Relatos

¿De dónde viene la voz?

Eudora Welty

"Nunca lo había visto antes, nunca lo vi después, nunca vi su cara negra salvo en retratos, nunca vi su cara con vida, jamás en ningún lugar, ni quería, ni tenía que, ni nunca esperaba ver esa cara ni nunca lo haré. Mientras no empezara yo a dudar..."

Arthur

Alphonse Daudet

"Arthur era mi vecino. Sólo un pequeño muro prolongado por un enrejado separaba mi vivienda de la habitación amueblada que ocupaba con su mujer. Por lo que, en contra de mi voluntad, su vida estaba mezclada con la mía; y todos los sábados oía, sin perderme detalle, el horrible drama, tan parisino, que se representaba en aquel hogar de obreros..."

Conversaciones con Bloomsbury

Jorge Ibargüengoitia

"Esto fue hace un año. A Bloomsbury lo conocí hace casi tres años y ya empezaba a ser sospechoso. Hace un mes recibí carta suya que terminaba con “¡No soy agente de la CIA”, frase que, como ya hemos visto, es típica de los agentes de la CIA. Así que el problema es viejo y no ha sido resuelto..."

La aventura del albañil

Washington Irving

"Al oír estas palabras se le erizó el cabello al pobre albañil; siguió al cura con paso vacilante hasta una apartada habitación de la casa, esperando ver algún horroroso espectáculo de muerte; pero cobró alientos al ver tres o cuatro orzas grandes arrimadas a un rincón. Estaban llenas -al parecer- de dinero, y con gran trabajo consiguieron entre él y el clérigo sacarlas y ponerlas en su tumba..."

La mañana verde

Ray Bradbury

"Se llamaba Benjamín Driscoll, tenía treinta y un años, y quería que Marte creciera verde y alto con árboles y follajes, produciendo aire, mucho aire, aire que aumentaría en cada temporada. Los árboles refrescarían las ciudades abrasadas por el verano, los árboles pararían los vientos del invierno..."

La muñeca del Niño Dios

Manuel González Zeledón

"Amarga sonrisa ilumina el pálido rostro de la desventurada mujer; dolor cruel y acerado destroza sus entrañas y el soplo frío de la muerte eriza sus cabellos y hiela las gruesas gotas de sudor que surcan su frente; la niña vuelve a posar su carita sonrosada sobre el duro esterón y siguen iluminando la triste estancia los azulados reflejos de la espirante candela..."

Pantera Jazz

Carlos Fuentes

"(El hombre no podía abrir la puerta) y los gemidos y el gruñir son cada día más penetrantes. No puede encontrar una salida. No hay adonde ir, huyendo de este monstruo invisible. Sólo queda el apartamento sucio, y se abraza a la pared junto a la puerta del baño y siente el corazón latir y la cabeza nadar mientras los arañazos truenan en sus orejas empapadas de sangre, martillean allí, sin piedad..."

El ruiseñor

María de Francia

"Mucho tiempo se han amado de esta forma, hasta que llegó la primavera, cuando los matorrales y los prados ya reverdecen, y los jardines están en flor, cuando los pájaros con gran dulzura muestran su alegría sobre las flores, cuando quienes tienen amor a su gusto no extraña que se entiendan..."

Gracias

Yasunari Kawabata

"Sacudida a lo largo del camino de montaña, la jovencita clavaba los ojos en la espalda del chofer que estaba justo delante de ella. El amarillo del uniforme colmaba su visión como si fuera un mundo en sí mismo. Las montañas que iban apareciendo se partían y pasaban de un hombro a otro del hombre. El ómnibus atravesó dos pasos muy elevados…"

De cómo San Nicolás llegó a Simpson’s Bar

Bret Harte

"Como la crecida de las aguas había suspendido las faenas de las minas y del río, hacía ya mucho tiempo que los medios de diversión se habían agotado en Simpson’s Bar. Además, la subsiguiente falta de dinero y aguardiente quitaba el gusto hasta la más inocente diversión..."

