Literatura Mexicana

Carving wooden shoes. Foto por Raoul Ortega en Unsplash

El zapaterito de Guanajuato

Elena Garro

Iba yo bajando la avenida, llevaba a Faustino de la mano, mi nietecito no decía nada, aunque yo bien veía que los tres días de girar por la ciudad, sin alimento y sin cobijo, lo habían amedrentado...
The Artist. Foto por Jakob Owens en Unsplash

El episodio cinematográfico

Jorge Ibargüengoitia

"Melisa, que era poetisa y argumentista, quería ha­cerme una proposición, que me pareció sensacional. Para empezar, me explicó las condiciones en que es­taba la Industria Cinematográfica. Esto era allá por 1958; los últimos descubrimientos de los cazadores de talento consistían, entonces, en la amante del Gerente del Banco de Auxilio Agropecuario..."
México. Foto por Dennis Schrader en Unsplash

Es que somos muy pobres

Juan Rulfo

"El río comenzó a crecer hace tres noches, a eso de la madrugada. Yo estaba muy dormido y, sin embargo, el estruendo que traía el río al arrastrarse me hizo despertar en seguida y pegar el brinco de la cama con mi cobija en la mano, como si hubiera creído que se estaba derrumbando el techo de mi casa..."
Discovery of the Land, por Candido Portinari

La cuesta de las comadres

Juan Rulfo

"La cosa es que todavía después de que murieron los Torricos nadie volvió más por aquí. Yo estuve esperando. Pero nadie regresó. Primero les cuidé sus casas; remendé los techos y les puse ramas a los agujeros de sus paredes; pero viendo que tardaban en regresar, las dejé por la paz."
Tlaxcala - Palacio de Gobierno

La culpa es de los Tlaxcaltecas

Elena Garro

"—Lo terrible es, lo descubrí en ese instante, que todo lo increíble es verdadero. Allí venía él, avanzando por la orilla del puente, con la piel ardida por el sol y el peso de la derrota sobre los hombros desnudos. Sus pasos sonaban como hojas secas. Traía los ojos brillantes. Desde lejos me llegaron sus chispas negras y vi ondear sus cabellos negros en medio de la luz blanquísima del encuentro. Antes de que pudiera evitarlo lo tuve frente a mis ojos."

Nos han dado la tierra

Juan Rulfo

"No decimos lo que pensamos. Hace ya tiempo que se nos acabaron las ganas de hablar. Se nos acabaron con el calor. Uno platicaría muy a gusto en otra parte, pero aquí cuesta trabajo. Uno platica aquí y las palabras se calientan en la boca con el calor de afuera, y se le resecan a uno en la lengua hasta que acaban con el resuello. Aquí así son las cosas. Por eso a nadie le da por platicar."

Tlactocatzine del jardín de Flandes

Carlos Fuentes

"Los retablos de la bóveda (Zobeniga, el embarcadero de Juan y Pablo, Santa María de la Salud) fueron pintados por los discípulos de Francesco Guardi. Las alcobas, forradas de terciopelo azul, y los pasillos, túneles de maderas, lisas y labradas, olmo, ébano y boj, en el estilo flamenco de Viet Stoss algunas, otras más cercanas a Berruguete, al fasto dócil de los maestros de Pisa"

Asesinato en el Parque Sinaloa

Élmer Mendoza

Elmer Mendoza, conocido por su estilo único y su habilidad para tejer tramas policíacas magistralmente complejas, nos sumerge en su obra más reciente, "Asesinato en el Parque Sinaloa". La historia gira en torno a Edgar "el Zurdo" Mendienta, un exdetective que se retira de las fuerzas policiales, pero es arrastrado de vuelta al mundo del crimen por un favor que no puede negarse a su amigo Abel Sánchez: encontrar al asesino de su hijo, Pedro Sánchez Morán, cuya muerte en el Parque Sinaloa ha sido rápidamente archivada por la policía local. La trama se complica aún más con la presencia de la Marina en Los Mochis, la fuga del temido Perro Laveaga del cártel del Pacífico y su búsqueda desenfrenada de una mujer, Daniela K. Mendoza despliega una intrincada red de intrigas y relaciones, donde cada personaje está entrelazado con los otros de maneras inesperadas. Desde el narcotráfico hasta la radiodifusión, pasando por los entresijos de la ley y el crimen organizado, el autor nos lleva por un viaje vertiginoso…

Como agua para chocolate

Laura Esquivel

Laura Esquivel, autora mexicana reconocida por su estilo narrativo único y su capacidad para entrelazar la gastronomía con la pasión y el amor, nos presenta su obra maestra "Como agua para chocolate". Esta novela, más que una simple historia de amor, es un viaje sensorial a través de las emociones humanas, donde la cocina se convierte en el medio de expresión de los deseos más profundos de los personajes. En el centro de la trama se encuentra Tita, una joven atrapada en una familia tradicional mexicana, donde las normas sociales y las expectativas familiares dictan su destino. A pesar de su amor prohibido por Pedro, quien termina casándose con su hermana Rosaura para permanecer cerca de ella, Tita encuentra en la cocina un refugio para expresar sus emociones reprimidas y sus deseos más íntimos. Cada capítulo de la novela está encabezado por una receta culinaria, que no solo añade un elemento distintivo a la estructura narrativa, sino que también sirve como metáfora de los eventos que se desarrollan en la…

