Relatos

La balanza de los Balek

Heinrich Böll

En la tierra de mi abuelo, la mayor parte de la gente vivía de trabajar en las agramaderas. Desde hacía cinco generaciones, pacientes y alegres generaciones que comían queso de cabra, papas y, de cuando en cuando, algún conejo...

Diez indios

Ernest Hemingway

Después de un 4 de julio, Nick, que volvía a casa ya tarde en la gran carreta de Joe Garner tras haber estado en el pueblo, vio a nueve indios borrachos junto a la carretera...

2 de la tarde

Inés Arredondo

Esperaba el camión en la esquina de siempre. Mirando los edificios mugrientos, la gente desesperada que se golpea y se insulta, el acoso de los autos, se vio solo y el hambre que sentía se transformó en rabia...

Las fresas

Émile Zola

Una mañana de junio, al abrir la ventana, recibí en el rostro un soplo de aire fresco. Durante la noche hubo una fuerte tormenta. El cielo parecía como nuevo, de un azul tierno, lavado por el chaparrón hasta en sus más pequeños rincones...

Academia de ciencias

Sławomir Mrożek

Desde aquella montaña se divisaban los valles en toda su amplitud, y en el suelo había dos vigas cruzadas. —Ahora túmbate —dijo el mayor. —¿Y para qué me tengo que tumbar?...
Amistad

Caín

Virgilio Díaz Grullón

El mensajero de la oficina colocó la tarjeta sobre el escritorio, Vicente la miró distraídamente y la rodó hacia un lado con el dorso de la mano, concentrándose de nuevo en la lectura del documento que tenía enfrente...

El cardenal Napellus

Gustav Meyrink

Aparte de su nombre, Hieronymus Radspieller, solo sabíamos de él que vivía año tras año en el castillo semiderruido cuyo propietario, un vasco canoso y siempre malhumorado -ex sirviente y luego heredero de un antiguo y noble linaje que se fue perdiendo en la soledad y la tristeza...
Café. Foto por karl chor en Unsplash

En el café

Kjell Askildsen

Una de las últimas veces que estuve en un café fue un domingo de verano, lo recuerdo bien, porque casi todo el mundo iba en mangas de camisa y sin corbata, y pensé: tal vez no sea domingo, como yo creía, y el hecho de que pensara exactamente eso hace que me acuerde...

¡Abre la puerta, Rickard!

Stig Dagerman

Abre la puerta. Dicen que abra la puerta, y yo no la abro. No solo dicen que la abra, ruegan; y cuando los ruegos no surten efecto, amenazan, pero cuando las amenazas no surten efecto se callan un rato, susurran jadeantes y ansiosos mientras están totalmente quietos al otro lado de la puerta como si quisieran hipnotizarla...

El alma del guerrero

Joseph Conrad

El viejo oficial de grandes bigotes blancos dio rienda suelta a su indignación. —¿Cómo es posible que todos ustedes, jovenzuelos, no tengan más sentido común? A muchos de ustedes no les vendría mal limpiarse los labios de leche antes de juzgar a los rezagados de una generación que han hecho mucho, y sufriendo no poco, por su tiempo...

La señorita Julia

Amparo Dávila

La señorita Julia, como la llamaban sus compañeros de oficina, llevaba más de un mes sin dormir, lo cual empezaba a dejarle huellas. Las mejillas habían perdido aquel tono rosado que Julia conservaba, a pesar de los años, como resultado de una vida sana, metódica y tranquila...

El lujo

Vicente Blasco Ibáñez

La tenía sobre mis rodillas dijo el amigo Martínez, y comenzaba a fatigarme la tibia pesadez de su cuerpo de buena moza...

Hernán

Abelardo Castillo

Me atrevo a contarlo ahora porque ha pasado el tiempo y porque Hernán, lo sé, aunque haya hecho muchas cosas repulsivas en su vida, nunca podrá olvidarse de ella: la ridícula señorita Eugenia...

Narración del estudiante

Jean Lorrain

En el hotel barato en que vivía entonces en el Faubourg-Saint-Honoré, había terminado por observar a una cliente de aspecto bastante sospechoso. Yo no era entonces más que un pobre estudiante de derecho, poco preocupado por la exterioridad de las cosas...

En la popa hay un cuerpo reclinado

René Marqués

A pesar del sol inmisericorde, los ojos se mantenían muy abiertos. Las pupilas, ahora, con esta luz filosa, adquirían una transparencia de miel. La nariz, proyectada al cielo, y el cuello en tensión, parecían modelados en cera: ese blanco cremoso de la cera, esa luminosidad mate del panal convertido en cirio...

La niña gorda

Marie Luise Kaschnitz

Era finales de enero, poco después de Navidad, cuando la niña gorda vino a verme. Ese invierno había empezado a prestar libros a los niños del barrio, que debían recogerlos y devolverlos un día concreto de la semana...

El viejo sistema

Saul Bellow

Era un día de reflexión para el doctor Braun. Invierno. Sábado. Finales de diciembre. Estaba solo en su apartamento y se despertó tarde, quedándose en la cama hasta el mediodía, en la habitación a oscuras, dándole vueltas a una idea…

Bandidos en los caminos

Manuel Rojas

Pancho el Largo y su antiguo camarada de aventuras, el Huaso Blanco Encalada, tenían que realizar aquella noche una pequeña y delicada diligencia. Separados, por azares del oficio, durante varios años, habíanse reunido en Santiago poco tiempo antes...

La transformación

Mary W. Shelley

He oído decir que cuando alguna aventura extraña, sobrenatural y de carácter necromántico le ha sucedido a algún ser humano, dicho ser, no importa el deseo que tenga de ocultarlo, en ciertos periodos se siente destrozado como por un terremoto intelectual y se ve forzado a desnudar sus profundidades interiores a otra persona...

El acusado

Naguib Mahfuz

Como iba solo en su cochecito, no tenía más aliciente que la velocidad; volaba -en dirección a Suez- sobre una cinta de asfalto ceñida por arenas. En el paisaje nada mitigaba el pálpito de soledad, ni había novedad alguna que le hiciese más llevadera su semanal ida y vuelta...