Poetas

Poesía de Francia

Poemas de Germain Nouveau

Germain Marie Bernard Nouveau (31 de julio de 1851 – 4 de abril de 1920) fue un poeta francés del movimiento simbolista. Célebre por su amistad con Arthur Rimbaud y Paul Verlaine.

Amor

No temo a los reveses del destino,
a nada temo, ni a la tortura,
ni a las mordeduras de serpiente,
ni a los cálices de veneno,
ni a los ladrones que huyen del día
o a sus subordinados cómplices,
si amo.
Me río estruendosamente,
no me importa la magia,
ni el florecimiento del odio,
pero de las caricias podría
hacer mi deleite, el ruido
de guerra en el tambor,
las espada en los fuegos artificiales,
si amo.
Odio mirar al gato que duerme
sin desearme mal alguno;
espero la muerte, la desgracia,
el sufrimiento y los malos tratos;
soy valiente, sin vicios, rey al
frente de mi palacio,
líder de las milicias,
si amo.
Concédeme el amor hasta que
mi pelo negro se torne lacio,
y ningún dios pueda hacerme paliceder,
si amo.

Las palomas

El oscuro negro y el esperanzador verde
nunca aguardan la flor que baten las palomas
y a las tumbas agrada.

Ellas irrumpen desde el cielo,
cargadas de fruta, desnudas
y perdidas sus plumas en
en el viento y en los
antiguos caminos.

Esclarece el día
desde lo alto del árbol
en hermoso equilibrio.

La delicia de sus ojos
atrapa un trozo de cielo,
incuba la madrugada
en el lecho inferior del
cementerio.

Y cada árbol ahuyenta la
desesperación más enfermiza,
bajo la multitud de plumas blancas,
en medio de sus arrullos.

Estas aves, cuyas voces son hermanas,
son, obviamente, las almas
de niñas y mujeres

Cuya tumba suave brilla
en la luna de cada noche y
escribe sus gélidos epitafios.

SONNET D’ETÉ

Nous habiterons un discret boudoir,
Toujours saturé d’une odeur divine,
Ne laissant entrer, comme on le devine,
Qu’un jour faible et doux ressemblant au soir.

Une blonde frêle en mignon peignoir
Tirera des sons d’une mandoline,
Et les blancs rideaux tout en mousseline
Seront réfléchis par un grand miroir.

Quand nous aurons faim, pour toute cuisine
Nous grignoterons des fruits de la Chine,
Et nous ne boirons que dans du vermeil;

Pour nous endormir, ainsi que des chattes
Nous nous étendrons sur de fraîches nattes;
Nous oublirons tout, – même le soleil!

LE BAISER (II)

Comme une ville qui s’allume
Et que le vent vient d’embraser,
Tout mon cœur brûle et se consume,
J’ai soif, oh ! j’ai soif d’un baiser.

Baiser de la bouche et des lèvres
Où notre amour vient se poser,
Plein de délices et de fièvres,
Ah ! j’ai soif, j’ai soif d’un baiser!

Baiser multiplié que l’homme
Ne pourra jamais épuiser,
Ô toi, que tout mon être nomme,
J’ai soif, oui, j’ai soif d’un baiser.

Fruit doux où la lèvre s’amuse,
Beau fruit qui rit de s’écraser,
Qu’il se donne ou qu’il se refuse,
Je veux vivre pour ce baiser.

Baiser d’amour qui règne et sonne
Au cœur battant à se briser,
Qu’il se refuse ou qu’il se donne,
Je veux mourir de ce baiser.