José Trigo

Fernando del Paso

Fernando del Paso, reconocido como uno de los pilares de la literatura mexicana contemporánea, dejó una huella indeleble con su primera novela, "José Trigo", merecedora del Premio Xavier Villaurrutia en 1966. En esta obra, el autor traza un retrato conmovedor y detallado de la vida desesperanzada de los ferrocarrileros en el México de mediados del siglo XX. La trama se sumerge en sus luchas laborales, su miseria palpable, la esperanza fugaz de una huelga salvadora y la amarga realidad de la traición. En el trasfondo de la historia se encuentra un personaje casi fantasmal, José Trigo, que más que un protagonista individual, representa un símbolo de la lucha y la desilusión. A través de una galería de personajes vívidos y doloridos, Del Paso explora las secuelas del drama cristero de los años treinta, la corrupción sindical en las décadas posteriores y el desigual avance del progreso nacional. La estructura narrativa de "José Trigo" revela un delicado mecanismo de relojería. Los capítulos de la primera parte avanzan hacia un punto de…

La sunamita

Inés Arredondo

"Caminando por las calles solitarias con mi pequeño veliz en la mano, fui cayendo en el entresueño privado de la realidad y de tiempo que da el calor excesivo. No, no recordaba, vivía a medias, como entonces. “Mira, Licha, están floreciendo las amapas.” La voz clara, casi infantil."

Chac Mool

Carlos Fuentes

"Me aventuré a leerlo, a pesar de las curvas, el hedor a vómitos y cierto sentimiento natural de respeto por la vida privada de mi difunto amigo. Recordaría -sí, empezaba con eso- nuestra cotidiana labor en la oficina; quizá sabría, al fin, por qué fue declinado, olvidando sus deberes, por qué dictaba oficios sin sentido, ni número, ni “Sufragio Efectivo No Reelección”. Por qué, en fin, fue corrido, olvidaba la pensión, sin respetar los escalafones."

La muñeca reina

Carlos Fuentes

Entonces no. Entonces soñaba con las mujeres de mis libros, con las hembras -la palabra me trastornaba- que asumían el disfraz de la Reina para comprar el collar en secreto, con las invenciones mitológicas -mitad seres reconocibles, mitad salamandras de pechos blancos y vientres húmedos- que esperaban a los monarcas en sus lechos...

No oyes ladrar a los perros

Juan Rulfo

El viejo se fue reculando hasta encontrarse con el paredón y se recargó allí, sin soltar la carga de sus hombros. Aunque se le doblaban las piernas, no quería sentarse, porque después no hubiera podido levantar el cuerpo de su hijo, al que allá atrás, horas antes, le habían ayudado a echárselo a la espalda. Y así lo había traído desde entonces...

Pedro Páramo

Juan Rulfo

"Pedro Páramo", escrito por Juan Rulfo, es una obra maestra de la literatura mexicana y una de las novelas más importantes del siglo XX. Publicada por primera vez en 1955, esta novela ha dejado una huella profunda en la literatura mundial debido a su estilo innovador y su retrato desgarrador de la vida en el México rural. La historia de "Pedro Páramo" se desarrolla en el ficticio pueblo de Comala, donde el protagonista, Juan Preciado, regresa a su lugar de origen en busca de su padre, Pedro Páramo. Sin embargo, lo que encuentra es un pueblo desolado y habitado por los espectros de los muertos. A través de una narración fragmentada y no lineal, Rulfo teje una trama en la que el pasado y el presente se entrelazan, y los vivos y los muertos se confunden. La escritura de Juan Rulfo en "Pedro Páramo" es magistral. Utiliza un lenguaje poético y evocador que captura la atmósfera opresiva del pueblo de Comala y la desesperanza que reina en sus habitantes. El…

Parábola del trueque

Juan José Arreola

Muy pronto aquellos lunares salieron a la cara de todas, como si entre las mujeres brotara una epidemia de herrumbre. Los maridos se ocultaron unos a otros las fallas de sus esposas, atormentándose en secreto con terribles sospechas acerca de su procedencia. Poco a poco salió a relucir la verdad, y cada quien supo que había recibido una mujer falsificada...

Macario (Cuento)

Juan Rulfo

Ahora estoy junto a la alcantarilla esperando a que salgan las ranas. Y no ha salido ninguna en todo este rato que llevo platicando. Si tardan más en salir, puede suceder que me duerma, y luego ya no habrá modo de matarlas, y a mi madrina no le llegará por ningún lado el sueño si las oye cantar, y se llenará de coraje...
Mind your points, por John Gilbert

El guardagujas

Juan José Arreola

El forastero llegó sin aliento a la estación desierta. Su gran valija, que nadie quiso cargar, le había fatigado en extremo. Se enjugó el rostro con un pañuelo, y con la mano en visera miró los rieles que se perdían en el horizonte. Desalentado y pensativo consultó su reloj: la hora justa en que el tren debía partir...

¡Diles que no me maten!

Juan Rulfo

-¡Diles que no me maten, Justino! Anda, vete a decirles eso. Que por caridad. Así diles. Diles que lo hagan por caridad. -No puedo. Hay allí un sargento que no quiere oír hablar nada de ti. -Haz que te oiga. Date tus mañas y dile que para sustos ya ha estado bueno. Dile que lo haga por caridad de Dios...

Amargo

Rita Bedia Lizcano

Aflijo las rocas con mi llanto,/ las rompo,/ se vuelven polvo entre mis dedos./ Las plantas se marchitan/ las aves emigran al escucharme,/ mi tristeza las enmudece…