Harry Potter

Harry Potter y la Orden del Fénix

Resumen del libro: "Harry Potter y la Orden del Fénix" de

Las tediosas vacaciones de verano en casa de sus tíos todavía no han acabado y Harry se encuentra más inquieto que nunca. Apenas ha tenido noticias de Ron y Hermione, y presiente que algo extraño está sucediendo en Hogwarts. En efecto, cuando por fin comienza otro curso en el famoso colegio de magia y hechicería, sus temores se vuelven realidad. El Ministerio de Magia niega que Voldemort haya regresado y ha iniciado una campaña de desprestigio contra Harry y Dumbledore, para lo cual ha asignado a la horrible profesora Dolores Umbridge la tarea de vigilar todos sus movimientos. Así pues, además de sentirse solo e incomprendido, Harry sospecha que Voldemort puede adivinar sus pensamientos, e intuye que el temible mago trata de apoderarse de un objeto secreto que le permitiría recuperar su poder destructivo.

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Dudley, dementado

El día más caluroso en lo que iba de verano llegaba a su fin, y un silencio amodorrante se extendía sobre las grandes y cuadradas casas de Privet Drive. Los coches, normalmente relucientes, que había aparcados en las entradas de las casas estaban cubiertos de polvo, y las extensiones de césped, que solían ser de un verde esmeralda, estaban resecas y amarillentas porque se había prohibido el uso de mangueras debido a la sequía. Privados de los habituales pasatiempos de lavar el coche y de cortar el césped, los habitantes de Privet Drive se habían refugiado en el fresco interior de las casas, con las ventanas abiertas de par en par, en el vano intento de atraer una inexistente brisa. El único que se había quedado fuera era un muchacho que estaba tumbado boca arriba en un parterre de flores, frente al número 4.

Era un chico delgado, con el pelo negro y con gafas, que tenía el aspecto enclenque y ligeramente enfermizo de quien ha crecido mucho en poco tiempo. Llevaba unos vaqueros rotos y sucios, una camiseta ancha y desteñida, y las suelas de sus zapatillas de deporte estaban desprendiéndose por la parte superior. El aspecto de Harry Potter no le granjeaba el cariño de sus vecinos, quienes eran de esa clase de gente que cree que el desaliño debería estar castigado por la ley; pero como el chico se había escondido detrás de una enorme mata de hortensias, esa noche los transeúntes no podían verlo. De hecho, sólo habrían podido descubrirlo su tío Vernon o su tía Petunia, si hubieran asomado la cabeza por la ventana del salón y hubieran mirado hacia el parterre que había debajo.

En general, Harry creía que debía felicitarse por haber tenido la idea de esconderse allí. Quizá no estuviera muy cómodo tumbado sobre la dura y recalentada tierra, pero al menos en aquel lugar nadie le lanzaba miradas desafiantes ni hacía rechinar los dientes hasta tal punto que no podía oír las noticias, ni lo acribillaba a desagradables preguntas, como había ocurrido cada vez que había intentado sentarse en el salón para ver la televisión con sus tíos.

De pronto, como si aquel pensamiento hubiera entrado revoloteando por la ventana abierta, se oyó la voz de Vernon Dursley, el tío de Harry.

—Me alegro de comprobar que el chico ha dejado de intentar meterse donde no lo llaman. Pero ¿dónde andará?

—No lo sé —contestó tía Petunia con indiferencia—. En casa no está.

Tío Vernon soltó un gruñido.

—«Ver las noticias»… —dijo en tono mordaz—. Me gustaría saber qué es lo que se trae entre manos. Como si a los chicos normales les importara lo que dicen en el telediario. Dudley no tiene ni idea de lo que pasa en el mundo, ¡dudo que sepa siquiera cómo se llama el Primer Ministro! Además, ni que fueran a decir algo sobre su gente en nuestras noticias…

—¡Vernon! ¡Chissst! —le advirtió tía Petunia—. ¡La ventana está abierta!

—¡Ah, sí!… Lo siento, querida.

