Cuentos españoles

Estatua. Foto por Andrew Kondrakov en Unsplash

Benedictino

Leopoldo Alas (Clarín)

Don Abel tenía cincuenta años, don Joaquín otros cincuenta, pero muy otros: no se parecían a los de don Abel, y eso que eran aquellos dos buenos mozos del año sesenta, inseparables amigos desde la juventud, alegre o insípida, según se trate de don Joaquín o de don Abel...
Love. Foto por Michael Fenton en Unsplash

El amor tomado del natural

Enrique Jardiel Poncela

La mesa de al lado estaba vacía. Pero estuvo vacía poco tiempo. Porque una mujer joven y elegante entró en el café, miró a su alrededor, dio unos pasos, vaciló, se detuvo, dudó y, por fin, vino a sentarse a la mesa de al lado. La dama se ceñía con un abrigo negro, y llevaba debajo del abrigo dieciocho gramos de vestido verde...
Don Juan desenvainando la espada en Don Giovanni de Mozart

El don Juan

Benito Pérez Galdós

«Esta no se me escapa: no se me escapa, aunque se opongan a mi triunfo todas las potencias infernales», dije yo siguiéndola a algunos pasos de distancia, sin apartar de ella los ojos, sin cuidarme de su acompañante, sin pensar en los peligros que aquella aventura ofrecía...
Joseph Turner

El niño suicida

Rafael Dieste

Cuando el tabernero acabó de leer aquella noticia inquietante -un niño se había suicidado pegándose un tiro en la sien derecha- habló el vagabundo desconocido que acababa de comer muy pobremente en un rincón de la tasca marinera, y dijo:..
Love. Foto por Shelby Deeter en Unsplash

El amor que no podía ocultarse

Enrique Jardiel Poncela

Durante tres horas largas hice todas aquellas operaciones que denotan la impaciencia en que se sumerge un alma: consulté el reloj, le di cuerda, volví a consultarlo, le di cuerda nuevamente, y, por fin, le salté la cuerda...
Anciano en la playa. Foto en pixpoetry en Unsplash

Dos sabios

Leopoldo Alas (Clarín)

En el balneario de Aguachirle, situado en lo más frondoso de una región de España muy fértil y pintoresca, todos están contentos, todos se estiman, todos se entienden, menos dos ancianos venerables, que desprecian al miserable vulgo de los bañistas y mutuamente se aborrecen...
Alhambra. Foto por Petr Slováček en Unsplash

Historia de este gallo

Federico García Lorca

El año 1830 llegó a Granada, procedente de Inglaterra, donde había permanecido una larga temporada perfeccionando sus estudios, el granadino don Alhambro...
Photo by Evan Simons on Unsplash

El chofer nuevo

Enrique Jardiel Poncela

Siempre que el chófer nuevo puso en movimiento el motor de mi coche ejecutó sorprendentes ejercicios llenos de riesgos y sembró el terror en todos los sitios: destrozó los vidrios de infinitos comercios, derribó postes telefónicos y luminosos, hizo cisco trescientos coches del servicio público, pulverizó los esqueletos de miles de individuos...
Tumba. Foto por Tom Robertson en Unsplash

Acerca de la muerte de Bieito

Rafael Dieste

Fue cerca del camposanto cuando sentí removerse dentro de la caja al pobre Bieito. (De los cuatro portadores del ataúd yo era uno). ¿Lo sentí o fue aprensión mía? Entonces no podría asegurarlo. ¡Fue un rebullir tan suave!… Como la tenaz carcoma que roe, roe en la noche, roe desde entonces en mi magín enfervorizado aquel suave rebullir...
Gnomo viendo tren ferroviario. Por Carl Spitzweg

El gnomo

Gustavo Adolfo Bécquer

Las muchachas del lugar volvían de la fuente con sus cántaros en la cabeza, volvían cantando y riendo con un ruido y una algazara que sólo pudieran compararse a la alegre algarabía de una banda de golondrinas cuando revolotean espesas como el granizo alrededor de la veleta de un campanario...
La joven mártir. Por Paul Delaroche

¿Dónde está mi cabeza?

Benito Pérez Galdós

Antes de despertar, ofrecióse a mi espíritu el horrible caso en forma de angustiosa sospecha, como una tristeza hondísima, farsa cruel de mis endiablados nervios que suelen desmandarse con trágico humorismo...
Cazador. Foto por Sebastian Pociecha en Unsplash

El amor propio de Juanito Osuna

Miguel Delibes

Eso sí, Juanito Osuna es amigo de sus amigos; créame, es un tipo estupendo. Le contaría de él y no acabaría. Juanito Osuna se entera en París de que uno está en un aprieto en Madrid y se coge el primer avión. Eso, fijo. Nada le digo en lo tocante a dinero. Ya de chico era igual...
Relojes. Foto por Jon Tyson en Unsplash

El reloj

Pío Baroja

Hay en los dominios de la fantasía bellas comarcas en donde los árboles suspiran y los arroyos cristalinos se deslizan cantando por entre orillas esmaltadas de flores a perderse en el azul mar...
El general Prim en la guerra de África, obra de Francisco Sans Cabot

El extranjero

Pedro Antonio de Alarcón

No consiste la fuerza en echar por tierra al enemigo, sino en domar la propia cólera, dice una máxima oriental...
Micro. Foto por BRUNO CERVERA en Unsplash

La eterna canción

Camilo José Cela

¿Usted cree qué estoy loco…? No; yo le podría asegurar que no lo estoy, pero no lo hago. ¿Para qué? ¿Para darle ocasión a exclamar, como todos los que oyeran: "¡Bah!, como todos…, ¡creyéndose cuerdo! ¡La eterna canción!"...
Torquemada. Foto por Santiago López Pastor

La mujer negra o una antigua capilla de templario

José Zorrilla

Uno de los templos que se ven hoy en Castilla la Vieja es el de Torquemada, villa situada a pocas leguas de Valladolid, entre esta ciudad y la de Burgos. Antes que este se edificara, servía de iglesia una capilla que llaman de Santa Cruz...

El ogro

Vicente Blasco Ibáñez

Descubre la historia de Pepe, un carretero conocido en todo el barrio del Pacífico por alborotar las calles con sus gritos y los furiosos chasquidos de su tralla. Acompaña a Pepe en su vida diaria y descubre cómo los vecinos de la gran casa en cuyo bajo vivía contribuyeron a formar su mala reputación. ¡No te pierdas este emocionante cuento de Vicente Blasco Ibáñez!
Hilltop kiss. Foto por Filipe Almeida en Unsplash

Amantes asesinados por una perdiz

Federico García Lorca

"Los dos lo han querido —me dijo su madre. —¿Los dos…? No es posible, señora —dije yo—. Usted tiene demasiado temperamento y a su edad ya se sabe por qué caen los alfileres del rocío..."
Fear in The Woods, por Hugo Simberg

El miedo

Ramón del Valle-Inclán

"Mi madre cerró el libro dando un suspiro, y de nuevo llamó a las niñas. Vi pasar sus sombras blancas a través del presbiterio y columbré que se arrodillaban a los lados de mi madre. La luz de la lámpara temblaba con un débil resplandor sobre las manos que volvían a sostener abierto el libro. En el silencio la voz leía piadosa y lenta..."
Photo by Glenn Lim on Unsplash

La sonrisa

Max Aub

"Había traicionado a Bai Pu Un hacía tiempo y vencido. En estas condiciones no podía mostrarse generoso. Un mes antes, previendo el final dichoso le envió un emisario. Lo que le mandó decir su todavía rival no es para recordarlo. El empalamiento no era suficiente..."