Cuba

Los carboneros

Onelio Jorge Cardoso

"Estábamos a principios de julio. Para los tres meses siguientes sabíamos que llegaba la plaga. Eso no es cosa de juego. Está el tábano, pequeño como mosca, que pica solo en las orejas. Sube de la manigua a la altura del cuello, más aún, buscando las orejas, y pica hasta hincharlas y enrojecerlas."

El boxeador

Pedro Juan Gutiérrez

"Ella no sabe nadar. Viene a la playa con un libro y medio litro de ron. Yo adoro el agua. Me gusta alejarme de la orilla, nadar una hora, tonificarme, soltar toxinas."

Todas las emes del mundo

Rebeca Murga

"¿Es tonta la maestra? A él no le gusta bañarse, y la odia como nunca cuando frota la piel hasta dejarla ardiendo y llena de espuma. Pero eso no volverá a pasar, ya no, el niño es feliz ahora."

Silvia en N. Y.

Pedro Juan Gutiérrez

"El tipo, con su voz bronca, le dijo algo ininteligible y le sonó un par de galletazos por la cara que hicieron estremecer el cerebro de Silvia. El tipo quizás estaba drogado. Pegaba muy duro. Era mejor no enfurecerlo. No tenía preservativos. No le interesaban."

Desnuda en proscenio

Patricia Rodda

Poemas pertenecientes al volumen publicado por Aurelia Ediciones, La Habana, 2022…

Guerra civil

Reiniel Pérez

Poemas inéditos del cubano que en 2022 se convirtió en el más joven ganador en la historia del prestigioso Premio Internacional Loewe de Poesía…
Gato negro

El pan de Haller

Jorge Luis Rodríguez Aguilar

Un cuento del policía de la Saga de Hilario, aquí enfrascado en otro tipo de misterio…

El acoso

Alejo Carpentier

"…ese latido, que me abre a codazos; ese vientre en borbollones, ese corazón que se me suspende, arriba, traspasándome con una aguja fría; golpes sordos que me suben del centro y descargan en las sienes, en los brazos, en los muslos; aspiro a espasmos..."

Perro mundo

Marcial Gala

Es de noche aún, dije. Hace frío, dijo Katy, mejor nos ponemos en movimiento porque me parece como si las piernas se me fueran a congelar. Aguanta, tú sabes que ese CVP es un hijo de puta y aún me duele el culo de la patada que me dio la última vez...

Arturo, la estrella más brillante

Reinaldo Arenas

Arturo, el hijo de la vieja Rosa, asiste a un concierto musical y a la salida de éste, y aún embelezado por las dulces notas y acordes musicales de tan hermoso evento, se encuentra en medio de una de las tantas redadas, que con cierta frecuencia realiza la policías en contra de todos aquellos jóvenes que gustan de llevar el pelo más largo de lo habitual o que usan vestimentas muy demasiado apretadas o que por sus ademanes, más delicados de lo habitual, parezcan homosexuales, motivo más que suficiente para ser detenidos y condenados a realizar trabajos forzados en un campo de concentración exclusivo para ellos. Es aquí, que empleando su prodigiosa imaginación, Arturo construye un mundo irreal, que lo proteja y aleje de la barbarie que lo rodea.

Personas decentes

Leonardo Padura

La Habana, 2016. Un acontecimiento histórico sacude Cuba: la visita de Barack Obama en lo que se ha llamado el «Deshielo cubano» ―la primera visita oficial de un presidente estadounidense desde 1928―, acompañada de eventos como un concierto de los Rolling Stones y un desfile de Chanel, ponen patas arriba el ritmo de la isla. Por eso, cuando un exdirigente del Gobierno cubano aparece asesinado en su apartamento, la policía, desbordada por la visita presidencial, recurre a Mario Conde para que eche una mano en la investigación. Conde descubrirá que el muerto tenía muchos enemigos, pues en el pasado había ejercido de censor para que los artistas no se desviaran de las consignas de la Revolución, y que había sido un hombre déspota y cruel que había acabado con la carrera de muchos artistas que no habían querido plegarse a sus extorsiones. Cuando unos días después se encuentra un segundo cadáver asesinado con el mismo método, Conde deberá descubrir si las dos muertes están relacionadas y qué hay detrás de…

Última rumba en La Habana

Fernando Velázquez Medina

Presentamos un fragmento de una novela considerada entre las más representativas del realismo sucio latinoamericano, ahora reeditada por Ediciones Furtivas, de Miami…

La tiranía del las moscas

Elaine Vilar Madruga

«Ojalá hubiera caído en mis manos, siendo chavala, un libro como este, en el que se invita a los hijos a rebelarse contra sus padres, y no en un sentido metafórico. En La tiranía de las moscas ni la mamá mima ni el papá posa con los hermanitos y un selecto en lo alto. En La tiranía de las moscas la hermana mayor es una shakesperiana heroína llamada Casandra cuya epopeya consiste en la autodeterminación de su sexualidad contra el reaccionarismo tiránico por parte de su padre y patologizante por parte de su madre», Cristina Morales en el prólogo.

Francisca y la muerte

Onelio Jorge Cardoso

—Santos y buenos días —dijo la muerte, y ninguno de los presentes la pudo reconocer. ¡Claro!, venía la parca con su trenza retorcida bajo el sombrero y su mano amarilla en el bolsillo...

La espalda marcada

Yunier Riquenes

Antes de meterse a la ducha se detiene en el espejo. Las manos le recorren la cara, los labios y los lados de la nariz. Le había respondido no pasa nada; y no pudo disfrutar la mejor parte aunque se lo propuso. Quizás por eso no logró gemir con desesperación, ahogarse.

Testigo

Ian Rodríguez Pérez

"Esto huele a perro muerto en la carretera" ha llegado a ser la expresión que con más frecuencia tienes a punta de colmillo para referirte a una situación embarazosa, pero no es la única.

La manzana de Eva

Yadira Álvarez Betancourt

—Deberías volver a hacer juguetes, madre. —Ya no hago juguetes, sólo los reparo. La hija frunció el ceño ante la brusquedad de la respuesta. —Madre, no es que esté harta de venir hasta aquí a verte, pero deberías preocuparte más por tu bienestar y salir de este lugar.

Los venenos

Heriberto Machado Galiana

Las más grandes y feas son las que están en el corral de los puercos. En el baño viejo al final del patio, donde los machos orinamos para que el de casa no apeste, también las he visto así. Ni siquiera las que mamá vio en el rancho, donde se guardan los sacos de arroz y de frijoles, pueden ser del tamaño de estas.

Memorial de Penélope

Ernesto Pérez Castillo

Ya me aburrí de alejar de esta casa a los que me pretenden y ahora juego a que me violan y los decapito al amanecer. Pero son insaciables. Cada noche vuelven y beben y se hartan mientras yo les miro desde mi sillón de viuda probable y espero la medianoche en que sortean cuál me poseerá esa madrugada.

En candela con Ochosi

Erick J. Mota

Primero fue el dolor de muelas. Y luego. Y luego también. El dolor de muelas persiste en todo momento y carece de posición de alivio. Los calmantes casi nunca funcionan y siempre la cura es mucho más dolorosa. No existe sentencia ni castigo en el mundo que supere a un dolor de muelas.