La mano encantada (libro)
Gérard de Nerval
Eustache Bouteroue, un joven formal y con poca destreza para el arte de la lid, se ve forzado a batirse en duelo por su amada. Con ayuda de un titiritero y sus encantamientos consigue superar el embate, aunque posteriormente se ve superado por las circunstancias. Debido al hechizo su mano adquiere vida propia y lo lleva al precipicio en el que la muerte resulta ser el único antídoto contra el apéndice encantado. Humor, miedo y crítica social, hacen de este relato de Nerval el más próxima a las formas del género "gótico" tan en boga hacia finales del siglo XVIII y principios del XIX. En La mano encantada, Nerval muestra su afición e interés por la magia, el ocultismo, la cábala, el esoterismo, el simbolismo o la alquimia. No es únicamente un relato fantástico, puesto que nos ofrece un segundo nivel de lectura donde el lector hallará múltiples referencias a los temas anteriormente citados, a libros de la época relacionados con ellos y a todo el elenco de personajes por…
El país de los ciegos
H. G. Wells
A más de trescientas millas del Chimborazo y a cien de las nieves del Cotopaxi, en el territorio más inhóspito de los Andes ecuatoriales, se encuentra un misterioso valle de montaña, el País de los Ciegos, aislado del resto de los hombres...
Los constructores de puentes
Rudyard Kipling
Lo mínimo que esperaba Findlayson, del Departamento de Obras Públicas, era una C. I. E.; él soñaba con una C. S. I. En realidad, sus amigos le decían que se merecía más. Durante tres años había aguantado calor y frío, decepciones, incomodidades, peligros y enfermedades, con una responsabilidad casi excesiva para un solo par de hombros...
Los amigos de los amigos
Henry James
Encuentro, como profetizaste, mucho de interesante, pero poco de utilidad para la cuestión delicada —la posibilidad de publicación—. Los diarios de esta mujer son menos sistemáticos de lo que yo esperaba; no tenía más que la bendita costumbre de anotar y narrar...
El diablo de la botella
Robert Louis Stevenson
Había un hombre en la isla de Hawaii al que llamaré Keawe; porque la verdad es que aún vive y que su nombre debe permanecer secreto; pero su lugar de nacimiento no estaba lejos de Honaunau, donde los huesos de Keawe el Grande yacen escondidos en una cueva...
Los agujeros de la máscara
Jean Lorrain
—Quiere usted verlo —me había dicho mi amigo De Jacquels—, sea, consiga un dominó y un antifaz, un dominó elegante, de satén negro, cálcese unos escarpines, y, por esta vez, medias de seda negra también, y espéreme en su casa el martes hacia las diez y media; iré a buscarle...
Amour dure
Vernon Lee
Urbania, 20 de agosto de 1885. Había ansiado, durante años y años, estar en Italia, encontrarme cara a cara con el pasado; ¿y eso era Italia? Podría haber llorado, sí, llorado, por la desilusión que sentí cuando por primera vez deambulé por Roma, con una invitación en mi bolsillo para cenar en la embajada alemana...
La noche
Guy de Maupassant
Amo la noche con pasión. La amo, como uno ama a su país o a su amante, con un amor instintivo, profundo, invencible. La amo con todos mis sentidos, con mis ojos que la ven, con mi olfato que la respira, con mis oídos, que escuchan su silencio, con toda mi carne que las tinieblas acarician...
¡Como para confundirse!
Philippe A. Villiers de L’Îsle-Adam
Una mañana gris de noviembre bajaba por los muelles con paso rápido. Una fría llovizna mojaba la atmósfera. Transeúntes negros, sombríos bajo paraguas deformes, se entrecruzaban. El Sena amarillento arrastraba sus barcos mercantes que semejaban abejorros desmesurados...
Chertogon
Nikolái Leskov
Se trata de algo que sólo puede presenciarse en Moscú, y eso, teniendo mucha suerte y buenas aldabas...
Un sueño
Iván Turguénev
Yo vivía entonces con mi madre en una pequeña ciudad del litoral. Había cumplido diecisiete años y mi madre no llegaba a los treinta y cinco: se había casado muy joven. Cuando falleció mi padre yo tenía solamente seis, pero le recordaba muy bien...
La sombra
Hans Christian Andersen
En los países cálidos, ¡allí sí que calienta el sol! La gente llega a parecer de caoba; tanto, que en los países tórridos se convierten en negros. Y precisamente a los países cálidos fue adonde marchó un sabio de los países fríos, creyendo que en ellos podía vagabundear, como hacía en su tierra, aunque pronto se acostumbró a lo contrario...
