Poetas

Poesía de Perú

Poemas de Marco Antonio Corcuera

Marco Antonio Corcuera Díaz (1917-2009), poeta peruano y editor visionario, trascendió las fronteras literarias con su obra inmortal. Nacido en Contumazá, cultivó su pasión por las letras desde temprana edad, influenciado por su entorno familiar y la riqueza cultural de su tierra natal. Estudió Letras en la Universidad Nacional de Trujillo y Derecho en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, consolidando así su formación multidisciplinaria.

Corcuera se destacó como fundador y editor de los Cuadernos Trimestrales de Poesía, plataforma que promovió la difusión de nuevas voces poéticas en el panorama literario peruano. Su visión innovadora también se manifestó en la creación del prestigioso Premio El Poeta Joven del Perú, que brindó reconocimiento a talentos emergentes y consolidados.

Además de su labor editorial, Corcuera dejó un legado poético invaluable. Sus versos, impregnados de sensibilidad y profundidad, exploran temáticas universales como el amor, la identidad y la naturaleza humana. A lo largo de su prolífica carrera, publicó una serie de poemarios y cuentos que cautivaron a lectores de todas las generaciones.

A través de sus obras, Corcuera retrata la belleza y complejidad del alma humana, tejiendo con maestría paisajes emocionales que invitan a la reflexión y la contemplación. Su compromiso con la cultura y la promoción de las artes lo llevó a desempeñar roles destacados en instituciones culturales y educativas, dejando una huella imborrable en el panorama intelectual peruano.

Marco Antonio Corcuera Díaz falleció en Trujillo en 2009, pero su legado perdura en la memoria de aquellos que han sido cautivados por su poesía atemporal. Sus obras continúan inspirando a nuevas generaciones de escritores y lectores, recordándonos la trascendencia del arte como vehículo de expresión y conexión humana.

En palabras breves

En palabras breves
y silencios largos,
lo que yo te quiero
no hay cómo expresarlo:
ni lo puede el alma,
ni lo dice el labio,
ni lo canta el beso,
ni lo llora el llanto.

Lo que yo te quiero
es para rezarlo
a oscuras y a solas
con temblor de manos,
fijo el pensamiento,
los ojos cerrados,
recorriendo el hilo
lento de un rosario
en el que las cuentas
fingen, fulgurando,
lágrimas que llegan
con hondo cansancio
como condenadas
a seguir pasando
sin que nunca puedan secarse en los labios.

Secreto

Tengo en mi pecho un secreto
que lo saben solo dos:
el uno mi pensamiento
y el otro mi corazón.

Yo me hago el desentendido
pero sabiéndolo estoy,
busco el momento oportuno
para contárselo a Dios.