Los colonos de Silverado

Resumen del libro: "Los colonos de Silverado" de

«Los colonos de Silverado» describe las andanzas y peripecias acaecidas durante la nada convencional «luna de miel» de Stevenson y su mujer, Fanny Osbourne, por las montañas de California, donde se alojaron en una mina de plata abandonada de la legendaria Silverado, una mina rodeada de escoria y herrumbre, aunque en un marco natural de belleza incomparable, contando como única compañía con un extravagante grupo de vecinos —entre los cuales destacan los Hanson, pertenecientes a la «escoria blanca pobre»—, las agazapadas serpientes de cascabel y el fantasma melancólico de algún viejo minero.

Libro Impreso EPUB

El escenario de este librito es una montaña alta. Por supuesto, hay muchas más altas; hay muchas con un perfil más grandioso. No es lugar de peregrinaje para el trotamundos de bolsillo, pero para uno que vive en sus laderas, el Monte Santa Helena pronto se convierte en un centro de interés. Es el Mont Blanc de una sección de la Cadena Costera californiana, sin que ninguno de sus vecinos próximos alcance la mitad de su altitud. Domina un país muy verde y escarpado. En primavera alimenta muchos arroyos de aguas bravas. Desde su cima se puede tomar una lección de geografía excelente: se ve, al sur, la bahía de San Francisco, con Tamalpais a un lado y Monte Diablo al otro; al oeste, y a treinta millas, el océano abierto; hacia el este, a través de los maizales y los espesos juncos de los pantanos del valle de Sacramento, donde el ferrocarril Central Pacific comienza a escalar las laderas de las Sierras; y hacia el norte, por lo que sé, la blanca cabeza de Shasta dominando Oregon. Tres condados, el Condado de Napa, el Condado de Lake y el Condado de Sonoma, recorren sus abruptas estribaciones. Su pico desnudo está casi a cuatro mil quinientos pies sobre el mar; sus laderas están bordeadas de bosques; y el suelo, pelado, brilla tibio de cinabrio.

La vida a su sombra transcurre plácidamente. Ciervos, osos, serpientes de cascabel y antiguas operaciones mineras son las charlas básicas de los hombres. La agricultura apenas había comenzado a extenderse desde el valle. Y aunque en unos pocos años todo el distrito pueda estar sonriendo con granjas, trenes que al pasar sacudan la montaña hasta el corazón, hoteles con muchas ventanas iluminando la noche como fábricas y una próspera ciudad ocupando el lugar de la somnolienta Calistoga, no obstante, mientras tanto, alrededor de la montaña, el silencio de la naturaleza reina en gran medida intacto, y la gente de la colina y del valle se pasea dedicándose a sus asuntos como en los tiempos de antes del diluvio.

Para llegar al Monte Santa Helena desde San Francisco, el viajero tiene que cruzar dos veces la bahía: una por el ajetreado transbordador de Oakland, y otra vez, después de aproximadamente una hora de tren, desde el trasbordo del empalme de Vallejo a Vallejo. Desde allí se toma una vez más el tren para subir la gran cuenca verde del Valle de Napa.

En todas las contracciones y expansiones de ese mar interior, la Bahía de San Francisco, puede haber pocos escenarios más monótonos que el transbordador de Vallejo. Orillas yermas y un bajo islote baldío rodean el mar, y a través del estrecho la marea borbotea lodosa como un río. Cuando hicimos la travesía (con destino, aunque todavía no lo sabíamos, a Silverado) el vapor saltaba y las negras boyas bailaban en el agitado mar; la brisa del océano llevaba un frío mortal, y aunque el cielo en lo alto todavía no tenía rastros de vapor, las brumas marinas entraban a raudales desde mar adentro, sobre las cimas de las colinas del Condado de Marin, formando una gran nube plateada e informe.

Robert Louis Stevenson.Conocido como uno de los más destacados novelistas británicos del siglo XIX, nació el 13 de noviembre de 1850 en Edimburgo, Escocia, y falleció el 3 de diciembre de 1894 en Samoa. Este prolífico autor, cuya influencia en la literatura perdura hasta el día de hoy, dejó una marca indeleble en el mundo literario con su versatilidad y su pasión por la narración.

Stevenson es ampliamente reconocido por su contribución a géneros literarios diversos, desde novelas de aventuras e históricas hasta cuentos y poesía. Su obra más icónica, "La isla del tesoro", es un ejemplo magistral de narrativa de aventuras que ha cautivado a lectores de todas las edades a lo largo de generaciones. Además, su novela de horror psicológico, "El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde", explora temas profundos sobre la dualidad de la naturaleza humana y ha dejado una huella duradera en la literatura de terror.

Stevenson también demostró un interés apasionado por los viajes, lo que se refleja en sus crónicas de viaje y sus aventuras personales por el Pacífico Sur. Estas experiencias se tradujeron en obras como "Cuentos de los Mares del Sur", que ofrecen una visión fascinante de las culturas y paisajes de las islas del Pacífico.

Además de su destreza como novelista, Stevenson era un ensayista perspicaz, y su obra ensayística abordó temas diversos, desde la moralidad hasta la política. Su compromiso con cuestiones sociales y su valiente defensa del Padre Damián, un misionero católico en Hawai, en su carta abierta, demuestran su disposición a utilizar su voz para abordar temas importantes de su tiempo.

A lo largo de su vida, Stevenson luchó contra problemas de salud, incluida la tuberculosis, pero su determinación por vivir y crear fue insuperable. Su capacidad para combinar aventura, misterio y profundidad emocional en sus escritos le ha ganado un lugar perdurable en la literatura universal. La figura de Stevenson sigue siendo un faro de inspiración para escritores y amantes de la literatura en todo el mundo, y su legado literario perdura como un tesoro invaluable en la historia de la literatura británica.