Más allá del bien y del mal

Más allá del bien y del mal, un libro de Friedrich Nietzsche

Resumen del libro: "Más allá del bien y del mal" de

Más allá del bien y del mal es el primer libro publicado por Nietzsche trás la edición privada, en cuarenta ejemplares, de la cuarta parte del Así habló Zarathustra en 1885. En Más allá del bien y del Mal Nietzsche pasa revista a temas que, ciertamente, no eran desconocidos en sus obras anteriores. Más aún, comparando los simples indices de Humano, demasiado humano, y de Más allá del bien y del mal se advierte que son casi idénticos. Sin embargo, el modo de verlos es distinto. La mirada ilustrada de la época anterior a Así habló Zaratustra ha sufrido ahora un cambio: el que procede de haber contemplado la figura del superhombre. El espiritu libre, concepto capital en toda la filosofia de Nietzsche, es el lazo que une aquella primera época con esta otra posterior al Zaratustra.

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Sección primera: De los prejuicios de los filósofos

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La voluntad de verdad, que todavía nos seducirá a correr más de un riesgo, esa famosa veracidad de la que todos los filósofos han hablado hasta ahora con veneración: ¡qué preguntas nos ha propuesto ya esa voluntad de verdad! ¡Qué extrañas, perversas, problemáticas preguntas! Es una historia ya larga, —¿y no parece, sin embargo, que apenas acaba de empezar? ¿Puede extrañar el que nosotros acabemos haciéndonos desconfiados, perdiendo la paciencia y dándonos la vuelta impacientes? ¿El que también nosotros, por nuestra parte, aprendamos de esa esfinge a preguntar? ¿Quién es propiamente el que aquí nos hace preguntas? ¿Qué cosa existente en nosotros es lo que aspira propiamente a la «verdad»? —De hecho hemos estado detenidos durante largo tiempo ante la pregunta que interroga por la causa de ese querer, —hasta que hemos acabado deteniéndonos del todo ante una pregunta aún más radical. Hemos preguntado por el valor de esa voluntad. Suponiendo que nosotros queramos la verdad: ¿porqué no, más bien, la no verdad? ¿Y la incertidumbre? ¿Y aun la ignorancia? —El problema del valor de la verdad se plantó delante de nosotros, —¿o fuimos nosotros quienes nos plantamos delante del problema? ¿Quién de nosotros es aquí Edipo? ¿Quién Esfinge? Es éste, a lo que parece, un lugar donde se dan cita preguntas y signos de interrogación. —¿Y se creería que a nosotros quiere parecernos, en última instancia, que el problema no ha sido planteado nunca hasta ahora, —que ha sido visto, afrontado, osado por vez primera por nosotros?. Pues en él hay un riesgo, y acaso no exista ninguno mayor.

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«¿Cómo podría una cosa surgir de su antítesis? ¿Por ejemplo, la verdad, del error? ¿O la voluntad de verdad, de la voluntad de engaño? ¿O la acción desinteresada, del egoísmo? ¿O la pura y solar contemplación del sabio, de la concupiscencia?. Semejante génesis es imposible; quien con ello sueña, un necio, incluso algo peor; las cosas de valor sumo es preciso que tengan otro origen, un origen propio, —¡no son derivables de este mundo pasajero, seductor, engañador, mezquino, de esta confusión de delirio y deseo! Antes bien, en el seno del ser, en lo no pasajero, en el Dios oculto, en la «cosa en sí» —¡ahí es donde tiene que estar su fundamento, y en ninguna otra parte!» —Este modo de juzgar constituye el prejuicio típico por el cual resultan reconocibles los metafísicos de todos los tiempos; esta especie de valoraciones se encuentra en el trasfondo de todos sus procedimientos lógicos; partiendo de este «creer» suyo se esfuerzan por obtener su «saber», algo que al final es bautizado solemnemente con el nombre de «la verdad». La creencia básica de los metafísicos es la creencia en las antítesis de los valores. Ni siquiera a los más previsores entre ellos se les ocurrió dudar ya aquí en el umbral, donde más necesario era hacerlo, sin embargo: aun cuando se habían jurado de omnibus dubitandum [dudar de todas las cosas]. Pues, en efecto, es lícito poner en duda, en primer término, que existan en absoluto antítesis, y, en segundo término, que esas populares valoraciones y antítesis de valores sobre las cuales han impreso los metafísicos su sello sean algo más que estimaciones superficiales, sean algo más que perspectivas provisionales y, además, acaso, perspectivas tomadas desde un ángulo, de abajo arriba, perspectivas de rana, por así decirlo, para tomar prestada una expresión corriente entre los pintores. Pese a todo el valor que acaso corresponda a lo verdadero, a lo veraz, a lo desinteresado: sería posible que a la apariencia, a la voluntad de engaño, al egoísmo y a la concupiscencia hubiera que atribuirles un valor más elevado o más fundamental para toda vida. Sería incluso posible que lo que constituye el valor de aquellas cosas buenas y veneradas consistiese precisamente en el hecho de hallarse emparentadas, vinculadas, entreveradas de manera capciosa con estas cosas malas, aparentemente antitéticas, y quizá en ser idénticas esencialmente a ellas. ¡Quizá! —¡Mas quién quiere preocuparse de tales peligrosos «quizás»!. Hay que aguardar para ello a la llegada de un nuevo género de filósofos, de filósofos que tengan gustos e inclinaciones diferentes y opuestos a los tenidos hasta ahora, —filósofos del peligroso «quizá», en todos los sentidos de esta palabra. —Y hablando con toda seriedad: yo veo surgir en el horizonte a esos nuevos filósofos.

Friedrich Nietzsche. (1844-1900) Fue un filósofo, poeta, crítico cultural y filólogo alemán, conocido por su obra crítica y polémica sobre la moralidad, la religión y la cultura occidental en general. Nacido en Röcken, Alemania, en una familia de pastores luteranos, Nietzsche estudió filología clásica en la Universidad de Bonn y luego en la Universidad de Leipzig, donde se convirtió en profesor a los 24 años.

En 1872, Nietzsche publicó su primera obra importante, "El nacimiento de la tragedia", en la que analizó la cultura griega y la relación entre el arte y la filosofía. Luego de un viaje a Italia, donde se interesó en la cultura romana, Nietzsche se convirtió en profesor de filología clásica en la Universidad de Basilea en Suiza. Durante este tiempo, publicó muchas de sus obras más influyentes, incluyendo "Así habló Zaratustra", "Más allá del bien y del mal" y "Genealogía de la moral".

A lo largo de su vida, Nietzsche sufrió de graves problemas de salud, incluyendo dolores de cabeza crónicos, problemas de visión y una enfermedad mental que lo llevó a vivir los últimos años de su vida en un estado de demencia. Durante este tiempo, su hermana, que había tomado el control de su patrimonio y su legado, manipuló sus escritos para promover una ideología nacionalista y antisemita.

A pesar de esta apropiación, la obra de Nietzsche tuvo una gran influencia en el desarrollo de la filosofía moderna, el existencialismo y la crítica cultural. Su estilo de escritura poético y provocativo, su desafío a los valores y convenciones establecidas y su exploración de la condición humana continúan siendo relevantes en la actualidad.