La Vénus d’Ille
Prosper Mérimée
Bajaba la última ladera del Canigó y, aunque el sol ya se hubiera puesto, distinguía en la llanura las casas de la pequeña ciudad de Ille, hacia la que me dirigía...
La muerta enamorada
Théophile Gautier
Me preguntáis hermano si he amado; sí. Es una historia singular y terrible, y, a pesar de mis sesenta y seis años, apenas me atrevo a remover las cenizas de este recuerdo...
La mano encantada
Gérard de Nerval
Nada es tan hermoso como las casas del siglo XVII que la Place Royale ofrece en tan majestuoso conjunto. Cuando sus fachadas de ladrillos intercalados y enmarcados por molduras y cantos de piedras, y cuando sus altas ventanas se encienden con los espléndidos rayos del sol del atardecer, uno siente, al contemplarlas, la misma veneración que ante un tribunal de magistrados vestidos con ropas rojas forradas de armiño y...
El ojo sin párpado
Philarète Chasles
«¡HALLOWE’EN!, ¡Hallowe’en!, gritaban todos». ¡Esta es la noche santa, la gran noche de los skelpies y de las hadas! Carrick, y tú, Colean, ¿venís? Están ya todos los de Carrick-Border, y van a venir nuestra Meg y nuestra Jeannie...
La historia de Willie el vagabundo
Walter Scott
Puede que hayáis oído hablar de Sir Robert Redgauntlet, del señorío de Redgauntlet, que vivió en estas tierras hace ya mucho tiempo. Siempre se le recordará en la región; nuestros padres solían contener el aliento cuando oían su nombre...
Cuentos fantásticos del XIX
AA.VV.
En palabras del propio Italo Calvino, "El cuento fantástico es uno de los productos más característicos de la narrativa del siglo XIX y, para nosotros, uno de los más significativos, pues es el que más nos dice sobre la interioridad del individuo y de la simbología colectiva. Para nuestra sensibilidad de hoy, el elemento sobrenatural en el centro de estas historias aparece siempre cargado de sentido, como la rebelión de lo inconsciente, de lo reprimido, de lo olvidado, de lo alejado de nuestra atención racional. En esto se ve la modernidad de lo fantástico, la razón de su triunfal retorno en nuestra época…" El gran escritor italiano ha dividido su antología en dos partes, que ordenan la sucesión cronológica de los relatos en dos clasificaciones estilísticas. La primera, Lo fantástico visionario, reúne a una cuidada nómina de autores —Potocki, Eichendorff, Hoffmann, W. Scott, Balzac, Chasles, Nerval, Hawthorne, Gógol, Gautier, Mérimée y Le Fanu— cuyos cuentos tienen en común, bajo la descripción de un mundo encantado o infernal, una poderosa sugestión…
La edad madura
Henry James
Aquel día de abril era templado y luminoso, y el pobre Dencombe, feliz en la presunción de que sus energías se recuperaban, estaba parado en el jardín del hotel, comparando los atractivos de diversos paseos tranquilos, con una parsimonia en la cual, empero, todavía se echaba de ver cierta laxitud...
El libro de los reyes
Hakim-abdul-qasim Firdusi
Obra de enormes dimensiones escrita en persa cuando este antiguo imperio llevaba ya sometido más de tres siglos al dominio árabe y musulmán, El libro de los reyes o Shahnameh es una de las obras maestras de la literatura universal. Escrita por Hakim-Abdul-Qāsim Firdusi (X-XI), noble terrateniente de raigambre iraní que deseaba mantener vivas sus tradiciones y su cultura frente a los valores introducidos por los árabes, constituye la epopeya nacional de Irán, es decir, de Persia. En ella se refunden relatos y leyendas de procedencia aria, babilonia, griega y judía, además de la propiamente irania, dentro del marco del enfrentamiento entre persas y turanios en el área geográfica conocida como el Gran Jorasán. La presente edición recoge un extenso fragmento del libro: el que gira en torno a su héroe más emblemático, Rostam, amante de la justicia y de los placeres de la vida, cuyas hazañas a caballo de lo real y sobrenatural todavía son leídas y memorizadas en buena parte de Oriente.
