Relatos Norteamericanos

La costa

Ray Bradbury

Marte era una costa distante y los hombres cayeron en olas sobre ella. Cada ola era distinta y cada ola más fuerte. La primera ola trajo consigo a hombres acostumbrados a los espacios, el frío y la soledad...

El lago de la luna

Eudora Welty

Desde el principio su martirizada presencia les afectó seriamente. Acabó siendo inquietantemente familiar para ellos escuchar el soplido de desprecio con que tocaba la D trompeta. A veces apenas si podían reconocer lo que él creía estar tocando...

Carrera en la mañana

William Faulkner

Yo iba en la barca cuando lo vi. Anochecía. Acababa de dar de comer a los caballos y de bajar hasta la orilla y de desatracar la barca para cruzar el río y volver al campamento, cuando lo vi, como a la mitad de un cuarto de milla río arriba...

Centinela

Fredric Brown

Estaba húmedo, lleno de barro; tenía hambre y frío, y se hallaba a cincuenta mil años luz de su casa. Un sol daba una rara luz y la gravedad, que era el doble de aquella a la que él estaba acostumbrado, hacía difícil cada movimiento...

La navidad es triste para los pobres

John Cheever

La Navidad es una época triste. La frase acudió a la mente de Charlie un instante después de que el despertador hubo sonado, y le trajo otra vez la depresión amorfa que lo había perseguido toda la tarde anterior...

Charles

Shirley Jackson

El día que mi hijo Laurie empezó a ir a la escuela de párvulos renunció a los pantalones de pana con peto y empezó a llevar vaqueros con cinturón. La primera mañana, lo vi salir con la niña mayor de la casa de al lado y me di cuenta de que había terminado una época de mi vida...

Un par de medias de seda

Kate Chopin

La pequeña señora Sommers se encontró inesperadamente un día con que era la feliz poseedora de quince dólares. Para ella esa era una gran suma de dinero y la manera en que abultaba su viejo y gastado porte-monnaie la hacía sentirse importante como no se había sentido en años...

La piedra negra

Robert E. Howard

La primera vez que leí algo al respecto fue en el extraño libro de Von Junzt, el excéntrico alemán que vivió de forma tan peculiar y murió de manera tan atroz y misteriosa. Tuve la fortuna de acceder a sus Cultos Sin Nombre en la edición original, el llamado Libro Negro...

El reencarnado

Ray Bradbury

Con el tiempo superarás el complejo de inferioridad. Tal vez. No depende de ti. Toma la precaución de salir a la calle cuando ya haya anochecido. Sin duda el calor del sol representa un problema. Y las noches de verano no son el mejor aliado...

Un hombre llamado Flitcraft

Dashiell Hammett

Flitcraft salió un día de su oficina de corredor de fincas para ir a comer. Salió y jamás volvió. No acudió a una cita que tenía a las cuatro de la tarde para jugar al golf, a pesar de que fue idea suya concertarla solamente media hora antes de salir...

El peatón

Ray Bradbury

Entrar en aquel silencio que era la ciudad a las ocho de una brumosa noche de noviembre, pisar la acera de cemento y las grietas alquitranadas, y caminar, con las manos en los bolsillos, a través de los silencios, nada le gustaba más al señor Leonard Mead...

Diez indios

Ernest Hemingway

Después de un 4 de julio, Nick, que volvía a casa ya tarde en la gran carreta de Joe Garner tras haber estado en el pueblo, vio a nueve indios borrachos junto a la carretera...

Los dioses de Bal-Sagoth

Robert E. Howard

El relámpago deslumbró los ojos de Turlogh O’Brien y sus pies resbalaron sobre un charco de sangre mientras se dirigía tambaleante hacia la oscilante cubierta. El entrechocar del acero rivalizaba con el estruendo del trueno, y los gritos de muerte atravesaban el rugido de las olas y el viento...

La muerte de Justina

John Cheever

Bien sabe Dios que esto se vuelve cada vez más absurdo y corresponde cada vez menos a lo que recuerdo y a lo que espero, como si la fuerza de la vida fuera centrífuga y nos distanciara más y más de nuestras ambiciones y nuestros recuerdos más puros...

El levantamiento indio

Donald Barthelme

Defendíamos la ciudad lo mejor que podíamos. Las flechas de los comanches caían en nubes sobre nosotros. Sus hachas de guerra chocaban estrepitosamente contra el pavimento amarillo y blando. Había trincheras a lo largo del bulevar Mark Clark y habían puesto alambre luminoso en los setos...

El barril mágico

Bernard Malamud

Leo Finkle, estudiante rabínico en la Universidad Yeshivah, vivía no hace mucho en la parte alta de la ciudad de Nueva York, en un cuartito modesto pero lleno de libros. Tras seis años de estudios, Finkle iba a ser ordenado en junio, y un conocido suyo le había aconsejado que si se casaba, le sería más fácil obtener una congregación...

La broma

Fredric Brown

El robusto hombre del traje verde chillón extendió su manaza sobre el mostrador del quiosco. -Jim Greeley -se presentó-. Compañía de Novedades Ace. El empleado le dio la mano y de pronto se sacudió convulsivo cuando algo zumbó dolorosamente en su palma...

El marido de Tom

Sarah Orne Jewett

No voy a detenerme en las circunstancias que llevaron a que mi héroe y mi heroína se casaran. A pesar de que su noviazgo casi alcanzaba la perfección, tal y como ellos lo veían, la mayor parte de sus características lo convertían en común a ojos de otras personas...

El porche

Herman Melville

Al este, ese largo campo de las colinas Hearth Stone, que se desvanece a lo lejos, hacia Quito. Cada otoño, un copillo blanco de algo indefinido mira de pronto, en las mañanas frías, desde el farallón más alto. Es la oveja recién creada por la estación, su vellocino más temprano; y luego el amanecer de Navidad...

El Gran Rostro de Piedra

Nathaniel Hawthorne

El Gran Rostro de Piedra, pues, era una obra de la naturaleza en su talante de majestuosa travesura, formada en la vertiente perpendicular de una montaña por unas inmensas rocas que habían caído juntas en una posición tal que, al ser contempladas a la distancia adecuada, se asemejaban precisamente al semblante humano...