Ficción

Los periódicos

Henry James

Una pareja de periodistas —jóvenes, inquietos, pobres, enamorados— anda a la caza de la noticia en el bullicioso Londres de principios de siglo. El centro de la atención pública del momento lo ocupa un personaje «universal y ubicuo» que responde al complejo nombre de Sir A.B.C Beadel-Muffet, K.C.B., M.P., y que no es sino lo que Borges habría llamado una de esas «espléndidas nulidades que cruzan los visibles escenarios del mundo». Cuando un día este admirable caballero desaparece, no sólo deja una codiciada vacante en el olimpo de la fama sino que arroja a nuestra pareja de reporteros al laberinto de una investigación cuyo efecto principal será, no obstante, preguntarse de qué manera han podido ellos mismos desencadenar —o hubieran podido evitar— lo ocurrido y sus consecuencias, aparentemente fatales. «Los periódicos» (1903), excelente nouvelle de la madurez de Henry James, pone sobre el tapete cuestiones tan actuales como la notoriedad de lo banal o como la ética del periodista y resuelve con tremenda ironía un caso «romántico» de conciencia privada…

Tocayos

José Donoso

"Juana era diminuta y blanda y tibia. No tenía más de diecisiete años. Estaba contenta con el empleo que su madrina le consiguiera al ir a vivir a su casa, cuando su madre se juntó con ese borracho inservible. El patrón era delicado con ella, y la pastelería quedaba cerca, de modo que no se exponía tanto a la falta de respeto de los hombres que en la noche le silbaban desde las esquinas"

Tobías

Félix Pita Rodríguez

"Fue en la cochina cárcel de San Pedro Sula y allá por el año veintiséis, un año feo para mis huesos. De tumbo en tumbo, y como con los ojos cerrados, yo había ido dando traspiés y recibiendo patadas en el trasero. Ustedes no pueden saber. Una patada en el trasero siempre lo pone a un mal por dentro y con ganas de hacer daño. Pero el escozor pasa y se puede cargar a la cuenta de las injusticias de la vida."

El obstáculo

Juan Carlos Onetti

"¡Qué hijo de perra!, murmuró sin saber por quién, mientras se levantaba apretándose los riñones doloridos. Los otros iban más adelante mezclándose por momentos con la noche que caía rápida. Sobre el cielo ennegrecido, los cuerpos, prolongados en las herramientas de trabajo, hacían extraños dibujos retintos. El guardián vigilaba la fila en regreso, recorriéndola a caballo, alzando el grueso rebenque que colgaba de la muñeca."

El cocodrilo

Felisberto Hernández

"De pronto me di cuenta que había entrado al café un ciego con un arpa; yo le había visto por la tarde. Decidí irme antes de perder la voluntad de disfrutar de la vida; pero al pasar cerca de él volví a verlo con un sombrero de alas mal dobladas y dando vuelta los ojos hacia el cielo mientras hacía el esfuerzo de tocar"

La langosta y el grillo

Yasunari Kawabata

"Extasiado, me quedé dejando correr el tiempo. Las linternas cuadradas no sólo tenían diseños pasados de moda y formas de flores, sino que los nombres de los niños que las habían construido estaban calados en caracteres rectos de silabario."

La célebre rana saltadora del condado de Calaveras

Mark Twain

"Encontré a Simon Wheeler descabezando un confortable sueñecito al lado de la estufa del bar, en la desvencijada taberna del decadente campo minero de Angel, y pude apreciar que era gordo y calvo, con una expresión de agradable benevolencia y simplicidad pintada en su tranquila fisonomía. Se levantó y me dio los buenos días."

El estudiante

Alejo Carpentier

"Trató de huir. Vio una ancha puerta, amparada por una inscripción en caracteres huecos: Trousseau. Aquella palabra tenía una tibia sugerencia de ajuar de novia. El estudiante penetró en un corredor oscuro, esperando admirar Malinas sedosas, evocadoras de las frescas carnes de doncellas, que se presentan sabiamente como los filetes caros que se envuelven con encajes de papel."

El Tío Wiggily en Connecticut

J. D. Salinger

"Veinte minutos después estaban terminando su primer copetín en la sala y conversaban de esa manera peculiar, y probablemente única, de quienes han compartido alguna vez un cuarto en la universidad. El vínculo entre ellas era aún más estrecho: ninguna de las dos se había recibido."

