Narrativa

Un depravado

Foto de Dainis Graveris en Unsplash

La gente anda diciendo que tengo la mente podrida, que soy un loco, un depravado, un cornudo feliz.

La culpa es tuya, no debiste darle a nadie ciertos detalles. Qué le importa a la gente si me gustaba ponerte en cuatro y mamarte el culo, o que me lo mamaras tú a mí. Qué importa si me aferraba a tu cuello y te apretaba casi hasta asfixiarte, si usaba mi cinto de cuero para azotar tus nalgas y tu espalda, y, sin metértela, sin tocarte, venirnos. Si la pasábamos bien, si gozábamos como dos locos poseídos por la lujuria, qué le importa eso a los demás. Lo que pasa en una cama, debe quedarse ahí mismo. 

Pero todo se jodió, se acabó, se fue a la mierda. Y no me culpes, tú te lo buscaste. Un buen día las cosas cambiaron, ya no querías que fuera como soy. Pretendías que fuera tierno y amoroso, y que, en lugar de azotes, te diera caricias, y en lugar de mordidas, besos. Querías ramos de flores en los aniversarios, y poemas que no sé escribir. La poesía es la forma más profunda de fingimiento. Odio la rima y la melcochosa labia de los poetas. Tú pensabas que de tanto amarte estaba ciego. Creíste que no advertí tu interés por el estúpido aprendiz de poeta ese amigo tuyo. Creíste que no percibí cómo se acercó lentamente a ti, acechándote como una hiena que espera impaciente las minucias de los leones. 

De pronto empezaste a estar demasiado cansada, y siempre tenías una excusa para no acostarte conmigo. Cuando lo hacías era sólo para dormir. Permanecías toda la noche distante, tú en tu rincón y yo en el mío, como si entre los dos se levantara una pared intangible. Las primeras semanas sobreviví a fuerza de masturbaciones, viendo pornografía en Internet, pero luego me aburrieron las mismas escenas, las mismas poses, me cansé de los orgasmos fingidos por las actrices, y las interminables erecciones de los actores. 

Traté de salvar la relación a pesar de mis sospechas, y de tu excesivo descaro. Traté de arreglar lo nuestro, pero lo que se rompe en mil fragmentos rara vez tiene arreglo. Una traición silenciosa, difícil de descubrir, puede dejarse pasar, uno puede simular que no sabe nada. Pero un rosario de cínicos eventos a la vista de todos, y la ristra de chismes que dijiste sobre mí, poniendo en duda mi moral y mi hombría, eso no podía dejarlo así. 

La gente dice que soy un cornudo, un loco, un depravado sexual con la mente enferma, y que estoy tan enamorado que no puedo ver lo que haces. Eso dice la misma gente que ahora se agrupó frente a nuestra casa, y se asoma por las persianas y murmura. Yo sé muy bien que los escuchas, lo sé porque no dejas de mirarme. Se te ha quedado fija en el rostro esa horrible mueca, mostrando la lengua con los ojos bien abiertos, la misma mueca que hacías cuando te apretaba por el cuello casi hasta asfixiarte.

Maikel Sofiel Ramírez Cruz. El Tejar, Chaparra, Las Tunas, 1981.

Narrador, promotor cultural y Licenciado en Psicología. Creador de la Colección Literatura Contemporánea en Laia Editora, Argentina. Fue miembro del taller literario El Cucalambé. Ha publicado en las revistas Quehacer y El Caimán Barbudo de Cuba y en otros medios de Chile, Venezuela, Argentina, México y España. Finalista del IX Certamen de Microrrelatos Javier Tomeo (España), del III Concurso de Relatos Letraheridos (España) y del proyecto Voces de Latinoamérica 2023, de Astrolabio Editores (Colombia-México). Incluido en las antologías Segunda Colección de Cuentos (Ophelia Casa Editorial, México, 2023), y Crisol de cuentos y poemas de estos tiempos (Editorial Auriseduca, Perú, 2023), Alas (Venado Azul Ediciones, México, 2023), Cuentos sucios, no tan sucios (Laia Editora, Argentina, 2023) Microcuentos eróticos (Laia Editora, Argentina, 2023) y Antología Aniversario 8 (Editorial Abigarrados (México, 2023). Publicó en 2023 los libros de cuentos El bar de las revelaciones (Editorial Kañy, Argentina) y Mi puta idolatrada (Laia Editora, Argentina).