Memorias de un hombre de acción

Los confidentes audaces

Resumen del libro: "Los confidentes audaces" de

“Los confidentes audaces” es una novela escrita por Pío Baroja. Baroja fue un escritor español de la llamada Generación del 98 y es conocido por sus novelas y ensayos.

La novela forma parte de su ciclo de las “Memorias de un hombre de acción”. Está dividida en dos partes y se basa en los cuadernos de un confidente que va anotando los sucesos de su vida hasta la caída de Morella en manos de los liberales.

Poco antes de acabar la primavera de 1930, Baroja llevó a cabo un viaje en auto por tierras del Bajo Aragón, del Maestrazgo y Valencia. Muy abundantes fueron las notas que tomó en este viaje y le sirvieron para escribir la trama novelesca de dos obras que reflejan la vida en la zona indicada durante los últimos tiempos de la primera guerra civil.

La primera parte se llama “Aviraneta preso” y constituye por sí un relato bastante autónomo. La segunda refleja más el viaje aludido y da una visión magnífica de Morella, sus habitantes y sus alrededores al momento en que era uno de los bastiones de la causa carlista.

Libro Impreso

PRÓLOGO

DIALOGO EUTRAPÉLICO Y ERGOTISTA ACERCA DE LO QUE ES UN CONFIDENTE AUDAZ

MACROSOPHOS. —Vamos a comenzar, amigo Sabihondus, este prefaciúnculo dialéctico (præfatiuncula dialéctica) para aclarar, explicar, especificar y definir lo que es un confidente y un confidente audaz (confidens audax).

SABIHONDUS. —Vamos a ello.

MACROSOPHOS. —Reconozcamos de primera intención que la etimología no nos da la clave de su significado. Confidente (confidens) viene de confidere (‘confiar’); lo mismo se puede decir que el confidente se confía como que en el confidente se desconfía.

SABIHONDUS. —Es cierto.

MACROSOPHOS. —En vista, pues, de que la etimología dice poco o no dice nada, como es muy frecuente, tomemos otro camino.

SABIHONDUS. —Tomémoslo.

MACROSOPHOS. —El confidente, ¿es un hombre ingenioso (ingeniosus), o no lo es?

SABIHONDUS. —Lo es, o, por lo menos, debe serlo.

MACROSOPHOS. —El confidente, ¿es sí o no un hombre que practica contínua o alternativamente una profesión o arte (ars) que es su modus vivendi?

SABIHONDUS. —Lo es también.

MACROSOPHOS. —Entre las artes se pueden señalar dos especies principales: el arte de fabricar cosas y el arte de adquirirlas. ¿No es así?

SABIHONDUS. —Así es.

MACROSOPHOS. —El confidente practica a veces el arte de fabricar, por ejemplo, noticias falsas.

SABIHONDUS. —Es indudable.

MACROSOPHOS. —Pero su arte esencial es el de adquirir datos, informes, etcétera, etcétera.

SABIHONDUS. —Es cierto.

MACROSOPHOS. —En el arte de adquirir (adquirire) hay el arte de adquirir sin consentimiento (sine consensus) y el arte de adquirir con consentimiento mutuo (consenso mutuo).

SABIHONDUS. —Aceptado.

MACROSOPHOS. —El arte de adquirir sin consentimiento se puede verificar por violencia (violentia)

SABIHONDUS. —O por la astucia (dolus).

MACROSOPHOS. —Exacto. Las dos formas de adquisición (acquisitio) se pueden llamar caza (venatio).

SABIHONDUS. —Indudable.

MACROSOPHOS. —Ergo el confidente (confidens) practica la caza. Es un cazador (venator).

SABIHONDUS. —Concedido.

MACROSOPHOS. —Veamos ahora qué clase de cazador es el confidente. La caza se puede verificar sobre objetos y sobre cosas vivas.

SABIHONDUS. —Cuando se verifica sobre objetos, se llama más bien robo (furtum), y al que lo practica, ladrón (latro).

MACROSOPHOS. —Cierto. Cuando se realiza sobre cosas vivas puede ser sobre animales o sobre hombres.

