Poetas

Poesía de Colombia

Poemas de Clara Mercedes Arango

Clara Mercedes Arango, nacida en Cúcuta en 1961, es una polifacética figura en la literatura y la educación colombiana. Reconocida por su talento como poeta, cuentista y crítica literaria, ha dejado una huella profunda en el panorama cultural.

Arango ha demostrado su versatilidad con un poemario y un libro de cuentos, publicados en revistas y magacines literarios tanto nacionales como extranjeros, alcanzando una audiencia global gracias a sus traducciones. Su carrera se entrelaza con la educación superior; desde 2003 hasta 2009, ocupó el cargo de Directora del Departamento de Extensión Cultural en la Universidad Externado de Colombia y lideró el Área de Lenguajes y Producción en la Facultad de Comunicación Social Periodismo.

Hoy en día, sigue enriqueciendo el ámbito educativo como docente, enseñando lengua española y francesa en la misma universidad. Además, imparte talleres sobre periodismo literario, corrección de estilo, diseño y edición de libros, así como talleres de escritura creativa dirigidos a estudiantes de diversas facultades.

Su contribución literaria y educativa va más allá de las aulas y las páginas impresas. Clara Mercedes Arango ha sido una fuerza impulsora detrás de la Colección poética «Un libro por centavos», que ha publicado numerosos poemarios, incluyendo a clásicos como José Asunción Silva, así como a nuevos talentos como Andrea Cote Botero. Esta iniciativa única ha distribuido más de un millón de ejemplares de poesía colombiana de manera gratuita en todo el país, a través de bibliotecas, casas de cultura, universidades y otros medios, fortaleciendo la conexión entre la literatura y el público.

La visión de Clara Mercedes Arango, su dedicación a la educación y su pasión por la literatura se entrelazan en su legado. A través de su poesía despojada y en ocasiones epigramática, y su incansable trabajo en la promoción literaria, ha dejado una marca perdurable en la cultura y la educación de Colombia. Su carrera, llena de logros, representa un testimonio de su compromiso con la literatura y su deseo de compartir la belleza y el poder de las palabras con el mundo.

Solo

Solo estamos los dos
el olvido y el espejo
en un pacto,
una alianza,
donde la piel recuerda.
Y el espejo
es la memoria
del deseo insatisfecho.

Todavía

A Olga Orozco

Todavía me duelen
las manos que me faltan,
las que hicieron música
en mi cuerpo.
Todavía me duelen
las manos que me faltan,
las del atrevido ilusionista
que engañó mi pubertad.
Todavía me duelen
las manos que me faltan,
aquéllas que me guiaron
para hacer el poema.

Huyamos

Huyamos
antes de que nos alcance
la urgencia que sentimos.
Huyamos ya
cuando necesitarnos
se hace insoportable.

Palabras

No malgastes en ofensas
palabras
que un día te sirvieron
para seducirme.
Te prefiero
silencioso
del lado oscuro
que crees
te ilumina.

Temerosa

Temerosa en las noches
deambulo por la casa
y me asusta
pensar que no estoy sola
que me persiguen
las sombras
de fantasmas memoriosos
en los espejos
provocándome
con sus ojos lascivos.
Pero,
de esa legión
de hambrientas sombras
sólo hay una
que quisiera rescatar:
la de tu cuerpo exhausto
después de la batalla
en que fui tu victoria,
tu agradecida recompensa.

Huésped

¿Por qué en domingo
tu ausencia
se vuelve insoportable
si ha sido siempre
huésped de la casa?

Imágenes

Cuando la noche tenue y déspota
entra a cuarto
desaparecen
en una silenciosa penumbra
la forma de las cosas.
Acorazada en las tinieblas
me transformo
en una sombra más.

Desearnos era inevitable

Cuando nuestros cuerpos se atrajeron
desearnos era inevitable
cuando nos entregamos
al lenguaje de los labios,
nos traicionaron las palabras.

Los espejos

Los espejos
de los lugares clandestinos
se agobian con el peso de los cuerpos
el milagro de la luz no permite repeler
el deseo de la piel.
Los espejos imitan
la doble danza de los dedos
que encendieron nuestros laberintos.
De regreso a casa
traigo conmigo:
tu aroma que me alivia,
la imagen de tu cuerpo
luchando contra el mío
y tus manos,
para que le enseñen a las mías,
la destreza de las tuyas.

Saudade

Llueve
te extraño
y busco refugio
para sentir que vuelves a ocupar
el lugar más sensible de mi cuerpo
con manos, ojos y labios.
Y afuera, la llovizna
que antes erizó mi piel
se desliza por dentro.

El viento

El viento
trae al fantasma
que usa su perfume.
Lo escucho
cuando me habla,
sin palabras
me acaricia
sin rozarme
y sin labios
me besa.