El muchacho que escribía poesía

Yukio Mishima

"Estaba anémico de tanto masturbarse. Pero su propia fealdad no había empezado a molestarle. La poesía era algo aparte de esas sensaciones físicas de asco. La poesía era algo aparte de todo. En las sutiles mentiras de un poema aprendía el arte de mentir sutilmente. Sólo importaba que las palabras fueran bellas. Todo el día estudiaba el diccionario."

El teléfono

Antón Chéjov

“Operadora. ¿Puedo ayudarlo?”, dice una voz de mujer. “Comuníqueme con el Hotel Slavyansky Bazaar”. “Conectando”. Después de tres minutos escucho un repique… Pego el auricular a mi oreja y oigo un sonido de un carácter todavía indeterminado; como el viento soplando, u hojas secas dispersándose por el piso… Alguien parece estar susurrando...

El maniquí

Vicente Blasco Ibáñez

Sumérgete en el mundo de Luis Santurce y su mujer en este emocionante cuento de Vicente Blasco Ibáñez. Descubre cómo el amor puede transformarse en desamor y cómo las decisiones pueden cambiar el curso de nuestras vidas. ¡No te pierdas esta obra maestra de la literatura española!

Cuento de Nochebuena

Rubén Darío

"Avino, pues, que un día de Navidad, Longinos fuese a la próxima aldea…; pero ¿no os he dicho nada del convento? El cual estaba situado cerca de una aldea de labradores, no muy distante de una vasta floresta, en donde, antes de la fundación del monasterio, había cenáculos de hechiceros, reuniones de hadas, y de silfos, y otras tantas cosas que favorece el poder del Bajísimo, de quien Dios nos guarde."

El árbol

María Luisa Bombal

"Inconscientemente él se apartaba de ella para dormir, y ella inconscientemente, durante la noche entera, perseguía el hombro de su marido, buscaba su aliento, trataba de vivir bajo su aliento, como una planta encerrada y sedienta que alarga sus ramas en busca de un clima propicio."

El caballero Charles

Humberto Arenal

"—Usted sabe lo que yo digo. ¿Eh, doña Clarita? El difunto Charles, que en paz descanse, ese hombre sí que sabía vivir… Qué hombre tan… ¡Qué trajes aquellos! Dril cien, sí señor, dril cien del mejor… —eleva la cabeza y rememora— ¿Se acuerda de La viuda alegre cantada nada menos que por doña Esperanza Iris? ¿Se acuerda, doña Clarita? Yo me acuerdo bien. En el escenario era toda una dama, una princesa doña Esperanza. ¿Verdad, doña Clarita?"

El pueblo de los gatos

Haruki Murakami

"Pero en realidad aquél era el pueblo de los gatos. Cuando el sol se ponía, numerosos gatos atravesaban el puente de piedra y acudían a la ciudad. Gatos de diferentes tamaños y diferentes especies. Aunque más grandes que un gato normal, seguían siendo gatos. Sorprendido al ver aquello, el joven subió deprisa al campanario que había en medio del pueblo y se escondió."

El evangelio según Marcos

Jorge Luis Borges

"Espinosa, en el campo, fue aprendiendo cosas que no sabía y que no sospechaba. Por ejemplo, que no hay que galopar cuando uno se está acercando a las casas y que nadie sale a andar a caballo sino para cumplir con una tarea. Con el tiempo llegaría a distinguir los pájaros por el grito."

Reunión

John Cheever

"-Me pasó el brazo sobre los hombros, y yo olí a mi padre del mismo modo que mi madre huele una rosa. Era una intensa mezcla de whisky, loción de afeitar, pomada de zapatos, lanas y el olor de un varón maduro. Abrigué la esperanza de que alguien nos viera juntos. Deseé que pudiéramos fotografiarnos. Quería conservar un recuerdo de nuestra reunión."

El árbol

Juan Carlos Onetti

"El golpe de un bofetón y un insulto. El niño continuaba ignorante y riendo, ella sonreía, mirándolo, mostrándole la cara, la pelota iba y venía, rodaba brillosa y alegre sobre la tierra que interrumpían algunos puñados de pasto."