SABIHONDUS. —Así es.

MACROSOPHOS. —El confidente puede practicar, además del arte de cazar objetos, el arte de cazar hombres. Se le puede llamar latro et hominum venator, «ladrón y cazador de hombres». ¿Estamos conformes?

SABIHONDUS. —Estamos conformes.

MACROSOPHOS. —Pasando ahora del arte de adquirir sin consentimiento al de adquirir con consentimiento mutuo (consensu mutuo), el confidente puede adquirir por donación (donatio), cosa rara, o por una paga o beneficio (emolumentum). ¿Cuál de los dos sistemas creemos que practicará el confidente?

SABIHONDUS. —Suponemos que adquirirá más por beneficio que por donación.

MACROSOPHOS. —Exacto. Así lo creemos. El acto de comprar (emere) el confidente lo puede hacer de productos materiales y espirituales (rerum materialium et spiritualium). ¿Qué productos suponemos que comprará el confidente?

SABIHONDUS. —Suponemos que el confidente comprará más productos espirituales que materiales.

MACROSOPHOS. —Así lo suponemos, ciertamente. Los productos espirituales (rerum spiritualium) pueden ser individuales y sociales.

SABIHONDUS. —Cierto.

MACROSOPHOS. —El confidente es un comprador de productos sociales. Estos productos sociales pueden ser religiosos y políticos.

SABIHONDUS. —Verdad es.

MACROSOPHOS. —El confidente, en general, se zafa de los productos religiosos, es un adquiridor de productos esencialmente políticos.

SABIHONDUS. —Así lo creo yo también.

MACROSOPHOS. —Los productos políticos pueden ser sistemáticos, doctrinarios o casuísticos, de datos. ¿A cuál de ellos creemos que se dedicará el confidente?

SABIHONDUS. —Creemos que a los casuísticos.

MACROSOPHOS. —Entonces el confidente es, en principio, un cazador de datos (notitiarum venator).

SABIHONDUS. —Sin duda alguna.

MACROSOPHOS. —Pero el historiador, el periodista, el reporter, son también cazadores de datos.

Así es, sin disputa.

MACROSOPHOS. —El serlo, pues, no caracteriza al confidente. Lo que le caracteriza, más que nada, es el empleo que hace de estos datos.

SABIHONDUS. —Supongo que así debe ser.

MACROSOPHOS. —El hombre que adquiere, por caza o por compra, productos espirituales, políticos, datos, informaciones, etc., puede emplearlos con distintos fines. ¿No es eso?

SABIHONDUS. —Claro. Puede tener fines teóricos, científicos y fines prácticos.

MACROSOPHOS. —Eso es. Fines teóricos, científicos, los tiene el historiador, el sociólogo, el estadístico; fines prácticos los tendrá el gobernante, el confidente y el policía.

SABIHONDUS. —Entre estos fines prácticos, puede haber unos, generosos, altruístas, y otros, egoístas e interesados.

MACROSOPHOS. —Ciertamente, se supone que el gobernante busca esos datos con un fin altruísta, y el confidente, el policía y el espía, con fines egoístas.

SABIHONDUS. —Pero puede no serlo siempre así.

MACROSOPHOS. —Es cierto; puede haber un confidente desinteresado, por amor al arte; pero será siempre una excepción. Ya colocados en la misma casilla, el confidente, el policía y el espía, sería conveniente separarlos y caracterizarlos. ¿Qué encontraríamos de común y qué de específico en cada uno de ellos?

SABIHONDUS. —De común, encontraríamos en ellos la ficción o la hipocresía.

MACROSOPHOS. —Es decir, son hipócritas en el sentido griego ὑπόκρισις (‘comediantes’).

SABIHONDUS. —Que trabajan en la oscuridad y en la noche.

MACROSOPHOS. —¿Y de específico? ¿De diferencial? ¿Qué encontraríamos?

SABIHONDUS. —Quizá el medio en que se mueven: el espía, en la guerra; el policía, en el crimen; el confidente, en la política.

