Cuentos japoneses

La luciérnaga

Haruki Murakami

Hace mucho tiempo (por más que lo diga, apenas han transcurrido catorce o quince años) yo vivía en una residencia de estudiantes. Tenía dieciocho años y acababa de entrar en la universidad. No conocía Tokio y era la primera vez que vivía solo, así que mis padres, intranquilos, me metieron en aquella residencia...

Cangrejo

Haruki Murakami

Los dos descubrieron aquel pequeño restaurante por azar. Al atardecer del día que llegaron a la playa de Singapur se les ocurrió, sin más, meterse en un callejón donde acabaron topando casualmente con el local...

Mujima

Lafcadio Hearn

En el camino de Akasaka, cerca de Tokio, hay una colina, llamada Kii-No-Kuni-Zaka, o “La Colina de la provincia de Kii”. Está bordeada por un antiguo foso, muy profundo, cuyas laderas suben, formando gradas, hasta un espléndido jardín, y por los altos muros de un palacio imperial...

La casa de las bellas durmientes

Yasunari Kawabata

No debía hacer nada de mal gusto, advirtió al anciano Eguchi la mujer de la posada. No debía poner el dedo en la boca de la muchacha dormida ni intentar nada parecido...

Tony Takitani

Haruki Murakami

"Ésa fue la mayor crisis en la vida de Shôzaburô Takitani. La distancia entre la vida y la muerte era, literalmente, del grosor de un pelo. Él era consciente de que podía encontrar la muerte en aquel lugar. Morir, en sí mismo, no le daba miedo. Total, te pegaban un tiro y listos. El dolor no debía durar más que un instante..."

El gorrión de la lengua cortada

Osamu Dazai

"Me planteé estos Cuentos de cabecera como un humilde solaz que pudiera ofrecer para el escaso tiempo libre de aquellos que están luchando con todas sus fuerzas para sacar al país de la difícil situación en que se encuentra..."

La historia de O-Tei

Lafcadio Hearn

"Nagao-Sama pensó mucho acerca de las extrañas cosas que le había dicho O-Tei pocos momentos antes de morir. Y con la esperanza de agradar a su espíritu escribió una solemne promesa de casarse con ella si volvía a encontrarla en otro cuerpo. Este juramento lo selló con su propio sello y lo colocó en la urna, delante de la lápida mortuoria de O-Tei..."

Inmortalidad

Yasunari Kawabata

"Caminaban por el césped. Un alambrado se cruzaba en su marcha. Los amantes no parecieron notar que, de continuar avanzando, quedarían atrapados en él. No se detuvieron; en cambio, lo atravesaron como una brisa primaveral..."

Náusea, 1979

Haruki Murakami

"Fue después de uno de esos encuentros cuando me habló de sus náuseas. Estábamos en su apartamento, bebiendo whisky y escuchando discos. De hablar de música pasamos a hablar de whisky y esto nos llevó a las borracheras..."

Gracias

Yasunari Kawabata

"Sacudida a lo largo del camino de montaña, la jovencita clavaba los ojos en la espalda del chofer que estaba justo delante de ella. El amarillo del uniforme colmaba su visión como si fuera un mundo en sí mismo. Las montañas que iban apareciendo se partían y pasaban de un hombro a otro del hombre. El ómnibus atravesó dos pasos muy elevados…"

La tía pobre

Haruki Murakami

"No tengo la menor idea de por qué un domingo como aquél una tía pobre, precisamente, tuvo que robarme el corazón. A mi alrededor no había ninguna tía pobre, ni siquiera había nada que me sugiriera su existencia. Pero, a pesar de ello, la tía pobre llegó y se marchó. Fue sólo durante unas centésimas de segundo, pero estuvo en mi corazón...."

Los engranajes

Ryûnosuke Akutagawa

"Otra vez me encontré jugueteando con el cuchillo y el tenedor sobre la carne que tenía en el plato. Entonces descubrí una diminuta criatura que se retorcía en un borde de la carne. Me trajo a la memoria la palabra inglesa worm, gusano. Seguramente, como kylin y ho, también aludía a una bestia legendaria. Apoyé el cuchillo y el tenedor y observé, en cambio, el champán que me habían servido en la copa."

El árbol de cerezo y el silbido mágico

Osamu Dazai

"Los campos y las montañas estaban en pleno esplendor y hacía tanto calor que constantemente me entraban ganas de desnudarme y de lanzarme a correr por los campos, acariciada por el viento. Aquel verdor tan intenso me producía como chispas en los ojos."

Somorgujo

Haruki Murakami

En este breve relato, el autor japonés nos sumerge en una atmósfera surrealista y misteriosa, donde un hombre busca un trabajo en un edificio lleno de puertas y pasillos. Pero para acceder a él, debe resolver una contraseña que desconoce y que tiene que ver con el título del cuento. ¿Qué significa somorgujo? ¿Qué trabajo le espera al protagonista? ¿Qué hay detrás de la puerta?

Un día perfecto para los canguros

Haruki Murakami

"Pese a todo, finalmente llegó el día de ir a ver al canguro. Nos despertamos a las seis de la mañana, descorrimos las cortinas y, al instante, descubrimos y comprobamos que aquélla era la mañana ideal para los canguros. Nos lavamos la cara a toda prisa, desayunamos, dimos de comer al gato, hicimos la colada, nos pusimos un sombrero para protegernos del sol y salimos de casa."

El cuchillo de caza

Haruki Murakami

"Los días fueron deslizándose de forma lenta pero certera. Ninguno de ellos poseía una particularidad especial que permitiera diferenciarlo de otro. Cualquiera podría haberse intercambiado con el siguiente sin problemas. Tal vez ni lo hubiéramos notado. El sol ascendía por el este y se ponía por el oeste, los helicópteros verdes volaban a baja altura, yo bebía litros de cerveza y nadaba cuanto quería."

El folclore de nuestra generación: prehistoria del estadio avanzado del capitalismo

Haruki Murakami

"Hablaré de las chicas. De las relaciones sexuales alborozadas, placenteras, y también tristes, que manteníamos nosotros, los chicos —con los genitales aún por estrenar—, con ellas —todavía eran unas chiquillas—. Éste es uno de los temas de esta historia."

Avión… o cómo hablaba él a solas como si recitara un poema

Haruki Murakami

«¿Y entonces por qué se acuesta conmigo?», se preguntaba él. Había reflexionado mucho sobre ello, pero no había logrado hallar la respuesta. Ni siquiera acababa de comprender a qué se refería con lo de «problemas matrimoniales».

La tragedia de la mina de carbón de Nueva York

Haruki Murakami

"Pero, en definitiva, la muerte no es más que la muerte. En otras palabras, salga de un sombrero o de un campo de trigo, un conejo no es más que un conejo. Un horno caliente no es más que un horno caliente y la negra humareda que se alza por una chimenea no es más que la negra humareda que se alza por una chimenea."

La chica del cumpleaños

Haruki Murakami

El día de su vigésimo cumpleaños también trabajó de camarera, como de costumbre. Le tocaba todos los viernes, pero, de hecho, aquel viernes por la noche no debería haber trabajado. Había intercambiado su turno con otra chica que también trabajaba por horas...