El ángel del ático

Tennessee Williams

"Era una mujer de una desconfianza paranoica y su desconfianza con respecto a mí era ilimitada. Muchas veces entraba en mi habitación con el periódico de la mañana y leía en voz alta algún artículo referido a un acto delictivo en el barrio. Después de la lectura me examinaba atentamente buscando algún cambio culpable en mi expresión, y yo casi siempre satisfacía su desconfianza con un intenso rubor y la incapacidad para devolverle la mirada"

La garganta de acero

Mijaíl Bulgákov

“…¿Y si trajeran a una mujer con complicaciones de parto? ¿O, supongamos, a un enfermo con hernia estrangulada? ¿Qué haría yo en ese caso? Aconséjenme, por favor. Hace cuarenta y ocho días que terminé la facultad con sobresaliente, pero el sobresaliente es una cosa y la hernia otra. En una ocasión vi cómo un profesor realizaba una operación de hernia estrangulada. Él operaba y yo estaba sentado en el anfiteatro. Eso fue todo…”

Pluma, lápiz y veneno

Oscar Wilde

Sumérgete en un mundo de misterio y peligro con "Pluma, Lápiz y Veneno", un relato que te atrapará desde la primera línea. En él, conocerás la historia de un libro enigmático y los oscuros secretos que encierra en sus páginas. A medida que avances en la lectura, te sumergirás en una trama intrigante, llena de giros y sorpresas que te mantendrán en vilo hasta el final. Los personajes, las descripciones y la trama de este relato corto te transportarán a una realidad paralela que te dejará con ganas de más.

La sunamita

Inés Arredondo

"Caminando por las calles solitarias con mi pequeño veliz en la mano, fui cayendo en el entresueño privado de la realidad y de tiempo que da el calor excesivo. No, no recordaba, vivía a medias, como entonces. “Mira, Licha, están floreciendo las amapas.” La voz clara, casi infantil."

Cuerpo de mujer

Ryûnosuke Akutagawa

"Observando el avance indolente de la pulga, Yang reflexionó sobre la realidad de aquellas criaturas. “Una pulga necesita una hora para llegar a un sitio que está a dos o tres pasos nuestros, aparte de que todo su espacio se reduce a una cama. Muy tediosa sería mi vida de haber nacido pulga…"

Invocación para desorejarse

José Lezama Lima

Para que el sombrero pudiese penetrar en mi testa, decidieron cortarme las dos orejas. Admiré sus deseos de exquisita simetría, que hizo que desde el principio su decisión fue de cortarme las dos orejas. Me sorprendió que tan lejos como era posible de un hospital, me fueran arrancadas con un bisturí que convertía al rasgar la carne en seda...

Tinieblas egipcias

Mijaíl Bulgákov

"El asunto era el siguiente. Ese día, durante la consulta de la mañana, entró en mi consultorio una sonrosada campesina de unos treinta años. Hizo una reverencia ante el sillón ginecológico que estaba a mi espalda, sacó de su seno un frasco de boca ancha y dijo en tono halagüeño:"

Asomándose desde la Abrupta Costa

Italo Calvino

"Hay días en los que cada cosa que veo parece cargada de significados: mensajes que me sería difícil comunicar a otros, definir, traducir a palabras, pero que por eso mismo se me presentan como decisivos. Son anuncios o presagios que se refieren a mí y al mundo a un tiempo: y de mí no a los acontecimientos externos de la existencia sino a lo que ocurre dentro, en el fondo"

Ajedrez

Kjell Askildsen

"Un día hace mucho, antes de que mis piernas empezaran a flaquear seriamente, fui a visitar a mi hermano. No lo había visto desde hacía más de tres años, pero seguía viviendo donde fui a visitarlo la última vez."

La carne

Virgilio Piñera

"Sentose a la mesa y comenzó a saborear su hermoso filete. Entonces llamaron a la puerta; era el vecino que venía a desahogarse… Pero Ansaldo, con elegante ademán, le hizo ver el hermoso filete. El vecino preguntó y Ansaldo se limitó a mostrar su nalga izquierda. Todo quedaba explicado."

La radio enorme

John Cheever

"La música salía nítida. El sonido del nuevo aparato, pensó, era mucho más puro que el del antiguo. Decidió que lo más importante era el sonido y que podía esconder la fea caja detrás de un sofá. Pero tan pronto hubo hecho las paces con la radio empezaron las interferencias. Un crujido similar al chisporroteo de una mecha encendida acompañaba el cántico de las cuerdas."