Poetas

Poesía de Argentina

Poemas de Carlos Ríos

Carlos Ríos (Santa Teresita) es un poeta y novelista argentino. Ha publicado poemas sueltos y libros de poemas y una novela editada en 2009. Obtuvo diversos premios literarios por su obra poética y cuentística.

Necesito de ti

Aquí te cuento mi vida
las necesidades de mi supervivencia
te cuento y no es fantasía
que de mi corazón tú eres su esencia
un corazón oprimido
un corazón sufrido
un corazón que necesita de ti
para vivir y ser feliz.
Necesito de tu alegría para reír
necesito de tu energía para andar
necesito de tu odio para odiar
y de tu indulgencia para perdonar
mi vida es un gran abismo sin ti
un vacío
que sólo tú puedes cubrir
necesito de ti para poder vivir
necesito de tu ausencia
para sentir el fin.
Mi presencia no soporta tu ausencia
eres la esencia de mi existencia
eres la estructura de mi destino
única dirección de mi camino
te cuento que para mis ojos
el mundo tiene tu apariencia
y que mi alma se identifica
con la belleza de tu conciencia.
Necesito de tus labios para besar
necesito de tu aliento para respirar
del dulce aroma de tu piel para olfatear
necesito de tu amor para poder amar
mi vida es un gran abismo sin ti
un vacío
que sólo tú puedes cubrir
necesito de ti para poder vivir
necesito de tu ausencia
para sentir el fin.

Trasunto epigonal

Juarroz, de tanto leerte
conozco tus palabras favoritas
y las anoto en mi cuaderno
para ver si me sale algo
con el estilo propio
de quien ve todo
con la claridad
de un relámpago
en la noche. Anoto las palabras
digo mundo hombre mirada dios
muerte ser universo caída amor
pensamiento palabra (cómo no)
tiempo cosas ausencia vida ojo.
En mi letra se hacen propias
tus necesidades de poeta
y pasan a un segundo plano
las mías que no le importan
a nadie. Vos sabés, Juarroz
que te adoro hasta el plagio.
Te reís, decís que eso ya fue
dicho por un escritor de otro
escritor. No soy muy creativo
lo reconozco. Pero habitan en mí
sentimientos que me alejan del sol
busco en las sombras lo que es mío
soy tu mejor epígono
me cocino en tu arroz
por vos soy un poeta
y por vos no lo soy.

Primera confesión

Escribo poemas
y después borro
palabra a palabra.
Qué pena Juarroz
hacer de la poesía
leña de árbol caído
o como cantan ahí
leña para el carbón.
En fin. Hoy aprendí
de vos
el valor
central
la síntesis.
Que lo malo
(si existe)
puede ser
vertical
y peor.

Mímesis

En tus poemas
los modismos
no existen. La puntuación
el juego de repeticiones
por dentro o por fuera
del esquema lógico
sí. Punto y aparte
donde la forma
hace sombra
y mastica
su origen
o como dicen
en la riña de gallos
otro que se muerde
la cola. Fue el modo
de decir tu forcejeo
con lo más clásico
aquella estatua
equis
equis
ele
terminó
por derrumbar
tu proyecto.
Todavía
te leen
yo
ya
no.
Igual
escribo
para vos
palpito la digresión
el cepo mimético
es mi condena
sos mi droga
la curación
mi campo
de batalla
y esa tela
de araña
que sale
de la araña.
Vos entendés
más que nadie
esto que digo
traducilo
para
mí.

La bestia de las palabras

Querido Juarroz
soñé que levantabas el tubo del teléfono
y discabas equis número al azar
con voz de ultratumba recitabas de memoria
el primer poema que se te venía a la cabeza.
Esto que podría ser el comienzo de una biografía hermosa
tiene sus bemoles.
En pocos días te transformaste en el loco del teléfono
que originó la huida de un pueblo de provincia
hacia otro vecino
sin cuadrillas de Entel
y sin poetas.
Carajo qué miedo les metiste.
Les temblaban las patas cuando colgaban el auricular
y lo dejaban en cruz por temor a que regresara la bestia de las palabras
que tanto daño inculcó a las nuevas generaciones con su shalalá
las figuras de cartón nada dijeron porque habían desaparecido
en el último festival latinoamericano de cabecitas verdes.
La SADE todavía no se expidió sobre el asunto
algo dirán cuando vuelvas con tu gira vertical a Dorrego
si es que se animan a opinar
sobre un caso desbordante de malicia
y otras versiones que no vienen a cuento en esta triste fantasía
que sólo busca ajustarse a una verdad porque así es la poesía
un teléfono siempre a punto de extraviar el tono
y una de las maneras más precisas de pronosticar
que al otro lado del mundo hay una voz idéntica
lista para condenarnos.