Poetas

Poesía de México

Poemas de Daniel Gutiérrez Pedreiro

Daniel Gutiérrez Pedreiro. (La Paz (Baja California Sur), 1964) es un poeta mexicano. Su obra ha merecido análisis y antologías. Estudió Letras Hispánicas en la UNAM. Perteneció al Consejo Editorial de la revista Equipo Mensajero. Editor del Frente de Afirmación Hispanista, A. C., a cargo de antologías, facsimilares y la revista Norte, de distribución internacional. A su cargo han estado las ediciones facsimilares, entre otras, de El Quijote de la Mancha (1608), La poesía cubana en 1936, La poesía moderna en Cuba (1926), Poetas jóvenes cubanos (1922), Cien sonetos a la muerte de Lope de Vega (1636), Edición facsimilar selecta de El hijo del Ahuizote (2010). Ha publicado poesía, cuento, crítica literaria, pintura, dibujo y fotografía, todo a nivel internacional.

El sueño de Dánae

1

En tu cuerpo cabalga mi existencia entera,
Mujer de beso en labio sorprendido,
En tu sexo florece el escondido
Sol de rosas que ilumina tu cadera.
Desnuda mariposa en primavera,
Luna blanca de alabastro despedido
Encuyo cprazón la luz ha sido,
Construyendo mi efímera quimera.
Mujer de pechos blancos como fuego,
Animal abandonado a mi mordida,
Eco del cuerpo en cuyo juego
Brilla la sangre profunda de la herida
De donde brotan ángeles que luego
Han de contarse en la historia de mi vida.

6

Busco en tu boca mi sustento,
El pan, el vino y el reposo,
El aliento que termine el soledoso
Caminar de ciego que lamento.
Busco en tu lengua mi alimento,
El fruto maduro que amoroso
Abandonas con abrazo sigiloso
En m boca multiplicada en tu aliento.
Busco en tu saliva los ardores
Que corren dulcemente mi garganta
Embriagándome el alma en tus licores.
Busco, Dánae, ambrosía tanta:
Llenarme la boca con sabores
Que sólo tu boca me decanta.

10

Beberé en tu cuerpo el vino eterno.
Libaré tu sexo de manzana abierta,
Cruzaré la noche como bestia incierta
Que sangra mil gritos del Averno.
Cruzaré tus muslos de afilado interno,
Clavaré mi lengua por tu puerta:
Templo hecho mujer en la desierta
Cabalgata de mi ardiente infierno.
Lameré tus jugos de fruta iluminada
Y seré tu caminante enceguecido
En la noche que lenta se degrada
Con relojes de un tiempo ya vencido.
Correré tu sexo de granada
Ebrio de tus jugos y perdido.

18

No puedo cantar sino tu cuerpo,
Pan tibio que me sacia el hambre,
Caliente mesa en que devoro vientos,
Internos pájaros del eco y el desangre.
No soy poeta, apenas hombre,
Cansado y viejo ángel desarmado,
He perdido vida, he perdido alas,
Si canto a tu cuerpo es sólo agonizando.
Mis manos flacas, cansados mis ojos,
El pecho quebrado por la vida dura,
Mis espaldas sin alas, la voz fracturada.
Y desnudo estoy en algún rincón del eco,
No soy poeta, apenas hombre,
Ángel sin alas que continúa cantando.

27

No quiero ojos, sino verte,
Multiplicar mi estrella en tu mirada
Ser la luna perdida y llamarada
Que consume mi aliento al poseerte.
No quiero la luz sino tenerte,
Hacer de cada noche la alborada,
Esa luna de plata y madrugada
Que me llena total al recorrerte.
No quiero eternidad sino tu piel,
Morirme cada día en tus esteros,
Llenarme cada día de tu miel,
Abrirme cada día a los enteros
Caminos que ha marcado con luz fiel
La luna que dibuja tus linderos.

32

No tengo nombre sino es tu aliento
Quien lo pronuncia cada desvelo,
No tengo ruta si no es tu cielo
El que abrasa ni vuelo al viento.
Ícaro perdido en el intento,
No tengo nombre ni alcanzo vuelo
Si no es la ruta perfumada de tu pelo
La que me ahoga el pensamiento.
Fantasma triste y envejecido,
Mis manos buscan nocturnas flores
En acuarelas de tu sentido.
Yo soy la sombra de tus amores,
Ángel cansado, ángel vencido
Bebo en tu cuerpo mieles y flores.

41

Rondan las mieles de tus pechos
Abejas asesinas y cigarras,
Alargados dientes, afiladas garras
Y ángeles soberbios contrahechos.
Ronda mi lengua los pertrechos
De tus muslos, barcaza sin amarras,
Dánae, me tienes, te desgarras
Con pájaros lácteos y despechos.
Rondan mis dedos tu entrepierna,
La tibieza abismada de tu fruta,
El caliente delirio en que se averna
La abeja de fuego, la absoluta
Pulpa dulcemente y tierna,
Abandonada miel en azúcar bruta.