su habilidad para embaucar y dejarse embaucar por los demás y su tendencia a dejar que la pasión dirija sus acciones, las guerras por el sexo o el poder… y, en general, todo lo que los acerca claramente a los humanos mortales. Gaiman, al igual que otros maestros contemporáneos contadores de historias como J. R. R. Tolkien y George R. R. Martin, ha crecido inspirándose en la fantasía nórdica y ahora decide poner sus ojos directamente en la fuente de estas historias para presentar un homenaje a los grandes relatos nórdicos.
Monjes budistas. Foto por Sergio Capuzzimati en Unsplash

Los constructores de puentes

Rudyard Kipling

Lo mínimo que esperaba Findlayson, del Departamento de Obras Públicas, era una C. I. E.; él soñaba con una C. S. I. En realidad, sus amigos le decían que se merecía más. Durante tres años había aguantado calor y frío, decepciones, incomodidades, peligros y enfermedades, con una responsabilidad casi excesiva para un solo par de hombros...
Fuegos artificiales. Foto por Erwan Hesry en Unsplash

El famoso cohete

Oscar Wilde

El hijo del rey estaba en vísperas de casarse. Con este motivo el regocijo era general. Estuvo esperando un año entero a su prometida, y al fin llegó ésta. Era una princesa rusa que había hecho el viaje desde Finlandia en un trineo tirado por seis renos, que tenía la forma de un gran cisne de oro; la princesa iba acostada entre las alas del cisne...
Hojas de otoño. Foto por max fuchs en Unsplash

Sortilegio de otoño

Joseph von Eichendorff

El caballero Ubaldo, una tranquila tarde de otoño mientras cazaba, se encontró alejado de los suyos, y cabalgaba por los montes desiertos y boscosos cuando vio venir hacia él a un hombre vestido con ropas extrañas...
El viejo y el fantasma de una joven, por Teodor Axentowicz

El fantasma

Enrique Anderson Imbert

Se dio cuenta de que acababa de morirse cuando vio que su propio cuerpo, como si no fuera el suyo sino el de un doble, se desplomaba sobre la silla y la arrastraba en la caída. Cadáver y silla quedaron tendidos sobre la alfombra, en medio de la habitación...
Angustia. Por August Friedrich Albrecht Schenck

Conitos

Haruki Murakami

"Estaba hojeando distraídamente el periódico de la mañana cuando, en una esquina, descubrí el siguiente anuncio: “Famosos Pasteles Conitos. Concurso para la creación de los Nuevos Conitos. Gran sesión informativa”. No tenía ni idea de qué diablos eran aquellos Conitos..."
La leyenda Cretense

El acercamiento a Almotásim

Jorge Luis Borges

Philip Guedalla escribe que la novela The approach to Al-Mu’tasim del abogado Mir Bahadur Alí, de Bombay, «es una combinación algo incómoda (a rather uncomfortable combination) de esos poemas alegóricos del Islam que raras veces dejan de interesar a su traductor y de aquellas novelas policiales que inevitablemente superan a John H. Watson y perfeccionan el horror de la vida humana en las pensiones más irreprochables de Brighton»...
Very old cinema with cinema clerk. Foto por Joël de Vriend en Unsplash

El acomodador

Felisberto Hernández

"Apenas había dejado la adolescencia me fui a vivir a una ciudad grande. Su centro -donde todo el mundo se movía apurado entre casas muy altas- quedaba cerca de un río..."
Hércules y La Hidra. por Antonio del Pollaiolo

Cefalea

Julio Cortázar

"Cuidamos las mancuspias hasta bastante tarde, ahora con el calor del verano se llenan de caprichos y versatilidades, las más atrasadas reclaman alimentación especial y les llevamos avena malteada en grandes fuentes de loza; las mayores están mudando el pelaje del lomo, de manera que es preciso ponerlas aparte, atarles una manta de abrigo y cuidar que no se junten de noche con las mancuspias que duermen en jaulas y reciben alimento cada ocho horas..."
Caliban, por Odilon Redon

Retrato de un genio

Liliana Heker

Si una consigue no pensar mientras golpea exactamente cien veces la pared con la ventana, el tiempo pasa rápido, muy rápido, y puede ser que cuando menos se lo espere Lucía se despierte y adiós problemas...
Nuwa, por E. T. C. Werner

Restauración de la bóveda celeste

Lu Xun

"En el cielo rosa flotan banderolas de nubes verde roca; más allá parpadean las estrellas. En el horizonte, entre las nubes sangrientas, resplandece el sol, semejante a un globo de oro que gira en un flujo de lava; al frente, la luna fría y blanca parece una masa de hierro. Pero Nü-wa no mira cuál de los astros sube ni cuál desciende..."
Axolotl, un cuento de Julio Cortázar. Foto: Jan Tik

Axolotl

Julio Cortázar

"En la biblioteca Saint-Geneviève consulté un diccionario y supe que los axolotl son formas larvales, provistas de branquias, de una especie de batracios del género amblistoma. Que eran mexicanos lo sabía ya por ellos mismos, por sus pequeños rostros rosados aztecas y el cartel en lo alto del acuario..."

El hipnotizador

Ambrose Bierce

"La primera noción de que yo poseía extraños poderes me vino a los catorce años, en la escuela. Habiendo olvidado una vez de llevar mi almuerzo, miraba codiciosamente el que una niñita se disponía a comer. Levantó ella los ojos, que se encontraron con los míos y pareció incapaz de separarlos de mi vista."

Carta a una señorita en París

Julio Cortázar

"Usted sabe por qué vine a su casa, a su quieto salón solicitado de mediodía. Todo parece tan natural, como siempre que no se sabe la verdad. Usted se ha ido a París, yo me quedé con el departamento de la calle Suipacha, elaboramos un simple y satisfactorio plan de mutua convivencia hasta que septiembre la traiga de nuevo a Buenos Aires y me lance a mí a alguna otra casa donde quizá…"

Dos cosas

Juan Manuel Martínez

—Cuando niña había dos cosas que percibía de manera muy distinta: el paso del tiempo, más duradero, como si fuera infinito; y el eco, el eco de todas las cosas —me empezó a contar cuando íbamos de la mano…

Las ruinas circulares

Jorge Luis Borges

El propósito que lo guiaba no era imposible, aunque sí sobrenatural. Quería soñar un hombre: quería soñarlo con integridad minuciosa e imponerlo a la realidad. Ese proyecto mágico había agotado el espacio entero de su alma; si alguien le hubiera preguntado su propio nombre o cualquier rasgo de su vida anterior, no habría acertado a responder...

La noche boca arriba

Julio Cortázar

Volvió bruscamente del desmayo. Cuatro o cinco hombres jóvenes lo estaban sacando de debajo de la moto. Sentía gusto a sal y sangre, le dolía una rodilla, y cuando lo alzaron gritó, porque no podía soportar la presión en el brazo derecho. Voces que no parecían pertenecer a las caras suspendidas sobre él, lo alentaban con bromas y seguridades...

Esqueleto

Ray Bradbury

Munigant asintió. Había visto casos semejantes. Los huesos del cuerpo. Los hombres no tenían conciencia de sus propios huesos. El esqueleto. Dificilísimo. Algo que concernía al desequilibrio, a una coordinación inarmónica entre alma, carne y esqueleto...