
Nochebuena aristocrática
Jacinto Benavente
«-¡Qué ocurrencia la de mi mujer! ¡Me aburren estas fiestas de familia! Tener que estar aquí toda la noche, sentado entre mi tía, la venerable condesa de Encinar del Valle, y Josefina Montero, prima carnal, es decir, prima ósea de mi mujer. ¡Porque cuidado si está delgada! En cambio, mi tía…»

Los salvajes
Johan Moya Ramis
El día no había comenzado bien, pero trató de no darle importancia. Se consideraba afortunado de no ser supersticioso. Un supersticioso no habría salido a la calle al ver lo que él vio cuando abrió la ventana de su apartamento: policías amontonados en pequeños grupos de tres a seis, repartidos por varios puntos de la avenida, sobre todo en las esquinas.