Los Dursley se quedaron callados. Harry oyó la cancioncilla publicitaria que anunciaba los cereales Fruit’n’Bran mientras observaba a la señora Figg, una anciana chiflada amante de los gatos que vivía en el cercano paseo Glicinia y que en ese momento caminaba sin ninguna prisa por la acera. Iba con el entrecejo fruncido y refunfuñaba, y Harry se alegró de estar escondido detrás de las hortensias, pues últimamente a la señora Figg le había dado por invitarlo a tomar el té cada vez que se lo encontraba en la calle. Ya había doblado la esquina y se había perdido de vista cuando la voz de tío Vernon volvió a salir flotando por la ventana.

—¿Y Dudders? ¿Ha ido a tomar el té?

—Sí, a casa de los Polkiss —respondió tía Petunia con ingenuidad—. Tiene tantos amiguitos, es tan popular…

J.K. Rowling. Escritora y productora de cine escocesa, es conocida principalmente por su serie de libros juveniles protagonizados por Harry Potter, verdadero fenómeno literario a nivel mundial que ha conseguido vender más de 400 millones de ejemplares, siendo traducida a más de 20 idiomas. Rowling estudió filología clásica y francesa, trabajando como investigadora y secretaria para Amnistía Internacional antes de trabajar en Portugal como profesora de inglés en 1992. Antes de irse a Portugal, en 1990 le vino la inspiración del personaje de Harry Potter en un viaje de Mánchester a Londres, al llegar a casa se puso a crear el mundo mágico más influyente de la literatura juvenil, pero mientras escribía, su madre falleció y este hecho la ayudó para comprender mejor la pérdida de Harry Potter. Tras un corto matrimonio volvió a Edimburgo con su hija, sin empleo y en una situación ciertamente preocupante.

Durante este periodo, Rowling terminó su primer libro de la serie, Harry Potter y la piedra filosofal, manuscrito que fue presentado a numerosas editoriales y rechazado, hasta que Bloomsbury decidió publicarlo. Tras el éxito, basado en el boca a boca, del libro, Rowling recibió una beca y un año después el libro comenzó a venderse en EEUU.

Sus editores le aconsejaron utilizar las siglas J.K. en vez de su nombre real, Joanne, para publicar el primer libro de Harry Potter por miedo a que los lectores tuvieran reticencia a leer sus libros por estar escritos por una mujer, la letra K proviene de su abuela Kathleen.

A partir del segundo libro, Harry Potter y la cámara secreta, el éxito de sus historias creció de manera exponencial, alcanzando con sus obras los puestos más altos de las listas de ventas en prácticamente todo el mundo. Gracias a esto, pudo dedicarse al completo a la escritura y dejar de lado el bache económico que vivía antes de publicar la serie, pasando a ser una de las personas con más ingresos de Gran Bretaña.

Pocos años después, las novelas de Harry Potter comenzaron a ser adaptadas al cine con gran éxito gracias a directores como Chris Columbus, Mike Newell o Alfonso Quarón. Mientras tanto, Rowling recibió numerosos galardones como el Andersen, varios Honoris Causa, el Príncipe de Asturias de la Concordia e incluso la Legión de Honor francesa. En 2007 la revista Time la seleccionó como “Personaje del Año” debido a su gran influencia e inspiración social, moral y política que ha plasmado en los personajes de Harry Potter.

Tras la publicación del último libro de la serie, Harry Potter y las reliquias de la muerte, Rowling ha publicado varios libros en el mismo universo, siempre a título benéfico, como el caso de Los cuentos de Beedle el Bardo.

En 2012 escribió su primera novela para adultos Una vacante imprevista, generando opiniones de todo tipo. Y un año después adoptó el seudónimo de Robert Galbraith para escribir los libros Cormoran Strike una serie de novela negra para adultos, siendo El canto del cuco su segundo libro para adultos y obteniendo una gran acogida por los lectores.

En 2016 trabajó como guionista en la nueva película inspirada en el mundo de Harry Potter “animales fantásticos y donde encontrarlos” y ha coescrito la obra teatral basada en la vida preescolar de Harry Potter, mientras sigue escribiendo novelas para adultos y pasa tiempo con su familia.

Rowling disfruta de su éxito realizando numerosos actos benéficos, conferencias e intervenciones a favor de la lectura, gran parte de sus beneficios son destinados a obras de caridad.