MACROSOPHOS. —Todo esto parece cierto. También podríamos encontrar otra diferencia, y es que el espía y el confidente son voluntarios, y el policía es un empleado.

SABIHONDUS. —Es verdad.

MACROSOPHOS. —Pasemos ahora al aspecto moral de la cuestión. No cabe duda que entre los oficios, unos se consideran nobles (nobiles); otros, innobles (ignobilis). Nobles se consideran el oficio del soldado, el del labrador, el del cura, e innobles, el del verdugo, el del lacayo, el de la prostituta.

SABIHONDUS. —Indudablemente, el oficio de confidente es un oficio innoble. De aquí que el dinero que se emplea para esa clase de gente en los ministerios se llame el fondo de reptiles.

MACROSOPHOS. —¿Pero por qué es un oficio innoble? Porque engaña, y engaña para otro, ¿no es eso? Es un mandatario (mandatarius, negotiarum gestor). El que mata no es siempre innoble; pero el que mata en beneficio de otro o de otros, como el verdugo, lo es.

SABIHONDUS. —Quedamos en que es un oficio innoble.

MACROSOPHOS. —En eso quedamos. Ahora, entre los confidentes hay varias clases. Hay el confidente espontáneo, por odio al partido enemigo; hay el desesperado, por desgracias, por deshonra o por bancarrota, y hay el que practica el oficio por miedo.

SABIHONDUS. —Ciertamente.

MACROSOPHOS. —Por último, hay el confidente pagado, cínico, audaz, que trabaja por dinero, y no lo oculta.

SABIHONDUS. —Y este es el nuestro.

MACROSOPHOS. —Este es el nuestro.

SABIHONDUS. —Entonces resumamos.

MACROSOPHOS. —Vamos a ello. El confidente es un hombre de ingenio, hombre que practica un arte como modo de vivir, arte principalmente de adquirir con y sin consentimiento. El confidente es ladrón y cazador de datos y de hombres, es también un comprador de productos espirituales, sociales, políticos. Los fines del confidente no son teóricos, sino prácticos: vende sus datos con el fin de lucrarse. El confidente es hipócrita y comediante, trabaja de noche, en la oscuridad y en el silencio; no se mueve, en general, en el fondo de la guerra ni en el del crimen sino en el de la política. Es un voluntario, no un empleado; el oficio suyo se considera innoble. Entre los confidentes hay algunos que practican la profesión por miedo, por terror; hay otros por la paga; entre estos últimos hay gente cobarde y temerosa, y gente audaz, valiente y cínica. De estos confidentes audaces, valientes y cínicos es de quien se quiere ocupar el autor de este libro.

SABIHONDUS. —Es indudable.

Los confidentes audaces: Pío Baroja

Pío Baroja. Escritor español, fue uno de los grandes exponentes de la llamada Generación del 98, conocido por su producción novelística, entre la que destacan títulos como Memorias de un hombre de acción (1935) y Zalacaín el aventurero (1908), que fue llevada al cine en dos ocasiones. Nacido en San Sebastián, Baroja estudió medicina en Madrid y, tras un corto periodo como médico rural, volvió a la capital iniciando sus colaboraciones periodísticas en diarios y revistas como Germinal, Revista Nueva o Arte Joven, entre otras.

La postura política de Baroja fue evolucionando de una izquierda militante a un escepticismo que no le libró de problemas con la censura franquista al reflejar la Guerra Civil en Miserias de la guerra y A la desbandada, esta última todavía sin publicar.

La obra de Baroja combina tanto novela como ensayo y memorias. Memorias de un hombre de acción apareció en forma de 22 volúmenes a razón de uno por año entre 1913 y 1935. Además, Baroja agrupó su obra en varias trilogías, como Tierra vasca o La juventud perdida.

Baroja fue un novelista influyente y entre sus admiradores se cuentan autores nacionales, como Camilo José Cela, e internacionales, como lo fueron Ernest Hemingway o John Dos Passos

Debido a su postura política y opciones personales, como su reconocido ateísmo, Baroja no disfrutó de demasiados reconocimientos en vida, aunque fue miembro de la Real Academia de la Lengua desde 1935.