Parturient montes
Juan José Arreola
Entre amigos y enemigos se difundió la noticia de que yo sabía una nueva versión del parto de los montes. En todas partes me han pedido que la refiriera, dando muestras de una expectación que rebasa con mucho el interés de semejante historia...
El gallo de oro
Juan Rulfo
Creado originalmente con las expectativas de ser un guión cinematográfico, este «cuento» para unos, para otros una «novela corta», supera a la película que se rodó con el mismo nombre en 1964. Originalmente escrita en 1950, las primeras noticias de la obra llegaron a la prensa en octubre de 1956, en el contexto de la producción cinemátográfica y reapaecieron en los años siguientes. En enero de 1959 se registró el texto (mecanografiado a partir del manuscrito de Rulfo) en una oficina para estos trámites. Es como el resto de las obras de Rulfo, excelente, quizá la obra más sencilla de leer de este autor y también la menos conocida. Relata la vida de un hombre de pueblo que entre la desdicha logra la riqueza y bienestar y, como en el resto de las obras de Rulfo, tiene un desenlace lógico y realista aunque trágico. En la presente edición se partió del manuscrito, corrigiendo errores evidentes en la versión hasta ahora conocida. Se han encargado sendos estudios a José Carlos González…
Antes de la Guerra de Troya
Elena Garro
Antes de la Guerra de Troya los días se tocaban con la punta de los dedos y yo los caminaba con facilidad. El cielo era tangible. Nada escapaba de mi mano y yo formaba parte de este mundo. Eva y yo éramos una...
La ley de Herodes
Jorge Ibargüengoitia
Sarita me sacó del fango, porque antes de conocerla el porvenir de la Humanidad me tenía sin cuidado. Ella me mostró el camino del espíritu, me hizo entender que todos los hombres somos iguales, que el único ideal digno es la lucha de clases y la victoria del proletariado; me hizo leer a Marx, a Engels y a Carlos Fuentes, ¿y todo para qué? Para destruirme después con su indiscreción...
Debo olvidar…
Elena Garro
Debo olvidar que encontré estas páginas escondidas entre las tablas sueltas del armario… después de todo la habitación es enorme y en los días que corren es un lujo gozar de espacio. No me molesta la suciedad de los muros, ni las duelas rotas. Tampoco me importan las manchas de humedad que hay en el techo, ni el agua de la lluvia que se cuela a raudales...
El huésped
Amparo Dávila
Nunca olvidaré el día en que vino a vivir con nosotros. Mi marido lo trajo al regreso de un viaje. Llevábamos entonces cerca de tres años de matrimonio, teníamos dos niños y yo no era feliz. Representaba para mi marido algo así como un mueble, que se acostumbra uno a ver en determinado sitio, pero que no causa la menor impresión. Vivíamos en un pueblo pequeño, incomunicado y distante de la ciudad. Un pueblo casi muerto o a punto de desaparecer...
La noche que lo dejaron solo
Juan Rulfo
-¿Por qué van tan despacio? -les preguntó Feliciano Ruelas a los de adelante-. Así acabaremos por dormirnos. ¿Acaso no les urge llegar pronto? -Llegaremos mañana amaneciendo -le contestaron...
La pantera
Sergio Pitol
Ninguna de las magias que atravesaron mi niñez puede equipararse con su aparición. Nada de lo hasta entonces concebido logró confundir tan soberbiamente refinamiento y fiereza. En las noches siguientes imploré, divertido, al final impaciente, casi con lágrimas, su presencia. Mi madre repetía que de tanto jugar a los bandidos acabaría por soñarlos...
Andamos huyendo, Lola
Elena Garro
Aube y Karin se sintieron dichosas. Habían abandonado el establo de Connecticut en el que vivieron los dos últimos años y ahora terminaban de instalarse en un estudio de muros blancos y alfombras verdes. Un verde césped que les recordaba el campo en sus mejores días...
Árboles petrificados
Amparo Dávila
Es de noche, estoy acostada y sola. Todo pesa sobre mí como un aire muerto; las cuatro paredes me caen encima como el silencio y la soledad que me aprisionan. Llueve. Escucho la lluvia cayendo lenta y los automóviles que pasan veloces. El silbato de un vigilante suena como un grito agónico. Pasa el último camión de medianoche. Medianoche, también entonces era la medianoche…
Anacleto Morones
Juan Rulfo
¡Viejas, hijas del demonio! Las vi venir a todas juntas, en procesión. Vestidas de negro, sudando como mulas bajo el mero rayo del sol. Las vi desde lejos como si fuera una recua levantando polvo. Su cara ya ceniza de polvo. Negras todas ellas...
Guacanieve
Ricardo Vigueras
Relato perteneciente a la antología de relato criminal México Noir, publicada por Editorial Nitro/Press en 2016…
La señal
Inés Arredondo
El sol denso, inmóvil, imponía su presencia; la realidad estaba paralizada bajo su crueldad sin tregua. Flotaba el anuncio de una muerte suspensa, ardiente, sin podredumbre pero también sin ternura. Eran las tres de la tarde...
Acuérdate
Juan Rulfo
Acuérdate de Urbano Gómez, hijo de don Urbano, nieto de Dimas, aquél que dirigía las pastorelas y que murió recitando el “rezonga ángel maldito” cuando la época de la gripe. De esto hace ya años, quizá quince. Pero te debes acordar de él...
Ícaro
Sergio Pitol
El narrador ha visto esa tarde, en una sesión del Festival Cinematográfico de Venecia, un film japonés que revela, de un modo en apariencia inequívoco, aunque la acción transcurra en Japón (y un episodio esté situado en Macao), la vida de un amigo muerto unos años atrás en condiciones extrañas en una pequeña ciudad de la costa de Montenegro...
¿Qué hora es…?
Elena Garro
—¿Qué hora es, señor Brunier? Los ojos castaños de Lucía recobraron en ese instante el asombro perdido de la infancia. El señor Brunier esperaba la pregunta. Miró su reloj pulsera y dijo marcando las sílabas para que Lucía entendiera bien la respuesta:..
El que inventó la pólvora
Carlos Fuentes
Uno de los pocos intelectuales que aún existían en los días anteriores a la catástrofe, expresó que quizá la culpa de todo la tenía Aldous Huxley. Aquel intelectual -titular de la misma cátedra de sociología, durante el año famoso en que a la humanidad entera se le otorgó un Doctorado Honoris Causa, y clausuraron sus puertas todas las Universidades...
El llano en llamas
Juan Rulfo
Serie de 17 cuentos en los que Juan Rulfo (1918-1986) trata entre otros asuntos, el problema de la tierra. Los personajes principales de cada cuento son los narradores, y muchas veces son los mismos personajes los que dan título a los relatos. Rulfo crea un mundo en donde los seres viven en relación con un presente trágico, la nostalgia del pasado y la falta de esperanza. El autor logró retratar de forma inigualable la problemática del campo y la visión mágica de los campesinos.
Estío
Inés Arredondo
Estaba sentada en una silla de extensión a la sombra del amate, mirando a Román y Julio practicar el volley-ball a poca distancia. Empezaba a hacer bastante calor y la calma se extendía por la huerta...
El hombre
Juan Rulfo
"Los pies del hombre se hundieron en la arena dejando una huella sin forma, como si fuera la pezuña de algún animal. Treparon sobre las piedras, engarruñándose al sentir la inclinación de la subida; luego caminaron hacia arriba, buscando el horizonte..."