Relatos

A la orilla de las estatuas maduras

Rogelio Sinán

Allí en el río era donde mejor estaba. Ni los sollozos de la tía Josefina que andaba siempre de un lado para otro quejándose del reuma, ni los gritos delgados de su madrina José María que no hacía más que darle con el chicote siempre que cometía alguna diablura...

Angustia en el cuartel

Italo Calvino

El mal le empezó así: ver el caballo frisón en la escalera, cargado de alambres afilados, y pensar que tenía un significado amenazador y alusivo a su futuro. Pero antes ya, más de una vez, había bastado para atormentarlo la vista de su catre de campaña...

Un cuento de reyes

Ignacio Aldecoa

El ojo del negro es el objetivo de una máquina fotográfica. El hambre del negro es un escorpioncito negro con los pedipalpos mutilados. El negro Omicrón Rodríguez silba por la calle, hace el visaje de retratar a una pareja, siente un pinchazo doloroso en el estómago...

Compañeros

Máximo Gorki

El ardiente sol de julio brillaba sobre Smólkina, derramando sobre sus viejas isbas un copioso torrente de rayos cegadores. Donde más relumbraba era en la isba del alcalde, recientemente retechada con tablones nuevos, suavemente cepillados, amarillos y aromáticos...

Las sirenas

Azorín

Cuando volvieron de la iglesia celebraron con una merienda espléndida el bautizo. La casa estaba llena de invitados; entraron todos en el comedor. Sobre el blanco mantel resaltaba la límpida cristalería..

Joven alma crédula

Massimo Bontempelli

René Clamart me confía a Minnie para que le haga compañía durante media hora en el Quai del Louvre. Yendo por el Quai del Louvre, Minnie, de repente, se aparta de mi lado y escapa; allí está: ha corrido a plantarse extasiada ante una cisterna cuadrada de cristal que se exhibe en el exterior de una tienda de artículos de pesca...

El niño al que se le murió el amigo

Ana María Matute

Una mañana se levantó y fue a buscar al amigo, al otro lado de la valla. Pero el amigo no estaba, y, cuando volvió, le dijo la madre: -El amigo se murió. Niño, no pienses más en él y busca otros para jugar...

Charles

Shirley Jackson

El día que mi hijo Laurie empezó a ir a la escuela de párvulos renunció a los pantalones de pana con peto y empezó a llevar vaqueros con cinturón. La primera mañana, lo vi salir con la niña mayor de la casa de al lado y me di cuenta de que había terminado una época de mi vida...

A García Márquez Juana le oyó…

Álvaro Cepeda Samudio

A García Márquez le oyó Juana la historia del hombrecito de la lata de avena Quaker. García Márquez vive ahora en Barcelona y seguramente ha olvidado la historia. Lo cierto es que no la ha escrito nunca. Cuando Juana leyó Cien años de soledad pensó encontrarla allí...

Catatónico

Virgilio Díaz Grullón

Encogió los hombros y las piernas apretando los codos contra los costados y cerró los puños adoptando la postura que aprendiera cuando niño de Paulino Uzcudún sintiéndose ahora invulnerable a cualquier ataque viniera de donde viniera ya de un puño disparado ya de una bota agresiva...

Accidente

Emilia Pardo Bazán

Bajo el sol -que ya empieza a hacer de las suyas, porque estamos en junio-, los tres operarios trabajan, sin volver la cara a la derecha ni a la izquierda. Con movimiento isócrono, exhalando a cada piquetazo el mismo ¡a hum!...

Cangrejo

Haruki Murakami

Los dos descubrieron aquel pequeño restaurante por azar. Al atardecer del día que llegaron a la playa de Singapur se les ocurrió, sin más, meterse en un callejón donde acabaron topando casualmente con el local...

La canción de Lord Rendall

Javier Marías

Quería darle la sorpresa a Janet, así que no le comuniqué el día de mi regreso. Cuatro años, pensé, son tanto tiempo que no importarán unos días más de incertidumbre. Saber un lunes, por medio de una carta...

Historia de un día en tres esquelas

Jacinto Benavente

Vergüenza me cuesta, pero has de perdonarme. Hoy no asistiré a la Junta. El motivo es pecaminoso. Justamente de cinco a siete tengo que ir a probarme unos vestidos a casa de Laura. Ya sabes lo que es ella; si pierdo mi turno, me deja desnuda este invierno...

El manzano

Daphne du Maurier

La primera vez que se fijó en el manzano fue tres meses después de la muerte de ella. Sabía, naturalmente, que estaba allí, junto con los demás que subían por la verde ladera que se extendía frente a la casa...

En la zona diabólica

Pedro Juan Gutiérrez

Yo estaba pintando un cuadro, pero salía demasiado bonito. Puse a Mahler. La sinfonía número diez, en La Mayor. Subí el volumen a toda mecha. Mahler atronaba. Todas las cuerdas chillaban. Y ni así. El hijoputa se resistía a embrutecerse un poco...

Un par de medias de seda

Kate Chopin

La pequeña señora Sommers se encontró inesperadamente un día con que era la feliz poseedora de quince dólares. Para ella esa era una gran suma de dinero y la manera en que abultaba su viejo y gastado porte-monnaie la hacía sentirse importante como no se había sentido en años...

Elda y Angotea

Aleksandr Grin

Cuando el ensayo había terminado, Gotorn llegó a los camerinos del teatro Bishop. Parado en el pasillo entre la utilería y las lámparas, Gotorn entregó su tarjeta de presentación al mozo para que la hiciera llegar a Elda Silvano...

El sacrificio

Alejo Carpentier

Con las velas hinchadas por un viento glacial, el negro «drakkar» de crujientes cordajes, surcaba, majestuoso, el océano de plomizas olas...

La piedra negra

Robert E. Howard

La primera vez que leí algo al respecto fue en el extraño libro de Von Junzt, el excéntrico alemán que vivió de forma tan peculiar y murió de manera tan atroz y misteriosa. Tuve la fortuna de acceder a sus Cultos Sin Nombre en la edición original, el llamado Libro Negro...