El vendedor de pararrayos (relato)
Herman Melville
El cuento se ambienta en medio de una tormenta cuando llama a la puerta de una casa un vendedor de pararrayos. En el breve relato bajo la lluvia y los relámpagos se inicia una lucha simbólica entre el bien y el mal, la religión y la ciencia entre dos personajes anclados a sus creencias...
El famoso cohete
Oscar Wilde
El hijo del rey estaba en vísperas de casarse. Con este motivo el regocijo era general. Estuvo esperando un año entero a su prometida, y al fin llegó ésta. Era una princesa rusa que había hecho el viaje desde Finlandia en un trineo tirado por seis renos, que tenía la forma de un gran cisne de oro; la princesa iba acostada entre las alas del cisne...
El pobre Bill
Lord Dunsany
En una antigua guarida de marineros, una taberna del puerto, se apagaba la luz del día. Frecuenté algunas tardes aquel lugar con la esperanza de escuchar, de los marineros que allí se inclinaban sobre extraños vinos, algo acerca de un rumor que había llegado a mis oídos de cierta flota de galeones de la vieja España que aún se decía que flotaba en los mares del Sur por alguna región no registrada en los mapas...
Sortilegio de otoño
Joseph von Eichendorff
El caballero Ubaldo, una tranquila tarde de otoño mientras cazaba, se encontró alejado de los suyos, y cabalgaba por los montes desiertos y boscosos cuando vio venir hacia él a un hombre vestido con ropas extrañas...
Las noches difíciles
Dino Buzzati
En 1971 aparecía "Las noches difíciles" del escritor italiano Dino Buzzati y con él, el último libro de relatos publicado en vida del autor, que moriría al año siguiente. El libro reúne treinta relatos, cuya selección fue hecha por el autor, combinando material en parte, inédito, y en su mayoría ya publicado en el Corriere Della Sera y diversas revistas. En ellos se hacen presentes todas las obsesiones del mejor Buzzati: la dimensión misteriosa de lo real, el sentido del tiempo y de la espera, la pesadilla del miedo y de la muerte... Todo ello apenas velado bajo la ironía y la capa engañosa de lo cotidiano y lo trivial: "Lo fantástico debe desembocar en una forma de realidad", afirmaba Buzzati.
El barbazul delicado
José Edwards
Un accidente sin importancia (la transitoria descompostura del autobús en que viajábamos) nos agrupó en un cuarto estrecho situado en medio del campo...
Preciada puerta
William Goyen
-Hay alguien tirado en el campo -vino a decirnos mi hermanito. Eran las ocho en punto de la mañana y hacía tanto calor que la hierba despedía humo y los saltamontes cantaban. Durante días, había corrido la voz de que llegaba un huracán. Desde ayer sentíamos sus indicios: una quietud en el aire seguida por la abrupta ondulación del viento; el cielo parecía más alto y se veía lavado...
Canción de Navidad
Charles Dickens
Las buenas intenciones suelen producir mala literatura, decía Flaubert, pensando sin duda en las obras moralizantes. Canción de Navidad es una gloriosa excepción al aforismo. Escrito bajo el peso de las ideas sociales de Dickens, concebido tal vez como una fábula moral para una época, una sociedad y un país determinados, este «villancico en prosa» ha trascendido sus límites para conmover y entusiasmar a los lectores más exigentes de todos los tiempos. Uno de ellos fue Robert Louis Stevenson, que, en un arrebato de entusiasmo, escribió estas palabras: «¡Qué hermoso es para un hombre haber escrito libros como ésos y llenar de piedad los corazones de las gentes!».
Historias de San Petersburgo
Nikolái Gógol
Bajo el título genérico de Historias de San Petersburgo se reúnen los cinco relatos breves más sobresalientes de la obra de Nikolái Gógol (1809-1852), vinculados por el nexo común de estar situados en la capital de la Rusia imperial. Junto a piezas tan célebres como «La nariz» y «El abrigo», encontramos otras, como «La avenida Nevski», «El retrato» y «Diario de un loco», que representan lo más característico del modo de contar del autor, a saber, su deliciosa combinación de sátira social, fantasía, ternura y compasión.
El beso
Tommaso Landolfi
El notario D., soltero y todavía joven pero endemoniadamente tímido con las mujeres, apagó la luz y se dispuso a dormir; en eso estaba cuando sintió algo sobre los labios: como un soplo o, más bien, como el roce de un ala. No le prestó mucha atención, pudo haber sido el viento provocado por las frazadas al moverlas o bien una pequeña mariposa nocturna, así que de inmediato se quedó dormido...