El enamorado portugués

Miguel de Cervantes Saavedra

"¡Ay de mí, que no es posible que me detenga en estas circunstancias, porque a las puertas de mi vida está llamando la muerte, y temo que no me ha de dar espacio para contar mis desventuras; que, si así fuese, no las tendría yo por tales!..."

Dos soldados

William Faulkner

"Frío no hacía, pero la noche estaba más negra que nunca, y aquella carretera se extendía delante de mí como si al no usarla nadie se fuese a estirar hasta ser el doble de larga, como se estira uno al tumbarse, así que durante un buen rato pareció que cuando saliera el sol a mi espalda me iba a pillar mucho antes de haber recorrido las veintidós millas que me quedaban hasta Jefferson..."

Solo se ahorca una vez

Dashiell Hammett

"Era una mujer morena, alta, de ojos azules, de veinticuatro o veinticinco años, con buenos hombros y un cuerpo fuerte y esbelto. La calidez de sus facciones compensaba su falta de armonía. Vestía un pijama de raso azul de perneras anchas."

El difunto

José Maria Eça de Queirós

"Esperó con impaciencia a la puerta, entre los mendigos, secando los claveles con el ardor de sus manos trémulas, pensando lo demorado que era el rosario que ella rezaba. Todavía doña Leonor bajaba la nave y ya él sentía dentro del alma el dulce rugir de las sedas fuertes que arrastraba sobre las losas..."

El pequeño vigía lombardo

Edmundo de Amicis

"El oficial se quedó un poco pensativo, después se apeó del caballo, y dejando a los soldados allí vueltos hacia el enemigo, entró en la casa y subió hasta el tejado: no se veía más que un pedazo de campo. “Es menester subir sobre los árboles”, pensó el oficial; y bajó. Precisamente delante de la era se alzaba un fresno altísimo y flexible, cuya cumbre casi se mecía en las nubes. El oficial estuvo por momentos indeciso, mirando primero el árbol y luego a los soldados; de pronto preguntó al muchacho..."

La alfombra de rosas

Maeve Brennan

"Era muy agradable notar los músculos recolocándose e intentando encontrar su propia forma de nuevo, y ella prestó atención a sus quejas y los compadeció vagamente. Lo que necesitaba era un buen estiramiento. Le habría gustado estirarse toda, los brazos hacia arriba, quitarse así el cansancio del cuerpo, pero apenas podía empezar siquiera allí en el jardín..."

La tía pobre

Haruki Murakami

"No tengo la menor idea de por qué un domingo como aquél una tía pobre, precisamente, tuvo que robarme el corazón. A mi alrededor no había ninguna tía pobre, ni siquiera había nada que me sugiriera su existencia. Pero, a pesar de ello, la tía pobre llegó y se marchó. Fue sólo durante unas centésimas de segundo, pero estuvo en mi corazón...."

Dinamarquero

José Donoso

"De pronto una mancha obscura en el horizonte. Divisarla a lo lejos como si estuviera cayéndose al borde del planeta, y luego agrandarse, nos volvía a colocar dentro del tiempo y de las distancias mensurables. Luego, al verla acusarse como el pequeño cubo de fierro acanalado del Puesto, abrupto en medio de la pampa calva..."

Ahí está ella, bañándose

Sherwood Anderson

"Ella está en casa bañándose y yo me he pasado todo el día sentado en mi despacho pensando en todo eso. Bajo tales circunstancias yo nunca tendría el valor de ir y bañarme tranquilamente. Admiro a mi esposa. Ja, ja..."

El experimento del doctor Heidegger

Nathaniel Hawthorne

"Cuando los invitados del doctor oyeron las palabras de éste sobre el proyectado experimento, no pensaron sino en la asistencia al asesinato de un pobre ratón bajo la cámara de la máquina pneumática, el examen al microscopio de una tela de araña o algún otro de los experimentos con que el doctor Heidegger acostumbraba importunar a sus invitados..."